EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
Debate parlamentario: nueva propuesta

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Desde la Cárcel Pública de Tecamacharco, el tonto del pueblo ofrece, para someter a la consideración de todos los actores involucrados en las próximas elecciones federales, una fórmula que revolucionará las campañas políticas, no sólo en México, sino en el mundo entero: el debate entre los futuros grupos parlamentarios.

Vista la pasión que suscitó la pasada liguilla del campeonato nacional de futbol, y dada la ausencia de competencias deportivas que atraigan como aquélla el interés de las masas, la solución tanto para las cadenas televisivas como para los anunciantes, pero también para los partidos políticos, para los negocios de encuestas y, desde luego, para los propios ciudadanos, no puede ser otra que la ya dicha. Y no cuesta imaginarla.

Basta formar los equipos -verbigracia, que cada partido designe a los cinco primeros candidatos a senadores y diputados de las listas de cada circunscripción- y pedir a los consejeros del Instituto Federal Electoral que fijen las reglas del torneo, pensando en una fase eliminatoria, de todos contra todos, y en una ronda de semifinales, cuya ``gran final'' será protagonizada el 6 de julio en las urnas, por los ciudadanos.

Transcribo, a continuación, la conferencia que sobre este particular ofreció el tonto del pueblo, ayer por la tarde, en el marco de la Primera Semana Cultural del penal donde reside.

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Señoras y señores:

¿Alguien sabe cuál es el programa de trabajo de los partidos políticos para la Cámara de Diputados? ¿Qué ofrecen quienes pronto serán legisladores federales? ¿Cómo actuarán cuando suban a la tribuna? ¿Cómo votarán ante los problemas que más nos preocupan?

¿Tienen madera para desempeñar el cargo de diputados? ¿Son capaces de hablar en voz alta, de exponer una idea, de refutar las opiniones de los contrarios? ¿Conocen la Constitución y las leyes que de ésta emanan? ¿Son capaces de comportarse con sobriedad, rigor y elegancia?

Si Roque Villanueva hubiese participado en un torneo como el que aquí se sugiere, nadie habría votado por él en las elecciones de 1994.

¿Para qué llegarán los representantes de los partidos al recinto de San Lázaro? ¿Por qué no lo averiguamos antes de votar por ellos? Y sobre todo, ¿para qué desean obtener la mayoría?

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Entre los buenos propósitos que al final no cupieron en ``la reforma electoral más trascendente y profunda de la historia de México'', figuraba el de convertir la televisión en ``agente promotor de la cultura democrática''. Se hablaba, incluso, de crear un canal específico para ello. Pero no ocurrió así. El presidente Zedillo usó todo el peso de su mayoría legislativa para dejar la televisión fuera de las reglas de la contienda. Y ahora podemos contemplar las consecuencias: la televisión -arma del Estado manipulada bajo consigna del Ejecutivo por empresarios particulares-, en su afán por enlodar a Cárdenas, ha vuelto a enlodar la política, promoviendo, así, el abstencionismo: lo contrario de lo que iba a hacer.

Pero con la novedosa fórmula que de inmediato expondré ante ustedes, damas y caballeros, la sociedad estará en condiciones de imponerle un control al bipolio que forman Televisa y Televisión Azteca, aunque lo impondrá generosamente, porque los dueños de estas cadenas tendrán la oportunidad de elevar sus ingresos en el corto plazo, mediante un negocio lucrativo, rentable y de riesgo mínimo.

¡Atención, publicistas!

(En ese momento vi que, entre los espectadores, alguien sacaba una libreta, una calculadora y una pluma.)

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El proyecto que les vengo ofreciendo, sin costo alguno, lo primero que necesita es un gallo. No me refiero al gallo del Partido Demócrata Mexicano que si algo ha conseguido en esta campaña, es darle somníferos al que aparece retratado en su escudo. No. Lo que hace falta para provocar el debate entre los candidatos a los futuros grupos parlamentarios es que alguien con audacia, con imaginación, con prestigio y con presencia política en todo el país, haga suya la idea. (El presidente nacional del PRD sería un buen ejemplo.)

El chiste es que llame a conferencia de prensa y, ante los micrófonos de todas las estaciones de radio y televisión, anuncie que su partido reta a los demás a intervenir en una asamblea plenaria de candidatos a diputados. Los temas de discusión serán definidos por un panel de periodistas -de medios tanto escritos como electrónicos-, el cual se conformará con las personas que designen los propios partidos.

El evento se desarrollará en tres sesiones (eliminatoria, semifinales y gran final), pero los jueces serán los ciudadanos, quienes a través de la televisión observarán el desempeño de cada grupo y de cada jugador, y votarán por la vía telefónica, marcando a los estudios de Televisa y Televisión Azteca, en los cuales, tentativamente, habría concursos con premios en efectivo para los televidentes, y esto, señoras y señores, no tenemos por qué dudarlo, esto atraería a las casas de encuestas, a los fabricantes de camisetas, uniformes y gorritas, y a la prensa internacional.

En un país donde los presidentes de la república surgen de un grupo de encapuchados, donde los pobres del campo se rebelan con pasamontañas y los pobres de la ciudad inventan sus propios superhéroes, en un país donde el último jefe sexenal que tuvimos no puede salir a la calle si no se pone su propia máscara, desde 1994 hemos vivido la crisis de fin de régimen más creativa y absurda que se recuerde desde la Revolución Francesa, porque a lo largo del siglo sufrimos el régimen más absurdo y creativo del planeta.

