Javier Flores
Especificidad de las ciencia y una aclaración
Los estudios históricos de la ciencia en México tienen un enorme valor, no solamente porque hacen posible reconstruir una parte de nuestro pasado, sino también porque al permitirnos examinar nuestros orígenes y desarrollo pretérito iluminan algunas de las rutas de nuestro futuro científico. No es exagerado afirmar que a los proyectos de investigación sobre la historia de la ciencia mexicana debe asignárseles un lugar prioritario y un carácter estratégico dentro de las políticas nacionales en esta materia.
Un claro ejemplo lo tenemos al examinar el ingreso y aclimatación de la ciencia moderna en México. Estudios realizados por investigadores dotados de gran rigor y talento revelan que, desde sus orígenes, la ciencia mexicana no se comporta como una unidad homogenea y, por el contrario, cada disciplina muestra características propias que le otorgan gran especificidad. Así, Elias Trabulse, un historiador por el que siento una gran admiración y respeto, documenta a lo largo de su importante obra algunos de los rasgos particulares de las distintas disciplinas científicas cultivadas en México en diferentes periodos. De la gran diversidad de datos que aporta sobresale un hecho que no puede pasarse por alto: Encuentra que existe un desfasamiento en el tránsito hacia la modernidad entre el desarrollo de áreas del conocimiento como las matemáticas, la física y la astronomía, respecto al seguido por las ciencias de la vida, en particular la medicina.
Es necesario recordar que en los orígenes (siglos XVI-XVII) el paso hacia la modernidad científica implicaba el rompimiento con las concepciones prevalecientes en la Europa medieval fuertemente arraigadas en España. Los primeros hombres de ciencia en nuestro territorio tuvieron que enfrentar la resistencia de la ciencia oficial, una teología oscurantista fuertemente arraigada en la Nueva España, armados con lo mejor del pensamiento europeo que diera lugar al Renacimiento y posteriormente a la Revolución Científica. El desfasamiento al que se refiere Trabulse consiste en que las ciencias de la materia tuvieron una respuesta más rápida frente a estos cambios abandonando las tesis aristotélicas y avanzando hacia las concepciones herméticas y mecanicistas mientras que la medicina se mantuvo estrechamente ligada al pensamiento antiguo, mostrando una mayor resistencia al cambio.
Trabulse resalta la labor de los matemáticos y los astrónomos, así como la de los practicantes de algunos oficios como los ingenieros y maquinistas a quienes considera como los portadores de la modernidad científica. ``Su obra contrasta'' dice Trabulse en la página 30 del primer volumen de su Historia de la ciencia en México --con la de los médicos que aunque sin duda forman el más persistente y consistente gremio científico de la historia de la ciencia mexicana durante el virreinato, pocas veces fueron ellos los portadores de las nuevas teorías y en muchas ocasiones actuaron en el seno de las diversas comunidades científicas como fuerzas eminentemente regresivas.--
Yo considero que el trabajo del doctor Tarbulse constituye más que un conjunto de concepciones inamovibles, una fuente difícilmente agotable de nuevas ideas, pues abre caminos antes ocultos para emprender nuevos proyectos de investigación. Con este espíritu, pienso que esta apreciación de Trabulse sobre los orígenes de la medicina mexicana no necesariamente puede considerarse como única. El juicio de este historiador proviene en buena medida del examen de la bibliografía a la que tenían acceso los médicos de esa época y se basa en la persistencia en la literatura citada por los médicos novohispanos de los autores antiguos como Hipócrates, Galeno, Avicena y Razes, pero creo que la conclusión a la que llega el doctor Trabulse puede ser contrastada con otros hechos. En particular, la referencia a autores antiguos no puede ser considerada necesariamente como sinónimo de atraso. En especial las referencias a Hipócrates, lejos de significar el apego a la ciencia medieval pueden ser consideradas, por el contrario, como una de las vías de rompimiento con ella. Está plenamente documentado que el retorno al hipocratismo constituyó una de las vías de enfrentamiento con las tesis aristotélico-galénicas (fundamento de la ciencia oficial) y fue uno de los puntos de apoyo para el desarrollo de la medicina renacentista en Europa. Por otra parte, las tesis herméticas no fueron patrimonio exclusivo de las matemáticas o la astronomía, pues además de los textos de Hipócrates, eran conocidos por los médicos de la Nueva España las obras de autores como Paracelso, como el mismo Trabulse señala en sus obras. Finalmente hay otro aspecto distintivo de la medicina mexicana en esa etapa que en mi opinión la aleja de un juicio de ``elemento regresivo'' consiste en que es la única área de la ciencia novohispana que mantiene una actitud de apertura frente al conocimiento de los antiguos mexicanos, particularmente en la botánica y farmacopea indígenas, uno de los temas de estudio predilectos en las obras de los médicos novohispanos. No hay que olvidar que el multiculturalismo fue también una de las formas que adoptó la ruptura con la medicina medieval en el Renacimiento europeo.
Puede afirmarse que en México existe una especificidad en el desarrollo de las ciencias que las convierte en objetos de estudio y tratamiento particulares, aspecto que adquiere enorme valor no solamente desde el punto de vista histórico, sino además en el desarrollo de políticas para hoy y para el futuro y, por otro lado, se hace necesario profundizar en las investigaciones sobre la medicina mexicana en tres líneas fundamentales: 1. El papel del hipocratismo en el rompimiento con las tesis aristotélico-galénicas. 2. La posible influencia de las tesis herméticas en las contribuciones de los médicos mexicanos y 3. El multiculturalismo como elemento de especificidad en los orígenes de las ciencias médicas en México; lo que quizá nos daría elementos adicionales para llegar a un mejor conocimiento de nuestro pasado científico.