René Alberto López Ť El PRI tendrá ``la mayoría absoluta''
en la Cámara de Diputados, asegura sin dudar Arturo Núñez, y sostiene
que el hecho de que los diputados priístas coincidan con un presidente
de la República del mismo partido no puede ser ``razón de indignidad
alguna''.
Resume así la propuesta de agenda legislativa de su partido: En esencia yo diría que son planteamientos para seguir avanzando en el desarrollo político, económico y social, y en el ámbito de las relaciones internacionales de México.
De las relaciones con el Ejecutivo, señala: Deben ser dignas, mutuamente respetuosas, como lo han sido en buena medida, pero también deben darse a partir de la división y el equilibrio de poderes. La relación con el Ejecutivo tiene que ser muy responsable, en el sentido de que es menester considerar que se trata de poderes que forman parte de un mismo Estado. Y sin menoscabo alguno de las atribuciones propias de cada poder, que deben ejercerse a plenitud, también hay que tomar en consideración que con frecuencia debemos enfrentar desafíos que vienen del exterior en este nuevo marco global, y que se requieren respuestas integrales, oportunas, eficaces, por parte no de un poder en exclusiva, sino del conjunto del Estado mexicano. Hay que privilegiar el sentido de responsabilidad en esta relación.
Respecto de la necesidad de alianzas si el PRI no obtiene la mayoría, sostiene: Es un supuesto del cual yo no parto. Pero, como dicen los abogados, suponiendo sin conceder, habría que tomar en consideración nuestra propia experiencia: hay acuerdos que se han construido con una fuerza, otros con otras y algunos, pocos pero los hay, se han logrado de manera unánime.
Hizo también la siguiente reflexión: todas las leyes reclaman el mayor consenso posible. Yo creo que más allá de las reformas constitucionales, legales o reglamentarias, vale el espíritu de construcción de acuerdos entre los diversos grupos parlamentarios, y en este cometido ha habido escuela derivada de un hecho: a partir de 1988 ningún partido político por sí solo ha tenido la mayoría para reformar la Constitución.
Sin embargo, en mil 445 días de sesiones en las que han estado las cámaras del Congreso de 1988 a la fecha se han aprobado 20 decretos de reformas constitucionales. Algo así como un decreto cada 72 días, lo cual habla de una cierta capacidad y sentido de responsabilidad de los actores políticos para no producir parálisis constitucional y para seguir modificando la Carta Magna haciendo del derecho instrumento de cambio y probando que si hay disposición y buena voluntad en la práctica parlamentaria entre los grupos, se pueden succionar vacíos de la legislación, insuficiencia de su normatividad y retos que la nueva pluralidad y fuerza de México exigen.
Siempre que haya sensatez, los diputados del PRI han estado dispuestos a recoger modificaciones sugeridas por otros grupos parlamentarios. Ahí donde hay insensatez y terquedad, pues finalmente tiene que funcionar la Cámara de Diputados conforme a la lógica esencial de la democracia, que es el principio de mayoría.
Y buenoÉ que coincidan los diputados del PRI con un presidente de la República también del PRI no es razón de indignidad alguna. Es razón para tener un gobierno eficiente. Por eso funciona el régimen parlamentario. José María Aznar en España es jefe de gobierno porque su partido (Popular) ganó la mayoría en el Parlamento. En Inglaterra pasó con el Partido Laborista. Entonces, que haya una misma mayoría en el Ejecutivo y en el Legislativo no es razón para indignarse, sino para regocijarse de que haya un gobierno eficiente que pueda actuar en las condiciones complejas de nuestros tiempos.
En cuanto a la postura el PRI frente a la corrupción, comenta: En el ámbito de competencia de la Cámara de Diputados mi partido postula la necesidad de fortalecer las facultades de control y fiscalización de las finanzas públicas a cargo del Ejecutivo, que tiene como facultad exclusiva la Cámara de Diputados. Recordemos que hay una iniciativa de reformas constitucionales del presidente Ernesto Zedillo para transformar la Contaduría Mayor de Hacienda, el órgano técnico que apoya a la cámara en estas funciones, en un organismo de auditoría superior de la Federación. Este se encargaría de revisar técnicamente y de dictaminar la cuenta pública que anualmente el Ejecutivo debe presentar a la Cámara de Diputados para que se cumpla con las exigencias legales y administrativas y que no haya filtraciones en el ejercicio del gasto público, que debe aplicarse de manera eficaz y eficiente. También pugnaremos porque la procuración de justicia y la seguridad pública en México respondan a las exigencias de los ciudadanos en esta etapa de nuestra vida política.
Sobre la reforma al Congreso, opina: Ese es un propósito que se ha planteado en varias legislaturas. Lamentablemente no se ha aterrizado. Ya existe, entiendo, un cierto consenso entre diputados y senadores de que la Ley Orgánica sea una sola, pero que debe haber un reglamento por cada cámara, en virtud de que su tamaño y sus atribuciones son diferentes.
Yo creo que ese será un tema en el que habrá que platicar con los grupos parlamentarios una vez constituidos. Todos estamos interesados en que para que haya caldo de pollo debe haber pollo, y lo primero que necesitamos es saber quiénes serán finalmente diputados de cada grupo.