Para darle un impulso definitivo a la transición democrática que el régimen se niega a pactar, es prudente apelar otra vez a las virtudes del absurdo que nacen de la creatividad ilógica de la cual se nutren los pueblos de México. Intentaré describir las ventajas, y los beneficios, que aportaría el simulacro de debate parlamentario al que aún es posible convocar.

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Olvidemos el potencial económico del proyecto, porque generar dinero no es el principal objetivo, sino apenas el único que lo puede hacer realidad. Pensemos como ciudadanos, como partidos políticos o incluso como figuras de gobierno: desde 1994, los zapatistas envolvieron todos sus actos en el manto protector de la prensa internacional, para impedir que una fuerza superior a ellos los aplastara. Suponiendo que el proceso electoral del 6 de junio pudiese estar en peligro de ser aplastado por una fuerza superior externa, qué mejor que atraer a la prensa del mundo entero si sabemos que ésta es el paraguas más eficiente que existe, y se abre más rápido que la asamblea de Naciones Unidas (ese vejestorio desmantelado por el neoliberalismo).

Pero hay otras ventajas políticas. Poner en contacto desde ahora a quienes serán parte de la próxima legislatura, permitiría que las fuerzas políticas iniciaran de una vez las negociaciones que les aguardan para después del 6 de julio. Porque a medida que se aproxima el día de la votación, crece la necesidad de limar asperezas y pronto habrá que pensar en pactos de gobierno.

No vacilemos. Promover un debate entre grupos de candidatos a diputados contribuiría a desarrollar la cultura política de las nuevas generaciones, herederas de un país que por décadas, en sus relaciones ante el poder, se rigió por tres dogmas campesinos: no sembrar en tierras de temporal, no jugar a la lotería, no votar contra el PRI.

Muchas gracias.

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Sobra decir que, al término de su alocución, el tonto del pueblo accedió a contestar preguntas del público. La primera fue: ¿para qué pretende el PRI conservar la mayoría? La segunda: ¿cuál es la diferencia entre los programas legislativos del PRI y del PAN? Luego vinieron otras. ¿Es inevitable que el PRI y el PAN se alíen para formar una mayoría contra el PRD? ¿Qué nos ofrece el PRD, concretamente, para que le demos la mayoría?

La más inquietante, sin embargo, fue la penúltima: ``¿a qué se refiere usted cuando dice que las elecciones pudieran ser aplastadas por una fuerza superior externa? ¿De qué habla? ¿De marcianos o del ejército de Estados Unidos?

-Hablo del neoliberalismo, o sea del poder mundial que nos hace víctimas del pensamiento único. ¿Usted sabe cómo se llama ese juego en el que uno se trepa a la punta de una torre y se arroja al vacío atado a una cuerda elástica? Se llama jumping-boing, o algo así. Y dígame, ¿sabe usted qué le comentó Helmut Kohl, el primer ministro alemán, al presidente Jacques Chirac, después de las pasadas elecciones en Francia? Le dijo burlonamente: ``Noso-trros, en Alomania, cuando jugamos jumping-boing, sí nos amarranos el elástico''.

Nadie se rió, desde luego. Pero el tonto del pueblo aprovechó el estupor para beber un trago de agua.

-La semana próxima, miles de jóvenes europeos se reunirán en Amsterdam para protestar contra la falta de trabajo en los países más ricos del continente. La caída de Berlusconi en Italia, la derrota del partido de Margaret Thatcher en Inglaterra, el triunfo de los socialistas en Francia, el ascenso de la izquierda en Alemania y el rápido desgaste del gobierno de Aznar en España son, todos, síntomas de algo bueno: en Europa empieza a estructurarse un repudio generalizado al mismo programa de gobierno que en México defienden el PRI y el PAN. Y quiero creer, sinceramente, que el ascenso del PRD en las encuestas obedece a la expresión de un sentimiento parecido, que también se aprecia en las luchas de los mineros, de los médicos y de los maestros en Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina.

-¡Esos son los maestros de México, en el centro del Distrito Federal! -gritó, desde el fondo, un destemplado.

Y todos los presos aplaudieron.

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-Se nos acaba el tiempo -dijo el director de la prisión.

-Entonces concluyo -mintió el tonto del pueblo-, no sin antes subrayar algo más. Por debajo del proceso electoral del 6 de julio, que protagonizan exclusivamente los partidos, hay otro más profundo, y tiene que ver con la gestación de las nuevas instituciones que necesita el país. Por ejemplo...

-Tres minutos -amenazó el director.

-En México hay diversas organizaciones que defienden los derechos humanos. Estas hacen gestiones para lograr la libertad de los inocentes, prevenir la tortura, exigir que se cumpla la ley. Desde que el salinismo destruyó las viejas instituciones, el ``gobierno'' se volvió incapaz de resolver los problemas. En el caso de los defensores de derechos humanos, ante la incompetencia o la complicidad del ``gobierno'' para impartir justicia, acudieron a una instancia que estuviese por encima del ``gobierno'', y llegaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH que depende de la OEA. Ahora, ante las enérgicas reclamaciones que la CIDH le ha hecho a nuestro ``gobierno'' por motivos distintos, la Secretaría de Relaciones Exteriores ha decidido prohibir que los defensores de derechos humanos tengan acceso directo a la CIDH. A la pregunta: ¿para qué quiere el PRI conservar la mayoría?, yo respondería que para eso: para continuar avanzando en su política represiva con el aval de la sociedad. ¿Quieren estar más indefensos, damás y caballeros? Voten por el PRI.

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