La Jornada 18 de junio de 1997

El DF, ``víctima del centralismo''

Víctor Ballinas Ť Carlos Castillo Peraza propuso reformar la Ley de Coordinación Fiscal para evitar que la Federación jinetee los impuestos que generan los capitalinos. Al presentar su propuesta de Fomento Económico y Empleo, subrayó que el principal obstáculo económico no es el desarrollo de la economía urbana, sino la organización política del Distrito Federal.

Dicha organización, aseveró el panista, ``ha colocado todas las decisiones, incluso las económicas que nos afectan, en manos del Presidente de la República y no de los ciudadanos del Distrito Federal''.

En el Museo de la Ciudad de México Castillo subrayó que ``no somos menos víctimas del centralismo que cualquiera de los otros estados de la Federación''. Por ello convocó a ``los capitalinos, encabezados por la autoridad, a la gran batalla por el federalismo fiscal de la República'', pues en la ciudad, dijo, 60 por ciento de la población vive en la pobreza, con menos de dos salarios.

Otras de sus propuestas son: terminar con la reglamentación excesiva, controles, trámites y permisos innecesarios que frenan la inversión; establecer una sola oficina donde se pueda realizar todo tipo de trámites, una al menos por delegación; eliminación gradual de los impuestos sobre nóminas y sobre compraventa de inmuebles, así como reducir los aranceles de escrituración, pues en conjunto esos dos gravámenes no representan ni 10 por ciento del total de impuestos de la urbe.

Al exponer su programa económico, el ex presidente nacional del PAN y actual candidato al gobierno de la ciudad destacó que las condiciones básicas para lograr que una macroeconomía sana, de cifras, llegue realmente a reflejarse en una mejor calidad de vida de los ciudadanos y oportunidades de acceso a bienes básicos para todos, son indispensables tres condiciones: auténtico federalismo, desarrollo regional e impulso a políticas sectoriales.

Beneficios del actual programa económico

Castillo dijo que en el programa económico nacional ``descubro cuatro beneficios importantes en el enfoque actual: reducción de la inflación de 52 por ciento en 95, a 27.7 en 96; la eliminación del desequilibrio externo, en que el déficit de cuenta corriente se redujo de 29 mil millones de dólares en 94, a 1.6 mil millones en 96; estabilización del tipo de cambio, y disminución de las tasas de interés nominales de un pico de 86 por ciento en 95, a 26 por ciento 20 meses después''.

Sin embargo, afirmó que el inventario de los costos y desventajas de esta política económica es desproporcionadamente mayor: el PIB se redujo 6.2 por ciento en 1995 y el mercado interno se contrajo 11 por ciento en el mismo año.

El producto interno bruto per cápita en 96 alcanzó 3 mil 588 dólares, y este monto es mil 146 dólares menor para cada mexicano que el logrado en 1994. El consumo del total global de los particulares fue 74 mil 800 millones de pesos inferior en 96 al alcanzado en 94 en términos individuales; esto significó un descenso real cercano al 12 por ciento.

Otros indicadores: el nivel de demanda interna en 96 fue 9 por ciento inferior al de 1994, lo que significa una pérdida de casi 120 mil millones de pesos, mientras que en 95 el número de desempleados aumentó en un millón 200 mil personas.

Más estadísticas: el número de subem-pleados, esto es, personas que laboraron menos de 35 horas a la semana, aumentó en casi un millón entre 94 y 96. En los últimos dos años la tasa de desempleados y subempleados creció en 1.6 millones de personas. En la actualidad ambos representan 25 por ciento de la fuerza laboral.

Castillo describió al modelo económico del PRI: ``un descarnado capitalismo mercantilista, concentrador del ingreso, centralista, protector de monopolios y explotador de los mexicanos vestido de populismo asistencialista y de tecnocracia deshumanizante''.

En la ciudad, concluyó, ``iniciaremos la marcha hacia el siglo XXI enmedio de grandes limitaciones y constreñimientos nacionales. El Distrito Federal y su gobierno no deciden sobre la macroeconomía, no deciden sobre la paridad cambiaria o las tasas de interés; son tan víctimas de las decisiones como los demás estados''.