La Jornada 7 de junio de 1997

Necesario, seguir protegiendo a minorías, migrantes y presos, señala

Elena Gallegos y Triunfo Elizalde Ť En México se seguirá trabajando para vencer la violencia y la intolerancia y para desterrar el ejercicio indebido de la función pública, manifestó el presidente Ernesto Zedillo luego de ratificar su compromiso con la construcción de un país plenamente apegado a derecho, en el que no haya espacio para la impunidad y en el que todo atropello a los ciudadanos sea debidamente sancionado.

Después de que la doctora Mireille Roccatti le presentó su pri-mer informe de labores al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) -aunque parte de lo detallado correspondió también a los últimos seis meses de Jorge Madrazo al frente del organismo-, Zedillo insistió en la necesidad de continuar desplegando esfuerzos por la defensa de los derechos de los indígenas, las mujeres, los niños, los trabajadores migratorios y la población penitenciaria.

Más adelante estableció que, tal como lo recomienda la CNDH, ``debemos trabajar más para garantizar la seguridad de quienes laboran en los medios de comunicación o participan en organismos para la defensa de los derechos humanos''.

Coincidió también con Roccatti en que se debe trabajar más para que las víctimas de los delitos no se encuentren en desventaja para la ley. Así, además de sancionar al delincuente se protegerá a las víctimas y se repararán los daños que han sufrido.

En el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos, el Presidente dijo que la defensa de los derechos humanos fortalece la democracia, el ejercicio de las libertades y las responsabilidades que comparten los mexicanos.

Respecto a la queja de que existe poca voluntad de algunas autoridades para atender las recomendaciones del organismo -ésta se repite en cada informe de la comisión, desde que fue creada hace siete años-, el Presidente ofreció:

``El gobierno de la República continuará esforzándose por atender las recomendaciones y seguirá velando por proteger con convicción y eficacia los derechos esenciales de todos los mexicanos.''

En el presídium acompañaron al jefe del Ejecutivo los secretarios de Gobernación, Emilio Chuayffet, y de Salud, Juan Ramón de la Fuente, así como el procurador general de la República, Jorge Madrazo, segundo presidente de la CNDH.

Según Zedillo, lo asentado por Roccatti ``corrobora especialmente la solidez de nuestras instituciones, creadas y fortalecidas con talento, imaginación y esfuerzo de muchas generaciones de mexicanos''.

Reiteró que con instituciones como la CNDH proseguirá la construcción de un país de leyes en el que todos tengan acceso a la justicia; en el que todos los servidores públicos cumplan la ley, como la primera e ineludible obligación, y en el que la procuración de justicia sea escrupulosamente respetuosa de los derechos humanos.

Para ello, Zedillo dijo que se mejorará el desempeño de las delicadas tareas de las procuradurías de Justicia y de los órganos encargados de la prevención de los delitos. En la consecución de todos esos objetivos, ``el trabajo serio y constante de la comisión, así como de su consejo, continuará siendo decisivo''.

Se congratuló porque hoy se aprecian y respetan las labores de la CNDH y de todo el sistema de defensa de los derechos humanos que se ha forjado en el país en un tiempo relativamente corto.

Expresó que, si bien es cierto que ha disminuido de manera importante el número de recomendaciones calificadas de ``incumplimiento negligente'', todavía es mucho lo que queda por hacer, ya que cada insuficiencia debe estimular para trabajar aún más para acatar con prontitud y esmero los señalamientos de la comisión.

Luego de precisar que la defensa de los derechos humanos es una tarea que compete a todos, Zedillo terminó su discurso reiterando que la justicia y la democracia son un apoyo fundamental para el crecimiento económico con responsabilidad social que México se ha propuesto, ``un crecimiento con rostro humano para resolver los rezagos que todavía padecen millones''.