Banquete en puerta. El sábado próximo será, una vez más, Día de la Libertad de Prensa, y no habrá mejor oportunidad para aludir a la abominable censura que los secretarios de Gobernación y de Comunicaciones y Transportes impusieron al debate entre Cuauhtémoc Cárdenas y Alfredo del Mazo.
Según informes que han llegado hasta la Cárcel Pública de Tecamacharco (donde el tonto del pueblo continúa a la sombra), a la tradicional comilona del 7 de junio, que reúne a los funcionarios del régimen con los empresarios de la palabra efímera, esta vez concurrirán los siete candidatos al gobierno del Distrito Federal y cada cual pronunciará un mensaje de campaña.
Lo interesante del caso es que, en Los Pinos, todavía no deciden si a la mesa de honor estará el jefe del Ejecutivo federal, como todos los años, o si éste será representado por el secretario de Gobernación, como ocurrió el 7 de junio de 1994, cuando los candidatos presidenciales --Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas entre ellos-- comieron con Jorge Carpizo, porque en opinión del actual ``villano favorito de México'' --título honorario que también puede ser heredado--, no era correcto que el excelentísimo señor presidente se involucrara en la contienda.
Hoy el cuadro es distinto. Zedillo no sólo se ha metido abiertamente en la campaña, sino que defiende sus personales derechos de hacer proselitismo en favor del PRI. De modo que, si por ventura llegase al banquete, es harto probable que termine sumando sus críticas contra el Partido de la Revolución Democrática, a los previsibles reproches que declamarán, asimismo, los candidatos del PRI, del PAN y de las fuerzas liliputenses, encabezadas por el fogoso Jorge González Torres, el pequeño hombre verde, y tal vez por el doctor Ignacio Burgoa como abanderado temporal del Partido del Trabajo.
Lista de invitados. El segundo escenario para la comida es que Zedillo ceda su lugar en la mesa a Emilio Chuayffet, jefe de la política interior y, por lo tanto, primer responsable directo de la odiosa censura televisiva del domingo, si bien, de acuerdo con el organigrama constitucional del gabinete, su responsabilidad es idéntica a la del secretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán, uno de los funcionarios que se opusieron con más vehemencia a la divulgación del programa del Canal 40 sobre los abusos del padre Maciel contra los Legionarios de Cristo.
Hace dos semanas, en una entrevista con Ricardo Rocha que pasó por el Canal 2 de Televisa, Porfirio Muñoz Ledo afirmó que el régimen no está comprometido seriamente con la transición democrática. Esto es verdad. Zedillo trabaja de tiempo completo como activista del PRI; Chuayffet dirige la batuta de los medios de comunicación para desprestigiar a Cuauhtémoc Cárdenas; Guillermo Ortiz pospone la devaluación del peso para después de los comicios, porque ahora derrocha los fondos del Estado financiando la terminación del mayor número de obras públicas a cargo del llamado gabinete social, mientras José Angel Gurría Ordóñez y la Secretaría de Relaciones Exteriores prosiguen su férrea lucha contra los observadores electorales que han solicitado y obtenido el subsidio de la Unión Europea. En suma, los operadores políticos más torpes que ha tenido el régimen presidencialista, en la hora de la desesperación gesticulan, calumnian, sobornan, amenazan y cometen errores cada vez más obvios --como interrumpir la transmisión del debate a la provincia--, tratando de evitar el mayor descalabro electoral del PRI en la historia. Pero tal como ha ocurrido durante los últimos dos años y medio, todo les sale al revés. Y a cada paso que dan, tropiezan.
PT: la sopa fría. La renuncia de Francisco González Gómez a la candidatura del Partido del Trabajo para el gobierno del Distrito Federal, evidencia cuán profunda es la desorganización política no sólo en las filas del régimen sino de uno de sus más obedientes aliados.
