La Jornada 31 de mayo de 1997

Poniatowska: alta manifestación del espíritu, la poesía da vida interior

Angélica Abelleyra Ť Vestida como ``silloncito negro'' y leyendo su discurso en papel reciclado, en hojas por el reverso llenas de frases y tachones de una entrevista realizada en otros tiempos, la escritora Elena Poniatowska recibió el jueves por la noche la medalla Gabriela Mistral que le concedió el gobierno de Chile a fin de conmemorar el otorgamiento del primer Premio Nobel de Literatura en América Latina a la creadora de Lagar y Desolación, y con motivo de la visita a nuestro país del escritor Jorge Edwards, invitado a la ceremonia.

El poeta Octavio Paz, otro mexicano distinguido con la condecoración, no asistió por motivos de salud. En tanto, en 21 países de América Latina, Estados Unidos y Europa fueron galardonados otros 28 escritores como Rafael Alberti, Nélida Piñón, Mario Benedetti, Arturo Uslar Pietri, Ernesto Cardenal, Blanca Varela, Pedro Mir, Maruja Vieira, Gregory Rabassa, Eduardo Bahr, Louise Bennet y Jacques de Bruyne.

Sin conocer Chile, me siento cercana

Aquí, en la sede diplomática del embajador Carlos Portales, escritores y amigos de la autora de Hasta no verte Jesús mío y La noche de Tlatelolco, ocuparon sus sitios desde temprana hora. Puntual, la narradora y periodista llegó con su madre Paulette Amor y presumía con todos el calificativo que aquella le había dado a su vestido negro: ``Dice mi mami que estoy de silloncito porque esta tela amortajada lo parece'', se divertía Poniatowska.

Luego hablaría con los reporteros sobre su amor por la poesía, pero su terror de ver publicados algunos de los poemas que ha hecho: ``Tengo un chorral pero se me hace que todos son una porquería horrible. Hay unos poemas de cuando era joven que corrigió Octavio Paz, pero todo lo guardé porque pensaba que a nadie le servirían y tenía esa idea de serle útil a mi país''.

--¿Cuál es la utilidad de la poesía?

--Te da una vida interior, te enriquece, te sostiene en los momentos de angustia. A veces, cuando ando volando bajo, leo poesía y me levanta muchísimo. Además, la poesía es una de las manifestaciones más altas del espíritu.

Antes de leer dos cuartillas en las que rememoró a Mistral, esa poeta que según Volodia Teitelboim, ``se sentía la cordillera de los Andes'', Poniatowska se refirió a Chile y los hilos que ha establecido con esa nación:

``Nunca he ido, pero existe el nexo con Salvador Allende, que es enorme, y el recuerdo de doña Tencha (Hortensia Bussi) cuando recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Puebla, hace un titipuchal de años. A mí me pidieron que hiciera un discurso sobre ella y, como le gustó mucho, me invitó a Chile cuando cambiaron las cenizas de Allende. No pude acudir''.

--¿Cuál es la relación de Poniatowska con Mistral?

--He leído mucho a Gabriela Mistral y a otros poetas a quienes admiro, porque me nutren. Por ejemplo, hay un poema de ella que me llama mucho la atención porque grita: ``Un hijo, un hijo... Yo quise tener un hijo, tuyo y mío''. Y se me enchina el cuero porque obviamente lo escribe cuando ya no lo tuvo.

Paz y Poniatowska, universales

Al lado del embajador de Chile, Carlos Portales, la ministra de Estado para Asuntos de la Mujer, Josefina Bilbao, fue la encargada de poner en manos de Poniatowska la Medalla Gabriela Mistral y un diploma que consigna la condecoración. ``Este va a ir a dar a casa de mi mamá'', recibió el cuadro la narradora de Querido Diego te abraza Quiela y así acababa la velada en la que el diplomático anfitrión destacaba ``la trascendencia universal'' de los dos mexicanos seleccionados y leía algunos pasajes de la obra de Mistral en gratitud a México, ese ``territorio trágico y suave a la vez, donde un pueblo parecido al japonés vive en cada día la cordialidad y la muerte''.