La Jornada 19 de junio de 1997

Indignación

David Aponte, enviado, Huntsville, Texas, 18 de junio Ť Con la mirada ante el cristal, dirigida hacia el rostro de su padre, el mexicano Irineo Tristán Montoya, de 30 años, mostró una carta con su última declaración: ``Ojalá y este sacrificio sea para bien y traiga justicia para todos aquellos que la desean, y que no sea utilizado para la maldad''.

Recostado sobre una larga camilla y con los brazos abiertos, en forma de cruz, el sentenciado a muerte cerró los ojos y suspiró: ``Dios está con nosotros. Adiós y los espero allá en el cielo. Dios los bendiga. Te amo mucho -le dijo a Beatriz, su compañera. Amo mucho a mis padres. Los quiero mucho''.


Fotografía tomada al mexicano Irineo Tristán Montoya el 11 de
junio, quien ayer fue ejecutado mediante inyección letal por
la justicia estadunidense.
Foto: Pedro Valtierra

Los alguaciles soltaron el contenido de las tres inyecciones a las 18:06. Tristán Montoya, con pantalón azul marino, camisa celeste y tenis blancos, suspiró y emitió un sonido que impactó a los testigos, y que nadie alcanzó a descifrar. Diez minutos más tarde fue declarado muerto, en ausencia de los familiares de John E. Kilheffer, el estadunidense de cuyo asesinato se acusó al mexicano.

Afuera de Las Paredes, un grupo de activistas gritó tres veces: ``¡Viva Irineo! ¡Asesinos, asesinos, asesinos!''

Insistencia infructuosa

Desde temprana hora, las autoridades diplomáticas de México intentaron convencer al gobernador de Texas, George W. Bush, para que suspendiera la ejecución. El canciller José Angel Gurría envió una nueva carta al mandatario texano: ``Hacemos este requerimiento convencidos de que con tiempo adicional y una amplia investigación se podrían mostrar los efectos y las irregularidades en el proceso del señor Tristán Montoya, específicamente la negativa a garantizar los derechos consagrados en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares''.

El jefe de la diplomacia mexicana apeló al sentido de humanidad del gobernador de Texas y al derecho a la vida, en su carta fechada el 18 de junio, horas antes de la ejecución del connacional, el tercero que muere en the death chamber de la vieja prisión de Huntsville.

La despedida

Por la mañana, los padres del sentenciado visitaron la cárcel de máxima seguridad para despedirse de su hijo. Sólo lo vieron a través de las rejas, en una pequeña celda. Su madre, Emilia, no pudo tocarlo. Las reglas son estrictas en la fila de la muerte: ningún contacto físico, ni como última voluntad del condenado a la pena capital.

-No tengo ningún rencor... Perdonen a la gente que nos ha hecho daño -dijo a sus padres y a su hermano Honorio, quienes lloraron frente a los custodios texanos.

Tristán Montoya atajó:

-No me den por muerto hasta que cierre los ojos. Entonces, en ese momento piensen que ya estoy viendo la luz de Dios. No quiero que la familia se desintegre con mi muerte.

-No te preocupes hijo... Allí vamos a estar muy pronto contigo -le respondió don Honorio. Irineo dejó escapar algunas lágrimas.

A las 12:25 fueron invitados a abandonar el penal. Irineo se despidió de su familia. Testigo del encuentro, el cónsul de México en Houston, Manuel Pérez Cárdenas, le dijo: ``Tú y yo sabíamos que esto podría ocurrir''.

Reiterada negativa

Las negativas a suspender la aplicación de la inyección letal llegaron una tras otra en el curso de la tarde. La Suprema Corte de Estados Unidos negó aplazar la ejecución con el argumento de violaciones a los derechos consulares del connacional. La abogada Bonnie Goldstein recibió la noticia. Molesta, expresó: ``¡Me siento frustrada con mi propio sistema de justicia!... Bush tiene que posponer esto''.

Por teléfono celular, el cónsul Pérez Cárdenas llamó a Gurría para ponerlo al tanto de la situación, e informarle que Bush ya había recibido su carta. Todavía no había una respuesta a la petición mexicana.

-Nos queda Bush. Si sale la respuesta sería algo milagroso -manifestó Pérez Cárdenas.

Los acontecimientos mostraron lo contrario. Las autoridades carcelarias entregaron las pertenencias del connacional a la que dijo ser su compañera sentimental, Beatriz Torres: cuatro bolsas de polietileno rojas con sus libros, álbum de fotos, postales, objetos de aseo personal y una máquina de escribir.

