La Jornada 25 de junio de 1997

Ataque al auto de Yabrán, magnate involucrado en el crimen de Cabezas

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires 24 de junio Ť Un grupo de enardecidos manifestantes atacó esta mañana el automóvil del empresario telepostal Alfredo Yabrán cuando éste se retiraba de la Casa Rosada luego de mantener una entrevista con el Jefe del gabinete de Ministros, Jorge Rodríguez, mientras cacerolas y bocinas sonaban en distintos puntos de esta capital y otras ciudades del país como muestra de repudio a este encuentro.

Los reporteros gráficos volvieron a levantar sus cámaras en protesta por la falta de resultados en la investigación del crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, a cinco meses de este suceso. El nombre de Yabrán y su jefe de seguridad, Gregorio Ríos, surgieron en la investigación del crimen como posibles autores intelectuales.

Las manifestaciones coincidieron en un momento en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (sede del gobierno nacional) donde transcurrió la protesta opositora convocada por el Frente País Solidario (Frepaso) y también la de los reporteros. Cuando Yabrán llegó al lugar poco después de las 9:40 horas, los cláxones atronaron la zona céntrica. A la protesta se adhirieron taxistas y choferes de transporte colectivo. También hubo bocinazos en otras ciudades como La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y Mar del Plata.

Un impresionante dispositivo de seguridad se desplegó alrededor de la Casa Rosada, pese a lo cual, al salir el empresario --quien ingresó por la entrada presidencial para su entrevista-- un grupo de personas corrió tras del automóvil, y los vidrios traseros de éste resultaron rotos.

Desde Estados Unidos, el presidente Carlos Menem criticó el incidente, minimizó la protesta y nuevamente sostuvo la tesis de que existe una campaña contra Yabrán y contra su gobierno. Acusó nuevamente de ``subversivos'' a los opositores antes de regresar al país, donde se perfila una inminente crisis de gabinete. Desde Nueva York, Menem admitió anoche que podría aceptar la renuncia del ministro de Justicia, Elías Jassán.

Este sería así el primer impacto de la crisis originada al hacerse públicos los telefonemas entre Yabrán y varios ministros, entre ellos Jassán y el del Interior, Carlos Corach. Los analistas estiman que precisamente el hecho de recibir a Yabrán, cuyo nombre, como el de sus jefes de seguridad, aparecen vinculados al crimen, tiende a presionar nuevamente al juzgado. Desde mediados de 1995, cuando el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, denunció ante el Congreso la existencia de ``mafias'' ligadas al poder, el nombre de Yabrán está en el candelero.

Pero fue el crimen de Cabezas lo que comenzó a destapar un entramado de corrupción, de vínculos y de la existencia de agencias de seguridad integradas por militares y policías, responsables de gravísimas violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura.

Esta tarde se conoció una nueva amenaza, esta vez contra la prestigiosa periodista Magdalena Ruiz Guiñazu, quien junto con el escritor Ernesto Sábato y otras personalidades integró la llamada Comisión de la Verdad, que investigó los crímenes de la dictadura.

La dirigencia de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) fue también recibida esta tarde por el jefe de gabinete y el ministro del Interior, Carlos Corach. Los hombres de prensa denunciaron las nuevas amenazas y agresiones que sufre el gremio, pero Corach consideró que el problema ``no estaba focalizado'' en la prensa. Asimismo, Juan Carlos Caamaño, secretario general de UTPBA y de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), consideró como ``poco afortunado, usando un término benévolo, recibir al principal sospechado de autoría intelectual del crimen''. Caamaño dijo que el ministro del Interior proponía a los periodistas mantener sus teléfonos intervenidos con el sistema Excallibur para rastrear amenazas, pero de inmediato hubo reacciones en contra.

Ahora, la estrategia menemista es pasar a la ofensiva, y Yabrán, con fuertes vínculos con el poder, intenta recusar a la Cámara de Dolores, donde se investiga el crimen de Cabezas, imitando así lo actuado en el caso del representante futbolístico Guillermo Cóppola cuando comenzaron a ser expuestos los estrechos vínculos de éste con el gobierno. Mediante escandalosas maniobras, Cóppola fue sustraído del juzgado donde lo investigaban y trasladado bajo otros jueces, quienes dispusieron su libertad.