A unos días de que, por fin, se pueda decidir quién gobernará a la ciudad de México, queremos hacer una última revisión de las propuestas políticas que, sobre el patrimonio cultural, han divulgado los tres principales partidos en contienda. Si bien el que se hayan dado a conocer no significa que, ya en el poder, los gobernantes las lleven a cabo (como ha sucedido siempre), vale la pena saber de ellas y ver el interés que le da cada uno de los candidatos al tema.
De los tres proyectos, los más objetivos (aunque siempre perfectibles) son los de los aspirantes del PRD y el PAN, mientras que el del PRI prosiguió con el eterno y vago discurso político de toda campaña prometiendo, en frase acumulada por años, el -ahora sí- inminente ``redoble de esfuerzos para la conservación y preservación del patrimonio histórico y cultural de la ciudad''.
El aspirante de Acción Nacional habla del tema en el capítulo 3 (sobre ``Promoción de cultura y tradiciones de la ciudad de México'') de su plan de trabajo, dividiendo sus ofrecimientos en legislativos y de gobierno. Entre los primeros, menciona la promulgación de un nuevo marco jurídico que permita precisar ``los criterios que se siguen para la restauración y conservación de monumentos y zonas en el territorio del Distrito Federal''. Con los segundos, pretende llevar a cabo la ``integración de zonas patrimoniales en todas aquellas áreas de la ciudad que todavía conservan valores arquitec- tónicos propios o de contexto'', y que no han sido ``debidamente consideradas en la ley federal'', por lo que el jefe del gobierno capitalino tendrá ``la obligación de expedir la declaratoria de las zonas patrimoniales que deban preservarse en la ciudad'', además de destinar ``partidas presupuestales'' para su salvaguarda.
Por su parte, el representante del PRD, ante el derroche y la ``enorme dilapidación de recursos por parte del gobierno, que poco o ningún bien ha hecho'' para la cultura citadina, señala que uno de sus grandes objetivos será ``convertir el Centro Histórico en un área que combine adecuada y equilibradamente la actividad económica, el cuidado y disfrute del patrimonio público y el uso habitacional'', evitando daños al acervo cultural. Sus intenciones, contenidas en el capítulo 5 (``Una ciudad equitativa y sustentable''), del documento Una ciudad para todos, incluyen al patrimonio cultural en el sector turismo, donde se apuntan como acciones inmediatas el impulso de una ``política de desarrollo del potencial turístico, mediante la concertación y cooperación autogestionaria de sus habitantes, en particular en el cuidado de sus monumentos, patrimonio y tradiciones culturales''.
Enseguida habla de apoyos fiscales, técnicos, financieros y administrativos en los servicios turísticos para sectores de ingresos medios y bajos, principalmente en el Centro Histórico ``y otros puntos de atracción turística (Coyoacán, Tlalpan, San Angel, Xochimilco, Tláhuac y poblados del área rural de Milpa Alta), integrándolos zonalmente a los programas de vitalización y restauración patrimonial''. Algo que incide directamente en el patrimonio es el desarrollo urbano, y al respecto propone la revisión del Programa General de Desarrollo Urbano y la presentación de una iniciativa de Ley de Planeación del Desarrollo del Distrito Federal, con el fin de orientar el crecimiento metropolitano y proteger el medio ambiente, llevando a cabo un ``control efectivo de los usos del suelo y la coordinación entre las instancias que los operan''.
Se avizora, con el triunfo de la oposición, un dilatado periodo de obstáculos que limitarán ``con aspereza -como señaló Carlos Monsiváis- cualquier posible acción de gobierno'', por lo que ahora nos corresponde a los ciudadanos luchar por que nuestras demandas se lleven a cabo, pese al acoso de grupos políticos resentidos por la pérdida del poder y el autoritarismo.
Tal impunidad en materia cultural llevó al desgaste -en aras del oportunismo sexenal- de verdaderos proyectos viables de rescate, no sólo de la zona monumental más grande de toda América Latina, sino del valle de México y sus numerosos espacios arquitectónicos. Las propuestas están dadas y los tiempos para que asumamos nuestro derecho democrático también. Estoy seguro de que, con nuestra participación, por fin llegará al gobierno capitalino la persona idónea