Después, el mexicano fue trasladado a la antesala de la muerte, a The Walls, acompañado por el religioso franciscano Stephen Walsh. A las 14 horas Irineo se confesó y platicó con el sacerdote antes de ser trasladado a la cámara de la muerte, un pequeño cuarto con una larga camilla blanca y una vitrina, donde son colocados los familiares y testigos.

``El Señor está con él. El se preparó bien para morir, se entregó a Dios y se fue en paz'', dijo el religioso, ataviado con su túnica color café.

Tuvo un juicio justo: Bush

A un costado de Las Paredes, en la intersección de las calles Uno y Doce, un grupo de activistas comenzó a lanzar consignas en favor del mexicano. De inmediato los sheriffes, con botas y sombrero texano, frenaron a los manifestantes y colocaron una cinta amarilla para impedir su paso hacia la entrada principal del inmueble: ``Don't cross the line''.

-¡Paren el asesinato!... Fair, justice for Irineo! -lanzaron los activistas, entre los cuales se encontraba la señora Emilia, la madre del sentenciado a muerte.

La esperanza de que Bush aplazara la ejecución se perdió 36 minutos antes de la hora programada. Las autoridades del penal recibieron una declaración del gobernador texano que fue repartida a los periodistas que hicieron guardia frente a The Walls: ``El mandatario asegura al pueblo de México que el señor Montoya tuvo un juicio justo, amplias oportunidades para ser escuchado y la total protección de la Constitución y las leyes de Estados Unidos''.

Unos minutos antes de las 18 horas, Honorio y Beatriz cruzaron la calle hacia la cámara de la muerte, escoltados por cuatro alguaciles de la prisión. Cinco periodistas entraron al recinto para ser testigos de la ejecución, entre ellos el mexicano Ramón Rodríguez, de la agencia Notimex.

``Los mexicanos estamos viviendo un momento difícil, porque estamos en contra de la pena de muerte. Es un momento difícil y de dolor para la familia... Esto pone en seria prueba las reglas de la convivencia internacional, por la violación a la Convención de Viena'', expuso el cónsul, quien sudoroso respondió a las preguntas de los periodistas mexicanos y estadunidenses.

La ejecución

Al interior de Las Paredes, los alguaciles trasladaron a Irineo a la cámara de la muerte. A las 18:03 fue atado a la camilla. Los médicos colocaron dos largas agujas en los brazos de Irineo. En seguida, dejaron correr los líquidos letales (sodium thiopental, pancuronium bromide y potassium chloride).

El mexicano volteó lentamente su cabeza hacia donde se encontraba su padre, detrás del cristal: ``Dios está con nosotros. Adiós y los espero allá en el cielo... Amo mucho a mis padres''.

-También te queremos -respondió don Honorio. Beatriz comenzó a gritar. Los guardias le advirtieron que se callara o la sacarían. No hubo compasión.

Un médico declaró la muerte del mexicano cuando el enorme reloj de Las Paredes marcó las 18:16 horas. ``¡Asesinos, asesinos, asesinos!'', comenzaron a gritar los activistas.

-Muere mi hijo y muero con él... Dejó de sufrir mi hijo... Me lo hubieran quitado luego luego. ¿Para qué tan largos 11 años? Bush tiene un corazón muy duro -exclamó la madre de Irineo, acompañada por sus hijos Gabriel y Darío y sus nietas. Los hermanos de Irineo respetaron la decisión del padre: no presenciar la ejecución de su hermano.

La abogada Bonnie Goldstein dijo a los reporteros que hizo todo lo posible para salvar a Irineo. ``Es el peor caso de mi vida, sobre todo porque estoy en contra de la pena de muerte''.

Uno más a la lista de la muerte

En la esquina de la avenida Uno y la calle Doce la manifestación se disolvió en unos cuantos segundos. El poblado de Huntsville volvió a la normalidad: un reo más a la lista de ejecutados en Texas, el número 24 en lo que va de 1997, el tercer mexicano en los últimos cuatro años.

Con cierta frialdad, el vocero de la prisión, David Nunnele, informó que la última comida de Irineo fue pescado, papas fritas, jalapeños, zanahorias y helado.

Antes de las 19 horas, 10 minutos después de la ejecución, el cuerpo de Irineo Tristán Montoya fue entregado a las autoridades consulares de México. Sus restos fueron trasladados a una capilla en el barrio La Magnolia, en los suburbios de Houston. En las próximas horas serán enviados al puerto de Tampico.

``No me den por muerto hasta que me vean cerrar los ojos'', había dicho Irineo a sus padres, unas cuantas horas antes de llegar a la cámara de la muerte...


