Patricia Muñoz, Antonio Castellanos, Elizabeth Velasco, y Armando Torres, corresponsal Ť El Programa Nacional de Financiamiento al Desarrollo (Pronafide) será una inyección de recursos para el sector productivo y permitirá ``rescatar'' a parte del sector empresarial que aún afronta serios problemas financieros, apuntaron dirigentes del sector privado nacional, mientras que organismos obreros independientes señalaron que se trata de un programa ``electorero''.
Los líderes del comercio y la industria nacional coincidieron en que ya es preciso ``soltar el financiamiento'' para incentivar la reactivación de la economía interna.
Para el dirigente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Jorge Marín Santillán, es una demanda generalizada del sector la renovación de los programas de financiamiento, así como el establecimiento de estímulos fiscales a la productividad.
Lo importante es que esos planes ayuden a rescatar a las empresas en problemas. ``Nosotros siempre aplaudiremos un programa que beneficie a los empresarios'', dijo.
El presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores (Anierm), Luis Rebollar, señaló que el ``talón de Aquiles'' de la recuperación ha sido la falta de financiamiento a la pequeña y mediana industrias.
El presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), Armando Araujo, aseguró que ese programa generará oportunidades a corto, mediano y largo plazos para la reactivación del aparato productivo.
En su opinión, el Pronafide es ``completamente positivo'', pues será un instrumento de planeación que impulsará el crecimiento económico sólido y la generación del ahorro interno que sustente las inversiones productivas y fortalezca el combate a la inflación.
Los economistas del Grupo Financiero Banamex Accival destacaron la importancia de este programa para ``tranquilizar'' a los inversionistas extranjeros, quienes todavía tienen incertidumbre por la dependencia de México de los recursos externos y exponen: ``esperamos que el programa esté bien estructurado y que ayude a tranquilizar a los inversionistas foráneos, los cuales aún mantienen dudas acerca de la viabilidad del país ante su gran dependencia del ahorro externo''.
Entre los contrarios al programa, el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) dijo que el programa tiene fines ``politicoelectoreros'' como una de ``tantas concertaciones'' o acuerdos disfrazados en una política económica de simulación en la que no están de acuerdo ni las organizaciones obreras ni las sindicales.
Bertha Luján, de la dirigencia del FAT, dijo que con el programa no se potencia el mercado interno y se condena a la población a continuar con la política neoliberal.
En el mismo tono, la diputada federal del PRD Ifigenia Martínez, al comentar aspectos del Programa Nacional de Financiamiento para el Desarrollo, advirtió que las Administradoras del Fondo para el Retiro (Afore) sólo dispersarán el ahorro interno y no canalizarán recursos para el desarrollo regional.
Dijo que además de ser intermediarias que cobran altísimas comisiones, de entre 20 y 30 por ciento, las Afore atomizan el ahorro por la enorme duplicidad de funciones entre las intermediarias, mismas que no tienen una política de inversión para el desarrollo regional y en cambio hay riesgos de pérdida, porque están sujetas a las leyes del mercado y por su decisión de invertir en la Bolsa Mexicana de Valores, explicó.
Sigue la polémica en torno a la política cambiaria
Por otra parte, continúa la polémica en torno al actual manejo de la política cambiaria, sobre la cual los exportadores e importadores del país sostienen que no está siendo mal manejada y que es ``congruente con el libre mercado''.
Luis Rebollar, presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores (Anierm), sostuvo que para este sector es correcta la política que se sigue, pues el mercado libre de flotación es el adecuado para incentivar la entrada de capitales.
Por su parte, los analistas del Grupo Financiero IXE señalaron que un ajuste abrupto en el tipo de cambio sería un obstáculo para el crecimiento económico. Sólo serviría de subsidio a las exportaciones y se caería en el círculo vicioso de devaluación-inflación-devaluación.
En su último Rumbo Económico y Financiero semanal destaca que la inflación generada por una devaluación acelerada volvería a disminuir el ya de por sí bajo poder adquisitivo de la población y, por ende, se frenaría el crecimiento económico al disminuir una parte primordial de la demanda agregada.
También sobre el tema hablaron representantes de los grandes consorcios regiomontanos como Imsa, Cemex, Vitro, Cydsa, Femsa y la Moderna, que coincidieron en que una nueva devaluación del peso frente al dólar sería ``catastrófica para el sector industrial y beneficiaría sólo a una parte del aparato productivo nacional en perjuicio de toda la microeconomía que hasta el momento no se ha reactivado''.
Una devaluación no beneficia a nadie, porque alteraría todos los indicadores económicos, aunque sí fortalecería las tesorerías de las grandes empresas a través de sus ingresos en ``moneda dura'', por sus operaciones en el extranjero.