Pocas veces en la historia del país la inmensa mayoría de los mexicanos hemos vivido con tanta angustia, inseguridad y frustración como vivimos hoy en día.
La inseguridad para algunos es física, ante la posibilidad de ser asaltados, heridos o asesinados, como ven que sucede a su alrededor. Para otros la inseguridad es más etérea, sus riesgos están en la posible pérdida de su negocio, de su casa o de su auto, al no poder pagar lo que deben, como consecuencia del encarecimiento cotidiano. La inseguridad de conservar el empleo o de poder conseguir uno, sigue siendo tema recurrente de conversación. Para otros más, la inseguridad es más elemental: ¿podremos comer hoy?, ¿mañana?
Ante esta situación dramática a la que nos han llevado gobiernos pasados y presentes, siguiendo las recetas que a su vez les imponen a ellos, los mexicanos necesitamos un cambio, pero no se trata de un cambio de unos gobernantes por otros, sino de algo bastante más esencial, un cambio de sistema, de rumbo, de valores éticos reales. Quizás mucho de esto no sea posible en el corto plazo, por los intereses creados que antes deben ser destruidos, por los valores antiéticos que padecemos y que parecen estar en todas partes, y desde luego en todos los partidos.
Las elecciones próximas constituyen una posibilidad de cambio y de mejora, la posibilidad de salir de la crisis política, económica y ética en la que estamos inmersos. Por eso hoy los ciudadanos necesitamos propuestas, esperamos propuestas, exigimos propuestas, de los candidatos a los diferentes puestos de elección, pero también tenemos propuestas y queremos que nos escuchen y se comprometan con ellas. Esta es la idea de la consulta ciudadana convocada por Alianza Cívica y Causa Ciudadana.
Sabemos que como parte de la crisis política y moral que padecemos, los partidos políticos tienen o podrían tener delincuentes en sus filas; les pedimos encarecidamente a cada uno de ellos hacer un esfuerzo serio para detectar a los propios, asegurándose de colocarlos en un sitio donde no puedan seguir haciendo daño, y cuidando de no involucrar a los ciudadanos en ese tipo de disputas e investigaciones internas, que no son de nuestra competencia.
Los ciudadanos estamos interesados en conocer y discutir soluciones a nuestros problemas agobiantes, no en conocer las calificaciones que obtuvo un candidato cuando cursaba la secundaria, ni las impresiones y fobias que pueda tener hacia sus adversarios.
Este es el mensaje que recibió Carlos Castillo Peraza con bastante claridad hace unas semanas; por favor, no insistan en ello.
Hace unos días se realizó el debate entre los candidatos a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Estoy de acuerdo en que un debate no debiera ser la razón para votar por quien nos pareciera que actuó mejor, pero tampoco me queda duda que el debate era motivo de interés en todo el país, por lo que la decisión de las cadenas televisoras de suspender la transmisión que ellas mismas habían anunciado, constituye un nuevo atentado al derecho a la información de los mexicanos, por parte de esas empresas.
Los ciudadanos entendemos el interés que cada partido tiene de ganar las elecciones, pero habiendo cauces claros para ello, no estamos de acuerdo y nos opondremos a que uno de ellos pretenda violentar la voluntad popular, a través del miedo, la compra y coacción de electores, la desestabilización y la siembra de confusión; necesitamos que las elecciones se ventilen en torno a propuestas, a convencimientos y a compromisos mutuos entre candidatos y ciudadanos; cualquier otra cosa dañaría mucho a nuestro país, nos dañaría a nosotros.
La próxima semana se realizará la consulta nacional convocada por Alianza Cívica y Causa Ciudadana, para proponer y exigir a los candidatos al próximo congreso una representación digna y comprometida con la sociedad. Infórmate y participa.