Juan Carlos Villa Soto Ť Los estudios de género han demostrado que la misma desigualdad social que se ha construido con base en la diferencia de sexo, y que ha mantenido a las mujeres en una situación de subordinación y discriminación, también ha obstaculizado el desarrollo de los hombres. La maestra Lorenia Parada Ampudia, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de Género, PUEG de la UNAM, dijo en entrevista que la imposición social para que el hombre no exprese sus sentimientos o sea agresivo, por ejemplo, no sólo limita su desarrollo personal, sino también su relación con las mujeres y en general con su entorno social.
La maestra Parada Ampudia dijo que desde 1993, el PUEG ha impulsado el estudio de las masculinidades a través de seminarios y proyectos de investigación. Empero, aclaró que si bien es un tema que interesa tanto a los hombres como a las mujeres, a juzgar por la profusa asistencia a los seminarios, existe cierta reticencia de parte de los investigadores para emprender proyectos sobre el mismo. La psicóloga social comentó que la incursión en los estudios de género conduce, en la mayoría de los casos, a cuestionamientos importantes sobre nuestra personalidad, nuestra historia individual, nuestro lugar en este mundo e incluso sobre nuestra existencia como sujetos sociales. Esto no es atractivo para algunas personas, acotó.
La investigadora señaló que existen diversas vertientes en los estudios de masculinidad. Por un lado, están las corrientes que han surgido como reacción al movimiento feminista y que pretenden reivindicar la masculinidad como una forma de ubicar a las mujeres en una situación de subordinación. Afortunadamente se han desarrollado otras corrientes muy ligadas al movimiento feminista y que han retomado el análisis crítico de la realidad social y de la vida cotidiana. Estas corrientes, llamadas masculinistas-feministas, constituyen una crítica a la masculinidad impuesta. Esta última perspectiva es la que hemos promovido en el PUEG. Nos interesa analizar cómo se construye la masculinidad a nivel individual y social, así como cuáles son las propuestas que surgen ante la resistencia al modelo dominante. Se habla de masculinidades porque, aunque socialmente se promueve una forma estereotipada del ser hombre, en realidad encontramos diferentes expresiones de la masculinidad, apuntó. La entrevistada comentó que el movimiento feminista de los años 70 adquirió gran fuerza gracias a las discusiones entre mujeres en donde, con base en el análisis de textos, planteaban cuestionamientos a la vida personal y cotidiana.
De este modo, las mujeres se empezaron a dar cuenta de que su inconformidad frente a un único ``un modo de ser mujer'', no era un problema individual, sino social. En este sentido destacó la importancia de que los grupos de discusión de hombres estén recuperando sus experiencias y se den cuenta cómo fueron inducidos, a veces de manera violenta, a adquirir ciertos patrones de conducta socialmente ``deseables'' o ``normales''.
En México existe una paternidad irresponsable, destacó Parada Ampudia. ¿Qué pasa con los hombres?, ¿se dan cuenta de que su paternidad puede ser elegida no necesariamente para valorarse como varones? En los talleres de paternidad, los hombres se sorprenden de que no estén disfrutando su paternidad a través de una relación más directa con sus hijos. Aseguró que la ausencia de juegos y de abrazos, por mantener el papel de hombre fuerte, hace que muchos padres se sientan limitados. Finalmente, la investigadora señaló que la perspectiva de los estudios de género se amplia con los estudios de las masculinidades. Remarca una de las posturas sabias de la visión feminista: en este mundo existimos mujeres y hombres y queremos construir una sociedad diferente donde ambos estemos cada vez mejor.
En este sentido dijo que es muy importante incluir a los hombres en el proceso de cambio. Por otro lado, comentó que quizá para el hombre sea más difícil cuestionar las imposiciones sociales, por el riesgo de perder ciertos privilegios; empero advirtió que esta reflexión es importante para el proceso de transformación de las relaciones entre hombres y mujeres. En todo caso, ``las feministas estamos proponiendo que los hombres se integren junto con las mujeres a la construcción de una sociedad nueva''.