AN, sin fuerza para reeditar el
logro del 95 Los propios dirigentes del
blanquiazul lo consideran poco probable. Los electores
calificarán a los gobiernos panistas
Siglo 21, Especial para La Jornada Ť Jalisco
fue la cuarta gubernatura conquistada por Acción Nacional, con un
triunfo aún más amplio que en Baja California, Chihuahua y Guanajuato,
pues, a diferencia de aquellas entidades, el panismo jalisciense
consiguió amplia mayoría en el Congreso estatal y 52 de los 124
ayuntamientos, donde vive 80 por ciento de la población total del
estado.
A dos años y medio de gobierno, analistas locales y aun algunos dirigentes de Acción Nacional consideran poco probable que ese partido repita un triunfo tan aplastante como el de febrero de 1995.
El ejercicio del poder lo ha desgastado y eso se nota en una baja en la intención del voto en las encuestas. Después de que hace dos años obtuvo poco más de la mitad de los sufragios en la entidad, hoy se espera una votación que no rebasará ese porcentaje.
El Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara dio a conocer que a mediados de mayo el PAN tenía, en la zona metropolitana de Guadalajara, 45.4 por ciento de la intención del voto para los comicios federales, el PRI 27.5 y el PRD 7.4 puntos.
El caso más significativo de desgaste del poder son algunas acciones del alcalde panista de Guadalajara, César Coll Carabias, que rebasaron al estado y dieron vuelta al país, como la prohibición de usar minifaldas en una oficina del ayuntamiento, sugerir a los ciudadanos que se recojan temprano en sus casas y, más recientemente, el caso del reportero de Televisa golpeado por la Policía Municipal.
Pero no es el único. Daniel Ituarte Reynaud, alcalde de Zapopan, el segundo municipio más importante de la entidad, tuvo que dejar la alcaldía debido a las denuncias públicas acerca de las irregularidades cometidas en los dos años de su administración. Su salida generó el primer agujero en la imagen de ``honestidad'' que Acción Nacional vendía como oferta electoral.
Otros ediles panistas también han incurrido en anomalías, e incluso el Congreso local, dominado por el PAN, rechazó la cuenta pública de 1995 presentada por el alcalde Carlos Dueñas Lomelí, de El Salto, municipio conurbado a la zona metropolitana de Guadalajara, y debido al escándalo el distrito 7, donde se ubica, está entre los de mayor riesgo para el PAN en los comicios federales.
A pesar de que los panistas han replicado
en algunos casos e insisten en que se trata de campañas de desprestigio en su contra, lo cierto es que el debate sobre los hechos anteriores ha significado un costo político para Acción Nacional. ¿Cuánto? Los electores lo dirán el día de la jornada electoral.
Los distritos en juego
La disputa en Jalisco es por 19 distritos electorales (el estado perdió uno con la nueva distritación federal). En la contienda de agosto de 1994 PRI y PAN obtuvieron diputaciones cada uno.
Pero de acuerdo con las tendencias de la votación reflejadas en encuestas y reportes internos de los partidos, es difícil que se repita esa distribución de diputaciones, sobre todo porque meses después, en las elecciones locales de febrero de 1995, de los 20 distritos el PAN ganó 17 y el PRI sólo tres.
Aunque públicamente los dirigentes panistas hablan de lograr mayoría en 16 de los 19 distritos en disputa, en privado algunos reconocen que tendrían ventaja sólo en 13.
De hecho, se reconoce que algunos distritos de la zona metropolitana de Guadalajara, donde Acción Nacional arrasó en 1994, podrían ser recuperados por el PRI.
Optimismo priísta
La dirigencia priísta, por su parte, dice estar optimista. El delegado del CEN, Armando Ballinas Mayens, declaró que su partido va por el triunfo en 12 demarcaciones, ``en el peor de los escenarios''; cifra que se antoja casi inalcanzable, según los análisis de otros dirigentes .
El PRI se preparó con todo para esta elección. Como parte de su estrategia para recuperar algunos distritos y aumentar su votación, se obligó a competir en distritos de alto riesgo a algunos cuadros priístas que gozaban de altos puestos en la burocracia federal o partidaria, como es el caso de María Esther Scherman Leaño (ex delegada en la Miguel Hidalgo), Jorge Lepe García (ex subsecretario en la Sedeso) y José Socorro Velázquez (ex oficial mayor de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal).