El doctor Sergio Bagú, docente y pensador argentino y latinoamericano de primera magnitud, acaba de concluir su libro más reciente Catástrofe política y teoría social. Aunque aún no ha entrado en prensa, su autor nos ha ofrecido la oportunidad, que mucho agradecemos, de leerlo detenidamente y, en consecuencia, de ofrecer estos comentarios como primicia al público.
Don Sergio es persona ampliamente conocida en los altos centros de estudio por su prolongado ejercicio de la docencia en universidades de nuestra región y de Estados Unidos, y por ser el autor de numerosas obras de historia y teoría social, como Economía de la sociedad colonial y Tiempo, realidad social y conocimiento.
En su último libro, que vamos a comentar, el autor, premio de la UNAM y distinguido catedrático del Posgrado en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de dicha Universidad, con la misma sabiduría y erudición de trabajos anteriores, se propone sintetizar en sus líneas esenciales los grandes acontecimientos del siglo XX, próximo a terminar, signado por una catástrofe política mundial y por una teoría social deficiente que no siempre estuvo a la altura de las exigencias.
El libro es profundo y sencillo. Profundo por tantos párrafos cargados de larga reflexión y vasto conocimiento. Sencillo porque está construido con el estilo llano y natural de un gran maestro, resultando ameno y accesible para especialistas y público en general. Clara muestra de ello es la capacidad de su autor para sintetizar, en poco más de 200 páginas, un tema tan amplio y complejo como es la explicación de este siglo, cubierto de sucesos de toda naturaleza, sin dejar de hacer apuntes luminosos sobre la teoría social. La tarea que nos hemos impuesto al hacer una sinopsis de esta obra es ímproba sin lugar a duda.
Para sintetizar la catástrofe política que padeció la humanidad durante el presente siglo, Bagú seleccionó en los primeros capítulos cuatro temas fundamentales: guerra, fascismo, socialismo en la URSS y capitalismo en Estados Unidos. Más adelante, nos da cuenta de seis momentos estelares de la historia de la humanidad en los que, por encima de la gran locura de las aniquilaciones colectivas, se impuso para salir adelante, el potencial creador de lo anónimo humano. En la última parte, y para concluir cabalmente la explicación de este intrépido siglo, se abordan, con mucha precisión, aspectos esenciales de la teoría social y los retos del momento, rescatando un mensaje optimista a pesar de la apabullante realidad.
La guerra y los fascismos
El capítulo sobre las guerras es de especial interés y no se constriñe sólo al siglo XX. En sus antecedentes se refiere a las guerras civiles y a las guerras nacionales, y establece cómo, cuando se consolidan los Estados nacionales, en los siglos XV y XVI, la actividad bélica pasa lentamente a ser monopolio estatal. El fenómeno reiterado de la guerra a lo largo del tiempo se fundamenta en datos relevantes, como el extraído del Diccionario de Política, de Bobbio y Mateucci, que revela que en 3 mil 400 años de historia humana sólo ha habido 234 de paz. Una realidad tan evidente, que se extiende hasta nuestros días con la segunda conflagración mundial, las guerras de Corea, Vietnam y otras aún más recientes como la del Golfo Pérsico, ha afianzado en muchos la oscura convicción de que la guerra expresa el inconmovible instinto de autodestrucción que reside en lo más profundo de la personalidad humana.
Pero frente a este convencimiento tan difundido, el doctor Bagú invita a los investigadores a estudiar en cada momento quiénes hicieron la guerra, quiénes participaron contra su voluntad y quiénes no la desearon en absoluto, señalando que, invariablemente, son un puñado de políticos y militares los que conducen a sus pueblos al holocausto. Muy agudo es el señalamiento de que las grandes potencias de la actualidad hacen grandes inversiones en armamentos con tecnología de punta y de rápida obsolescencia, de los que se desprenden rápidamente, creando el mercado mundial de armas, y para venderlas provocan un clima de tensión en que todo el orbe se siente amenazado. Enseguida precisa la denuncia: los cinco países vendedores de armas más importantes son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, encargados de mantener la paz en el mundo.