Acción Nacional lucha por evitar el naufragio


Oscar Camacho Ť Saboteado por el gobierno beltronista con una feroz campaña de ataques e intromisiones, y víctima de sus propios errores, corrupciones y soberbias, el PAN sortea el proceso electoral de Sonora inmerso en la más grave convulsión y ruptura que haya tenido en toda su historia local.

Con todos los pronósticos a su favor hasta hace unos meses, busca evitar ahora el naufragio electoral con el apoyo económico y político de los empresarios de la Coparmex, y con la esperanza de mantener el ``voto duro, leal'', que miles de sonorenses le han confiado en los últimos 30 años.

De acuerdo con un estudio de la dirigencia estatal, de mantenerse este voto leal, el panismo estaría hoy en condiciones de ganar la gubernatura y triunfar en 29 municipios, cuatro de las siete diputaciones federales y ocho de las 21 diputaciones locales.

Eso dice su estudio interno, el cual parece muy alejado de las encuestas realizadas aquí, que ubican al PAN con 28 a 30 por ciento de la tendencia de voto a su favor, al PRI entre 8 y 10 puntos arriba y al PRD con una tendencia de entre 15 y 18 por ciento de la votación.

La crisis del PAN de Sonora ha corrido durante meses por dos vías: una, alentada desde las esferas del gobierno local con prebendas y concesiones económicas que lograron corromper cuadros y estructuras; y la segunda, derivada de los choques y pugnas por el control del partido que han escenificado los grupos panistas sonorenses.

En este escenario aún es una incógnita el rumbo que tomará el voto en municipios afectados con la salida de relevantes dirigentes, que se pasaron al PRD principalmente, como San Luis Río Colorado, Ciudad Obregón, Hermosillo o Nogales.

La campaña externa

Con la amenaza de tener en el PAN a un real adversario electoral, el gobierno de Beltrones buscó durante años diversos tipos de ``acercamiento'' con dirigentes o militantes de ese partido. Uno de los más cuestionados y que mayores comentarios provocó fue la designación del panista Hilario García Galindo en una dirección encargada de autorizar los permisos para expendios de bebidas alcohólicas, desde donde habría otorgado un gran número de permisos a panistas ligados con Leonardo Yáñez, cabeza política de uno de los grupos panistas más importantes.

A Alma Vucovich, colaboradora de Adalberto Rosas, se le ha acusado de sostener diversos ``negocios'' con el gobierno de Beltrones. Especialmente se le critica el que una empresa de su propiedad haya sido contratada para remodelar las oficinas del secretario de Gobierno, Roberto Sánchez Cerezo.

Pero quien tuvo más señalamientos y cargos en contra por parte del CEN, fue el legendario líder Adalberto El Pelón Rosas, a quien se atribuyó ``demasiada cercanía'' con el gobierno estatal por la permanente labor de ``gestoría social'' que Rosas realizó en los dos últimos años. Y el escándalo estalló cuando se filtró a la prensa que unas máquinas copiadoras que usaba en sus oficinas eran propiedad del gobierno. Tan pronto se hizo público el asunto, se involucró en este caso a la administradora del equipo de Rosas, Alma Vucovich.

Asimismo, como parte de esos ``acercamientos'' se acusa a diputados panistas de haber aprobado la nueva ley electoral a cambio de automóviles, especialmente a la diputada Cristina Murrieta.

Todo lo anterior es parte de lo que el CEN del PAN considera evidencias de la campaña del gobierno contra el partido.

Pero la campaña es más evidente en los medios de comunicación, pues con excepción de El Imparcial, de inocultable filiación panista, en el resto de la prensa todos los días las acciones del PAN son objeto de descalificaciones, ataques o descréditos.

La crisis interna

De las acusaciones en su contra, Adalberto Rosas, Alma Vucovich y Cristina Murrieta opinan que son ``infamias y calumnias''. Del asunto de las computadoras, afirman que desconocían que eran propiedad del gobierno y que la persona que se las rentó jamás los puso al tanto de esa situación.

Murrieta explica que el auto que le adjudican como regalo del gobierno lo obtuvo en una ``tanda'' organizada por los propios diputados.

En opinión de los tres, la crisis en el PAN de Sonora es producto del choque entre dos proyectos de partido: el ``elitista y proempresarial'' que encabezan los panistas sonorenses de la Coparmex apoyados por la dirigencia nacional, frente al proyecto ``popular'' que buscó ``ampliar la base militante y la estructura partidista entre todas las capas sociales''.

Vucovich indica que con Adalberto Rosas como candidato, ``el PAN tenía seguro el triunfo en la gubernatura'' y es ``increíble y absurdo'' que la propia dirigencia panista haya ``echado por la borda esta oportunidad histórica de ganarle aquí al PRI''.

Dice Rosas: ``en Sonora los panistas que tuvimos en las manos la posibilidad de ganar la elección teníamos en contra no sólo al gobierno de Beltrones sino a la dirigencia nacional del PAN. ``Para el gobierno éramos un peligro en el estado; para la dirigencia nacional éramos un peligro para el partido. Seguramente pensaron que ya tenían suficiente rebeldía e independencia con Fox en Guanajuato''.