La Jornada 1 de junio de 1997

4 enviados más de la CNDH a Guerrero

Triunfo Elizalde Ť Con cuatro elementos más, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) fortalecerá su brigada de visitadores adjuntos y peritos médicos en Chilpancingo, Guerrero, para que en la medida de lo posible se amplíe la labor humanitaria de la institución en favor de las personas que pudieran haber sido objeto de violaciones a sus derechos humanos por parte del Ejército Mexicano.

Al informar de lo anterior, la CNDH hace saber que en atención a la solicitud que la institución le formuló a la Secretaría de la Defensa Nacional para que informara sobre posibles violaciones de los derechos humanos de siete personas detenidas por los militares en el poblado de Tlapa, municipio de Chilapa, Guerrero, dicha dependencia hizo saber que ya inició la averiguación respectiva ``ante el Ministerio Público local'', con el número ALB/126/97, que dicha instancia turnó al Ministerio Público de la Federación, quien le asignó el número 60/chilp/97''.


Patrulla militar por ese poblado del municipio
de Atoyac.
Foto: Francisco Olvera

Se ratifica que como resultado de dicha diligencia la autoridad ministerial resolvió la liberación, con las reservas de ley por falta de elementos incriminatorios, de cinco de los detenidos: Pascual Rodríguez Cervantes, Agustín Ojendis Cervantes, Pablo Gaspar Jimón, Hilario Atempa Tolentino y Anacleto Tepec Xinol, si bien se solicitó al juez su arraigo domiciliario, ``hasta establecer si existen o no delitos qué perseguir diferentes de los de la acusación original''. De hecho, el juez penal no concedió dicho arraigo, al parecer por improcedente.

En cambio, dice la CNDH, el representante social puso a disposición del Consejo Tutelar para Menores Infractores a Virgilio Salvador Avelino, de 17 años de edad, y consignó ante el juez primero de distrito por los delitos de rebelión, asociación delictuosa y portación de arma de fuego, a Abundio Casarrubias Fernández.

Por otra parte, la CNDH reveló que tiene en su poder los dictámenes médicos de integridad física de las personas referidas, expedidos por la Procuraduría General de la República, los cuales están siendo analizados por personal especializado.

Asimismo, comentó que los visitadores adjuntos que desde el 28 de mayo ``están a cargo del caso por instrucciones de la presidenta de la CNDH, Mireille Roccatti'', además de verificar la situación jurídica de los presuntos agraviados en el entorno judicial, ``han inspeccionado las instalaciones militares en Tlapa para establecer la posible existencia de detenidos y, en su caso, maltrato a sus personas''. No se precisa si se encontró o no a otras personas.


Roberto Garduño Espinosa, enviado, Mexcaltepec, Atoyac, Gro. Ť Violencia rural, narcotráfico, grupos armados, guerrillas y secuestros son fenómenos de descomposición social asociados a la vida de las comunidades de la sierra de Guerrero.

Sobre terrenos escampados, caseríos que no llegan ni a letrinas y parcelas que se abren por el desmonte (propicias para la siembra de café, pero también para el cultivo de la amapola) se ciernen las sombras de la violencia y del temor que genera en estos días la persecución militar de los eperristas, que emboscaron a un convoy del Ejército Mexicano en El Quemado.

En el enclave conocido como Filo Mayor -donde convergen los municipios de San Miguel Teloloapan, Tecpan de Galeana, Heliodoro Castillo, Atoyac de Alvarez y Coyuca de Benítez- la búsqueda de grupos armados que presuntamente tienen relación con el EPR se inició el 28 de julio de 1996, tras la irrupción de un comando eperrista en el vado de Aguas Blancas, donde un año atrás murieron 17 campesinos a manos de la policía del estado.

Pero la estancia de unidades del Ejército Mexicano tiene una historia anterior. Desde 1988 comenzaron las incursiones de soldados, porque entonces detectaron importantes áreas de cultivo de amapola que en tiempos de frío los campesinos rayaban -cortar por el centro el bulbo de la flor-, extraían la goma de opio, aunque ahora lo que llega a salir de la región es la heroína en ``vidrio'' o ``polvo''.

Insusual prosperidad

En Atoyac son tres los pueblos con un grado de prosperidad inusual en lo alto de la sierra: El Paraíso, El Cacao y Pie de la Cuesta. Desde lo alto de las hondonadas se pueden observar en esos caseríos camionetas y vehículos último modelo y construcciones de concreto en dos niveles, en cuyos tejados es raro no encontrar antenas parabólicas.

En Mexcaltepec, camino de Pie de la Cuesta, sus pobladores agregan nuevos nombres a las listas de las comunidades que se dedican a la producción del enervante: Río del Bálsamo, Santo Domingo, San Juan de las Flores y Corrales del Río Chiquito.

Don Miguel -así le gusta que le digan- define a su manera lo que piensa de los cultivadores de amapola en la sierra.

-¿La flor es mala?

-Sí.

-¿Por qué aceptan cultivarla?

-Los campesinos somos incultos y nos gusta comprar armas. Además, el alcohol nos hace violentos.

-¿El café ya no deja?

-Sí, ahora nos pagan más. Pero muchos ya no pueden retirarse del cultivo de la amapola.

``Mire, hace como diez años se nos vino una baja en el precio del café. Fue duro, pero más duro fue que cerraran el Instituto del Café (Inmecafé). Eso acrecentó la presencia de los señores narcos, y muchos no tuvieron alternativa más que meterse a sembrar.''

A tal grado han llegado la influencia y el crecimiento del narcotráfico en la sierra de Guerrero que un descubrimiento sorprendió a las autoridades civiles y militares de la zona. Hace dos años se encontró instalado en la cercanía de El Paraíso un laboratorio con todo y reactivos para elaborar heroína. Desde entonces se sabe que la goma de opio no es lo único que se trafica en la región, sino la droga en sus modalidades de ``polvo'' y ``vidrio''.

Justino es un cafetalero que nació en la comunidad de La Estancia, la que tuvo que abandonar hace más de una década porque no quiso sembrar amapola en los predios de su padre. Ahora dice que es un hombre pobre ``pero sin miedo''.

Comenta que por hectárea cultivada de café se obtienen 3.5 toneladas del grano, mientras que la amapola ocupa más espacio en los pequeños terrenos ejidales y comunales. ``A los campesinos les pagan a 5 mil pesos el kilo de la goma. Ellos son los que pierden, porque por un kilo deben sembrar media hectárea'', relata.

-¿Por qué no abandonar la amapola?

-Porque los campesinos que están adentro están amenazados.

-¿Por quién?

-Por los caciques, por eso están cerradas las puertas a los que se metieron en ello.

La existencia de cacicazgos en la sierra de Atoyac y la relación que éstos han establecido con autoridades de las comunidades son parte importante en la violencia.

En El Paraíso se encuentra asentado el cacicazgo más fuerte y violento de la sierra. Lo encabezan los hermanos Mariano, Emiliano y Lázaro Bautista Catalán y Epifanio Hernández Vélez.

Este último, recuerdan los agricultores, fue comandante de la Policía Judicial en la época de la Luciada (en alusión a Lucio Cabañas) y su fama negra es conocida en la sierra.

``Epifanio fue y es represor. Todavía opera en el monte con gente armada, con puro cuerno de chivo (rifles AK 47). Cargan muchos rifles. Tiene mucha relación con los gobernantes priístas de la región... Se la pasa intimidando a la gente.''

Javier Galeana, presidente municipal de Atoyac, tiene otra versión de lo que sucede en El Paraíso: ``Ahí no pasa nada, no hay violencia, las casas que se ven muy grandes no son de narcotraficantes, son muy grandes pero nada tienen de extraordinario. Los que viven ahí son campesinos cafetaleros muy trabajadores. Pero no hay narcotráfico''.

Resulta cotidiano y hasta familiar que en las partes altas de la serranía no existan servicios de agua, de luz, de drenaje. Hay pobreza extrema. Felipe es hijo de un hombre que hace 20 años fue próspero campesino cafetalero; hoy el hijo vive en un pequeño cuarto de adobe con su mujer y dos hijos y no tiene tierra para cultivar.

``Nosotros estamos pobres, no tengo por qué decírselo, véalo. Esto es el campesino, no tiene ni para comer. Ya no hay fertilizantes ni herbicidas; no podemos ni comer. ¿Qué hacemos? Aquí no llega nada ni se fomenta nada; hay ganado, pero le pertenece a unos pocos'', comenta.

Los resentimientos siguen uno a uno. Además del rechazo histórico al Ejército, en la sierra la presencia de agentes de la Policía Judicial es vista como generadora de violencia.

Empero, también la opinión sobre la estancia del Ejército se divide: en la zona alta de la sierra, entre los caseríos que resultan fáciles presas de cateos se multi- plica entre susurros la demanda de que las fuerzas armadas se retiren. Y en las cabeceras municipales, donde la derrama económica por la estancia y consumo de los soldados es de suma importancia, se ve bien el despliegue de unidades militares.

En las inmediaciones de El Quemado, aeronaves tipo Bell del Ejército mantienen sobrevuelos para intentar detectar algún movimiento de grupos eperristas. En la base aérea de Acapulco, un helicóptero donado por el gobierno de Estados Unidos para el combate al narcotráfico permanece sin usar, según fuentes castrenses. Sólo se ha utilizado para detectar campos de cultivo de amapola y se negó que hubiera participado en alguna operación contra los integrantes del EPR.