Martha Patricia Castro, corresponsal, Notimex y Efe, Matamoros, Tamps., 18 de junio Ť ``¡Asesinos, asesinos!'', gritaron indignadas unas 300 personas reunidas en el puente Puerta México, que une México con Estados Unidos, al enterarse de que Irineo Tristán Montoya había recibido la inyección letal en la cárcel de Huntsville, Texas, por el homicidio de un estadunidense.

Gabriel, hermano menor de Irineo, se golpeaba contra los tubos de la estructura del puente internacional que comunica con Brownsville y trató de arrojarse al vacío, pero alguien lo detuvo y lo consoló.

Sus otros hermanos, Carlos, Honorio y Darío, arrojaron hacia el vecino país todo lo que tenían a su alcance, mientras con voz entrecortada por el llanto repetían también: ``¡Asesinos!''

Entre la multitud se escucharon consignas contra el gobernador de Texas, George Bush Jr. ``¿Qué les dirá a sus hijos, que llevan sangre mexicana?'', se preguntó alguien mientras elementos del Ejército Mexicano vigilaban el paso fronterizo.

Impotentes ante la aplicación de la pena de muerte al mexicano, los manifestantes dejaron de rezar para invocar la ``máxima justicia divina'' y retiraron el plantón para luego trasladarse a la Plaza de Armas de Matamoros.

En Tampico, un grupo de integrantes de la Red Nacional de Mujeres y Punto realizó una marcha para condenar la ejecución del mexicano y demandar la cancelación de la pena de muerte para los mexicanos presos en Estados Unidos.

En la vecina Congregación Anáhuac, Veracruz, donde radica Darío Tristán Montoya, el hermano mayor de la familia, los habitantes se manifestaron con tristeza y consideraron que la ejecución es un acto contra los mexicanos.

Aunque nació en Ciudad Mante, Irineo Tristán fue registrado en Tampico y vivió con sus padres, Emilia Montoya y Honorio Tristán, en la calle Pino sin número, en Congregación Anáhuac, Veracruz.

La familia se estableció en una humilde vivienda de un piso en la zona norte de Veracruz, casa que edificaba el propio Irineo Tristán, quien se preocupaba de darle sustento a su madre Emilia.

En esa casa Irineo convivió durante su niñez con sus hermanos, pero al paso de los años el grupo se dividió a causa de las carencias económicas.

Darío, casado con Silvia Morelos y con tres hijos, prefirió dedicarse al comercio y vivir con sus padres en Congregación Anáhuac. Carlos, Lino, Honorio y Miguel se dedican a la pesca y a otras actividades en la frontera de Tamaulipas. Irineo partió a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

Gabriel --el menor de la familia--, al igual que Darío, fue el que más convivió con sus padres en Congregación Anáhuac, y hasta hace unos años decidió irse a Estados Unidos.

Irineo Tristán Montoya ``fue ejecutado injustamente, ya que era inocente y los cargos que le imputaban fueron fabricados por el gobierno texano'', afirmaron familiares y vecinos del hoy occiso.

Ignacio Hernández, amigo de la familia Tristán Montoya y quien cuidaba la casa mientras los parientes de Irineo viajaban a Texas, consideró: ``Fue un acto inhumano del gobierno estadunidense''.

La titular de la Visitaduría de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Astrid Lattuada de León, dijo que la ejecución ``significó un retroceso y una negación a los derechos humanos del mexicano, ya que el caso pudo resolverse dentro del marco jurídico''.

Trascendió que el cuerpo de Irineo será velado e inhumado en Ciudad Mante, en donde nació.


La ejecución del mexicano Irineo Tristán Montoya en la cárcel de Huntsville, Texas, provocó ayer en la sociedad mexicana estupor, indignación, impotencia, dolor y severas críticas contra Estados Unidos y su sistema jurídico. Además, algunas de las principales organizaciones no gubernamentales de derechos humanos arremetieron también contra el gobernador texano George Bush.

Así, las principales ONG, partidos políticos, dirigentes sociales, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), legisladores y la Iglesia católica reprobaron la pena de muerte, porque atenta contra el primer derecho del ser humano que es la vida. ``La aplicación de esta pena es un acto de barbarie, inhumano, cruel y salvaje''.

El director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, David Fernández, dijo que el gobierno de México, además de que actuó demasiado tarde, lo hizo sin energía. ``Ahora debe poner un signo de indignación ante la conducta del gobierno estadunidense''.