En efecto, el pequeño agrupamiento que en 1991 se convirtió en partido bajo el patrocinio de Salinas de Gortari, y que en 1994 impulsó a Cecilia Soto González (por sus iniciales, tocaya del ex presidente incómodo) para restarle votos a Cárdenas, esta semana se colapsó repentinamente a causa de problemas económicos. Lo curioso es que éstos no fueron provocados por dineros que faltan, sino por dineros que sobran pero nadie sabe dónde están.
El Instituto Federal Electoral (IFE), como tal vez ya se sabe, otorgó al PT un subsidio de 28.8 millones de pesos para la campaña en la ciudad de México. Hasta abril, González Gómez había recibido sólo 4.7 millones y de la cuota asignada a la promoción de su candidatura tenían que darle 7.2 millones más. Lo que González Gómez desconoce es a dónde fueron a parar los 17.1 millones restantes, considerando que para el 6 de julio quedan apenas cinco semanas.
La sospecha que ahora envuelve a Alberto Anaya y José Narro, máximas cabezas visibles del PT, se ha extendido al manejo del subsidio nacional de ese partido, que asciende a 208 millones de pesos. Por lo pronto, se dice en la Cárcel Pública de Tecamacharco, el IFE ha ordenado una auditoría en los libros contables de la otrora dichosa sucursal del salinismo, sobre la cual, por si fuera poco, pesa la sombra de un nuevo crimen político, pues la semana pasada fue asesinado de un tiro en la sien Carlos Cabagné, candidato del PT a diputado suplente por un distrito capitalino.
La debacle del PT no sólo descompone el esquema electoral de Zedillo y de Chuayffet, sino que repercute en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y, por añadidura, en la ``crisis de la crisis'' del diálogo en Chiapas, toda vez que José Narro, uno de sus miembros más conspicuos, ha perdido autoridad moral para continuar haciendo gestiones de paz frente a los zapatistas.
Fuera de sus casillas, al conocer la renuncia de González Gómez, Narro pretendió remplazar a aquél por el doctor Ignacio Burgoa Orihuela, quien en febrero del año en curso, durante un falso debate del que salió huyendo en forma por demás grotesca, dijo ante un auditorio repleto de universitarios y periodistas que Zedillo debía desconocer los acuerdos de San Andrés y acabar con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, porque ``sólo un orate puede negociar con encapuchados''.
Del Mazo y la perplejidad. A raíz de su infortunado encuentro con Cuauhtémoc Cárdenas en la sede del Club de Industriales, Alfredo del Mazo ha dejado en la memoria de los televidentes capitalinos una imagen que ahora se ve en todos los carteles que repiten su rostro de asombro desde lo alto de miles y miles de postes de luz, a la orilla de las principales avenidas.
Esa mirada de pasmo, esas pupilas tan fijas como severas, no hacen sino ayudarnos a recordar la palidez que mostró ante el candidato perredista, sus tartamudeos, su fracaso en el foro máximo de la televisión. De esta suerte, la propaganda que lo anuncia en la calle se ha puesto contra él mismo, así como las confusas propuestas de gobierno que hizo en el debate rebotaron automáticamente en la pared de una sola y reiterativa pregunta: ¿y si todo esto que ofrece con tanta seguridad es lo que más nos conviene, por qué su partido no lo ha llevado a la práctica?
Del Mazo llegó al Club de Industriales como un Jean Valjean, caminando por las alcantarillas de la ciudad para penetrar en el sótano donde iba a efectuarse el debate. Nadie lo vio entrar por la calle, pero llegó derrotado de antemano, porque el PRI ha dejado de ser la alternativa del PRI como ocurría antaño, pero también porque al situarse en el eje de la campaña electoral, el presidente Zedillo ha dejado en claro que no sólo no acepta las críticas de la oposición sino tampoco, y mucho menos, las críticas que por necesidades demagógicas deben lanzarle los candidatos de su propio partido.
