La reciente resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que confirmó la multa por más de 5 millones de pesos impuesta al Partido Revolucionario Institucional, rebasa los límites del simple litigio entre una autoridad y un actor político que acude a la instancia superior, y se sitúa entre las decisiones jurídicas que serán recordadas cuando este tipo de impugnaciones se hayan convertido en práctica normal en este país.
La resolución, tomada por unanimidad, fortalece el nuevo marco electoral en el que se está desarrollando el actual proceso, cuyos resultados podrían llevar a situaciones políticas sin precedente en México. Adviértase que se habla de la vigorización del marco comicial, no sólo de una institución, porque el fallo robustece a la autoridad impugnada, el Instituto Federal Electoral (IFE), y también al Tribunal Electoral, cuya credibilidad, después de sus dos resoluciones anteriores favorables al partido oficial, había quedado erosionada.
No hay espacio aquí para discutir si fue justo o no atribuirle proclividad priísta al Tribunal, pero el hecho innegable es que tal adjudicación existía, al grado de que se le colgó el sambenito de PRIFE porque anteriormente a esa instancia se le conocía como Trife, acrónimo derivado de Tribunal Federal Electoral, que era su nombre y ya no lo es. Quizá en esto pensaba el presidente del Tribunal, José Luis de la Peza, cuando rechazó las acusaciones de parcialidad, conservadurismo y rigorismo jurídicos aparecidos en la prensa (Jesús Aranda, La Jornada, viernes 27 de junio de 1997, p. 9).
Con su resolución, el Tribunal recobra credibilidad. No es, por supuesto, que deba fallar siempre contra el PRI para tenerla, pero tan fuertes y ostensibles han sido los vínculos de este partido con el gobierno, tanto ha agraviado a la transparencia electoral a lo largo de siete decenios que cuando los fallos en asuntos importantes lo favorecen reiteradamente, este hecho produce sospecha y desconfianza. Y si hay desconfianza en la máxima instancia que habrá de resolver controversias electorales, el camino de la transparencia resulta gravemente obstruido.
Naturalmente, cuando la razón asista al PRI habrá que dársela aun cuando sea necesario afrontar suspicacias y desconfianzas, pero en el caso de las sanciones, como se reseñó sucintamente en este espacio el 10 de junio, la argumentación del IFE estaba sólidamente fundamentada. Así quedó demostrado en el brillante debate que, como también se dijo aquí, protagonizaron los representantes priístas y los consejeros en la sesión del 30 de mayo pasado.
Efecto importante del fallo es que ubica al PRI en su nuevo sitio de un actor más en la contienda, ya no con influencia determinante en los órganos electorales, luego de que por muy largo tiempo indebidamente la tuvo.
Por el lado del Instituto es obvio que el fallo es un importante espaldarazo, sobre todo después de que algunos de sus consejeros fueron denostados e incluso amenazados con juicio político, a pesar de lo cual, y seguramente haciendo acopio de serenidad, evitaron reaccionar ante la embestida.
El fallo implica, asimismo, un mentís a quienes han estimado inconveniente que el Consejo General del IFE no esté integrado por una mayoría de especialistas en derecho, como si esto fuera indispensable para ejercer las funciones asignadas a los consejeros. Lo cual no obsta para reconocer el trabajo de los juristas del IFE, tanto quienes asesoran a los consejeros como quienes laboran en el área ejecutiva. Todos ellos están seguramente satisfechos de su tarea en el caso concreto de las sanciones a tres partidos, como también lo han de estar los contadores que revisaron las cuentas y llegaron a la conclusión de que los ahora sancionados habían incumplido la ley.
Editado en un lapso brevísimo, a contracorriente de los tiempos habituales de casi todas las editoriales mexicanas, acaba de aparecer el libro Cuauhtémoc Cárdenas, un perfil humano. Conversaciones con James R. Fortson, publicado por Grijalbo. Se trata, como reza el subtítulo, de un retrato humano del todavía candidato perredista a jefe de gobierno del Distrito Federal, en el cual se incluye un estremecedor relato de la matanza de El Mareño en Michoacán y hasta una carta astral del ex gobernador michoacano. El libro será presentado este martes 1 de julio a las 19:30 horas, en el Museo Universitario de El Chopo, con la participación de Guadalupe Loaeza y los dos conversadores.