Se violó el derecho internacional: Oscar González, de la AMDH

Para el presidente de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, Oscar González, esta ejecución marcará una huella profunda en la mente y sentimientos del pueblo mexicano, que ha visto cumplirse en forma fría la Ley del Talión: ``ojo por ojo, diente por diente''. Ha sido una actitud farisaica, un triunfo de la barbarie sobre la civilización.

``La ejecución de Tristán Montoya se ha llevado a cabo violando el derecho internacional consular y los instrumentos internacionales en contra de la pena de muerte'', declaró Benjamín Laureano Luna, presidente del Frente Mexicano Pro Derechos Humanos, para quien ahora, con motivo de esta muerte injustificada, sólo cabe pedirles a los mexicanos que no crucen la frontera hacia Texas. Debe haber un repudio a ese estado que se distingue por asesinar legalmente a seres humanos''.

Emilio Krieger, fundador de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, indignado dijo: ``es un ejemplo más de la capacidad de matar que tiene Estados Unidos... El Estado no debe justificarse ante sus gobernados, privando de la vida a seres humanos; siempre he pensado que la privación de la vida no es un acto justificable. Si alguna vez he estado de acuerdo, y sigo estando, en la aplicación de la pena capital, es cuando Benito Juárez la aplicó en el Cerro de las Campanas... y estamos necesitados de muchos Cerros de las Campanas más''.

``¡Ay... qué barbaridad... qué horror... híjole''!, expresó de entrada, al conocer la noticia de que Tristán Montoya tenía unos minutos de haber sido ejecutado, Marisol López, vocera del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria. ``Qué mala noticia... qué podemos hacer... teníamos esperanzas de que sucediera un milagro... Es espantoso que a estas alturas de la humanidad todavía se siga aplicando la pena de muerte. Es bastante preocupante que sea el Estado quien cometa ese tipo de asesinatos''.

La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, en su oportunidad criticó que el gobierno estadunidense no haya presionado lo suficiente al gobernador Bush, que podía haber suspendido la ejecución, para una mayor aportación de pruebas en favor o en contra de Tristán Montoya.

Por su parte Consuelo Ornelas, secretaria ejecutiva de Amnistía Internacional Grupo México, manifestó que AI ``está en contra de la pena de muerte en cualquier parte del mundo; desde hace tiempo la organización se ha manifestado por que la pena capital sea abolida y no haya más juicios en los que la sentencia máxima sea privar de la vida a un ser humano''.

Cabe señalar que esta ONG, una vez que conoció de la ejecución, pidió a la sociedad en general guardar un minuto de silencio en señal de protesta por lo acontecido.

La Conferencia del Episcopado Mexicano y la CNDH lamentaron que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, el gobernador George Bush y la Junta de Perdones y Libertad Condicional de Texas, no hayan escuchado las peticiones de clemencia de familiares de Irineo y de diferentes sectores de la sociedad mexicana.

También las dirigencias nacionales del PRI, PAN y PRD condenaron la ejecución. Acción similar realizaron los senadores Héctor Sánchez, del PRD; Eduardo Andrade, del PRI, y Juan de Dios Castro, del PAN.

Acción Nacional demandó a las instancias diplomáticas del gobierno mexicano ``mayor energía y oportunidad'', a fin de resguardar el pleno respeto a los derechos humanos de nuestros connacionales en otros países, al tiempo que lamentó ``profundamente'' la ejecución del ciudadano mexicano Irineo.

En un breve comunicado, el PAN destacó que ``es motivo de gran preocupación'' que la decisión de aplicar la pena de muerte a Tristán Montoya ``haya sido resultado de un largo proceso penal, cuya legalidad queda cuestionada por una serie de irregularidades que no fueron plenamente aclaradas por las autoridades estadunidenses.

Rechaza la pena de muerte como medio para combatir la delincuencia, ``pues no es asesinando a seres humanos como se corrigen los problemas sociales''.

Por su parte, el PRI lamentó la aplicación de la pena de muerte, lo cual hace reflexionar sobre el valor de la vida y la necesidad de pugnar por sentencias alternas. Alfredo Phillips Olmedo, coordinador de Asuntos Internacionales del Partido Revolucionario Institucional, dijo que es una lástima que no se haya impuesto el espíritu humanitario a los juzgadores estadunidenses.

La diplomacia mexicana, añadió, está en condiciones de continuar la lucha en favor de preservar la vida de otros connacionales con la misma pena pendiente, y ``ojalá corran la suerte de Ricardo Aldape, que sobrevivió a la sentencia de ejecución''.