Exitos de la censura. El ``gobierno'' sabía que Del Mazo estaba perdido antes de comenzar a debatir con Cárdenas, y por ello ordenó que la transmisión del evento no fuera televisada a provincia. Pero, ¿cómo se aplicó la censura? Muy simple: los canales 4 de Televisa y 7 de Televisión Azteca emitieron una señal de 13 metros de amplitud, llamada ``multidestino'', que fue recibida por la Torre de Comunicaciones y Transportes, de donde teóricamente debía ser lanzada a todas las repetidoras de ambas cadenas en el país.
Sin embargo, fue bloqueada sólo parcialmente, por instrucciones de Chuayffet y de Ruiz Sacristán, porque en el fondo el ``gobierno'' esperaba, con fe en lo imposible, que Del Mazo diera una sorpresa. Pero como no fue así, cuando el debate llevaba 22 minutos de tiempo corrido y el fracaso del priísta era más que evidente, una segunda orden decretó el bloqueo total en aquellos estados en donde la gente estaba aplaudiendo ya las rápidas reacciones y respuestas de Cárdenas ante su desamparado oponente.
El saldo final de esta torpeza abusiva fue doble: en aquellas ciudades donde el bloqueo se inició desde el principio, el PRI y el régimen fueron repudiados porque la cancelación resultó incomprensible, mientras en el resto del país, donde los espectadores paladeaban como nunca el desempeño de Cárdenas, el atropello fue todavía más dañino para las últimas piltrafas de credibilidad del sistema.
Lo que sobrevino después no fue menos odioso. Tv Azteca le cedió la pantalla a Carlos Castillo Peraza, y los balbuceos de este fueron enviados al 94 por ciento del territorio nacional, con lo cual los espectadores confirmaron que el candidato del PAN es una marioneta más del autoritarismo, y si en algo se distingue de los títeres de peluche que alguien se lo informe al tonto del pueblo.
Postre, café o té. El Distrito Federal ha comenzado a vivir una etapa de euforia cardenista. El ``gobierno'' lo sabe y, en consecuencia, ha dispuesto que todos los medios se dediquen a socavarlo, en una estrategia de linchamiento progresivo que ya se percibe, pero que se irá acrecentando desde ahora hasta alcanzar el paroxismo que vivimos a mediados de enero, cuando los zapatistas rechazaron la contrapropuesta de ley de Zedillo.
No obstante, haga lo que haga el PRI, Del Mazo ha perdido ya la contienda, Castillo Peraza no podrá remontar la mala fama que se labró en tan poco tiempo, y Cárdenas continuará avanzando hacia la victoria porque los elementos de la propaganda más eficaz que lo ayuda a crecer, como única figura confiable de la oposición real, son: el precio de los tacos, la brevísima permanencia del dinero en nuestros bolsillos, el hampa uniformada o de civil, la ``nueva imagen'' del ``honesto'' Oscar Espinosa, los discursos de Zedillo (cualquiera que sea el tema), los quince años de medidas amargas pero necesarias y, sobre todo, las ganas, las multitudinarias ganas de millones de capitalinos por saber qué se siente que pierda el PRI.
Pero regresando al tema del 7 de junio, ¿quién presidirá el banquete en honor de la ``libertad de expresión''? ¿La ``autoridad'' que ordenó la censura televisiva? ¿Los funcionarios que se encargaron de ejecutarla? ¿Y a propósito, sobre qué versará el discurso de los candidatos del PRI y del PAN que, al guardar silencio ante el repugnante hecho, se convirtieron en cómplices del atropello?
--Te prohibo --me dice el tonto del pueblo con absoluta fiereza--, que en mi nombre, y en mi plana, vuelvas a hacer predicciones futbolísticas. Porque, ¿cuál aseguraste que iba a ser la final? --agrega riéndose detrás de la reja--, ¿Morelia-Necaxa?
tontoAnapkin.jornada.com.mx