¡Qué bueno!, era un estorbo para la clase obrera: Campa
Rosa Icela Rodríguez Ť ``Qué bueno'', fue la respuesta del luchador social Valentín Campa cuando se enteró de la muerte de Fidel Velázquez: ``... era un estorbo para el mejoramiento de la clase obrera''.
Actualmente Campa es uno de los fundadores sobrevivientes de la CTM y desde su casa, sentado en un sillón, con sus 93 años a cuestas, el viejo líder sindicalista y militante opositor manifiesta que ``no me afecta la muerte de Fidel...porque todos nos vamos a morir''.
En una lacónica frase el dirigente ferrocarrilero explica lo que pasará con la CTM luego de la desaparición del jerarca priísta: ``Nada...pondrán a otro en su lugar y seguirá controlando a los obreros''.
Amorosa, la esposa de Campa, Esperanza García Ramírez, lo convence de que acepte la entrevista con La Jornada, nos dice que ``ya no está tan lúcido como antes, porque se cansa'', pero relata que a pesar de haber nacido el 14 de febrero de 1904 no deja de asistir a sus reuniones de la Comisión Sindical del PRD los jueves a las 18:30 horas en Monterrey 50.
Al insistirle sobre el futuro del Revolucionario Institucional, quizá recuerde los 65 años que ese partido tiene en el poder cuando sostiene: ``no le pasará nada, porque Fidel siempre estuvo al servicio del gobierno y se encargarán de poner a otro líder incondicional en su puesto''.
-Pero Fidel era el que estaba al frente...
-El PRI no se va a resquebrajar por la muerte de Fidel, el PRI ya está mal desde hace mucho, la gente ya se cansó del PRI, está cerca el cambio.
-Y la CTM?
-Seguirá igual.
La conversación se dificulta por momentos debido a los problemas de audición que padece Valentín Campa, quien dice estar ``orgulloso de no haber seguido los pasos de Fidel... pues él se vendió al gobierno''.
Apenas se enteraron, como a las 11 de la mañana, un grupo de obreros seguidores de don Valentín, procedentes de Iztapalapa, llegó a su modesta casa a darle la noticia del deceso de Fidel Velázquez Sánchez.
No se evidenció ninguna tristeza en Campa. Y cuando se le preguntó nuevamente ``su opinión sobre la muerte de su compañero de otras luchas'', con la sinceridad que le dan los años, reiteró: ``Qué bien, ojalá que con esto respiren un poco los obreros, porque siempre los estaba controlando''.
En una pared de su vivienda resalta el retrato con más significado en su vida, en el cual aparece con su compañero de lucha Demetrio Vallejo, con una boleta de liberación en la mano, ``allá por los años 70''.
Desde siempre militante opositor, Campa toma el bastón para asistir a las largas y tediosas reuniones perredistas. Disciplinado en sus hábitos, así como saludado y respetado por propios y extraños. Su esposa advierte que le falla la memoria, pero en general está bien, toma medicamentos para la diabetes, pastillas pero no insulina.
Acepta que es ``diferente de Fidel...porque él se fue a la derecha y yo a la izquierda''.
Pero analiza que se separó de Velázquez cuando ``se perdió'' y cuando se le pregunta cuándo pasó eso, argumenta ``hace muchos años, cuando lo coptó el gobierno''.
Las enfermedades --justifica--, no se deben a los años, ``se deben a la lucha, al encierro, a la persecución del gobierno''. Están vívidos todavía los años de prisión y cuando en el período de Plutarco Elías Calles incluso estuvo a punto de ser fusilado ``por el delito de disolución social'', que después sería abolido.
-¿Planea ir al sepelio de Fidel?
-¿Como cree? Somos de dos corrientes totalmente opuestas. yo me fui con la izquierda y él era totalmente de derecha. Somos opuestos.
Así con la congruencia con las ideas que ha mantenido durante toda su vida desde su juventud, por su participación en el sindicalismo ferrocarrilero, por las persecuciones debido a su militancia en el Partido Comunista y su activismo opositor, Campa camina hoy apoyado en el bastón, encorvado, con paso lento, pero dice tener fe en que ``algún día llegue la justicia para los obreros mexicanos''.