En tanto Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del PRD al gobierno capitalino, condenó la ejecución del tamaulipeco. Todos los mexicanos debemos manifestarnos en contra de la pena de muerte, porque nadie tiene derecho a quitarle la vida a una persona. Solicitó a las autoridades respectivas que aumenten sus esfuerzos políticos en defensa de la vida de los mexicanos que están condenados a la pena de muerte en el vecino país del norte.

Porfirio Muñoz Ledo, candidato del PRD a diputado federal, dijo que la ejecución de Irineo Tristán Montoya es una muestra de la insensibilidad y la prepotencia disfrazada con argumentos legales e incluso de soberanía, que han creado una gran distancia entre las autoridades estadunidenses, las corrientes conservadoras y el pueblo de México.

Entrevistado luego de participar en un encuentro con candidatos a diputados, estimó que la ejecución de Tristán Montoya augura días muy difíciles en la relación México-Estados Unidos.

El que la Casa Blanca no haya podido reaccionar después de las demandas que se le hicieron, y después de que Clinton estuvo en México, revela lo que dijimos, que la visita del presidente estadunidense fue un show para la televisión de ese país, pero no se llegó a ninguna convicción, subrayó, y dijo: ``simplemente siguen pesando en Estados Unidos las fuerzas que tienen mas desprecio por lo nuestro y por la vida humana''.

Actual candidato a diputado federal, Muñoz Ledo dijo que jurídicamente se le podía dar el indulto a Tristán Montoya, luego de preguntar al doctor Zedillo si basta con una carta del embajador para solucionar un problema de este tipo''.

También interrogó al canciller Gurría si además de las cartas que envió al gobernador hizo alguna otra cosa con relación a la secretaria de Estado Madeleine Albright. Pero sobre todo ``yo pregunto si Zedillo, poniendo en juego el peso de su autoridad como jefe del Estado mexicano, tomó el teléfono y habló con el presidente de Estados Unidos.

Protesta frente a la embajada de Estados Unidos en México

Frente a la embajada de Estados Unidos se manifestó ayer un grupo de mexicanos que rechazaban la pena de muerte contra Tristán Montoya. Desde el mediodía, curiosos se sumaban momentáneamente al reducido plantón que por medio de cartulinas reflejaban el malestar de la comunidad mexicana en relación al suceso que habría de ocurrirr horas después.

A decir del legislador perredista Marco Rascón, todos los mexicanos que son procesados en territorio de Estados Unidos tienen un problema en común: ``son resultado de la distribución económica que se ha generado en nuestro país en los últimos 25 años''.

Rascón entregó una misiva escrita a mano a los guardias de seguridad de la embajada, para que éstos la hicieran llegar a James Jones. En el breve documento, el diputado aduce que en Estados Unidos se practica ``una doble moral, que tiene que ver con una visión racista contra el pueblo mexicano''.

El documento refirió que el caso de Irineo Tristán fue anómalo porque se practicó en otro idioma, y no le dio oportunidad al mexicano de aportar pruebas y evidencias de su inocencia.

La pena de muerte no deja de ser injusta, pero hubo una víctima: penalista

En lo que parece ser la única voz discordante, el doctor en derecho Eduardo López Betancourt, sobre el controvertido asunto de la pena de muerte señaló que debemos tomar en cuenta que la sociedad ``tiene derecho legítimo a defenderse y debe de actuar en casos extremos'', además de que se tiene que pensar también en la víctima y no sólo en los presuntos victimarios condenados a la pena capital.

A una pregunta sobre la ejecución del mexicano Irineo Tristán Montoya en la cárcel de Huntsville, Texas, el penalista aclaró que desde su punto de vista personal, y ``sin ser nadie para juzgar lo que no conozco'', el hecho de que en más de 100 países exista la pena capital --incluido México--, revela la necesidad de las sociedades de actuar en legítima defensa en casos extremos.

En alusión directa al caso de Tristán Montoya, López Betancourt indicó que si bien la muerte de éste ``no deja de ser injusta'', se tiene que pensar también en la víctima, la cual con afecto y consideración le dio un ``aventón'' a dos personas, para después morir asesinada de 40 puñaladas.

Ahí hubo una víctima y se tiene que pensar en ella.

La pena de muerte, sostuvo, es como la pistola que muchos guardan en su armario, ``ojalá que nunca hubiera necesidad de usarla, pero se tiene que usar con mano firme cuando está en riesgo nuestra integridad y seguridad, así como de nuestros seres queridos''.

(Triunfo Elizalde, Ciro Pérez, Jesús Aranda, Roberto Garduño, Georgina Saldierna, Andrea Becerril y Francisco Guerrero, corresponsal)