La Jornada 30 de junio de 1997

Unesco: peligrosa, una globalización cultural

Adriana Malvido y Andrés Ruiz /I Ť Federico Mayor pone sus ojos en el mundo a fin de siglo, en el umbral del nuevo milenio: observa el medio ambiente amenazado, las asimetrías sociales como focos de violencia, la globalización ``que sólo se ha dado en el terreno económico'' ante miradas ciegas que no ven la importancia de la cultura en el desarrollo y la libertad de los pueblos.

Ve con ojos críticos las fallas de la educación formal y con ojos optimistas las posibilidades de las nuevas tecnologías de comunicación. Y advierte: ``No hay nada peor que el repliegue y la resignación, estamos a menos de mil días del siglo XXI y tenemos que actuar. Para que el mundo cambie, necesitamos de todo el mundo''.

El director general de la Unesco vislumbra un nuevo Renacimiento que ``ha comenzado ya y está dentro de las personas, en la conciencia de los seres humanos''.

Federico Mayor habla en entrevista, y afirma que la educación, la cultura y las nuevas tecnologías son grandes temas centrales ``en la construcción de nuestro futuro común''.

La globalización, un eufemismo

--Cuando se trata de educación, generalmente se utilizan parámetros como los de la alfabetización y la educación formal. En la globalización, ¿no tiene más peso actualmente la educación no formal a través de los medios?

--Hasta este momento, la globalización es un puro eufemismo, porque no existe más que en el terreno de la economía, y todavía es un proceso extraordinariamente parcial. Ojalá se hubiera dado una globalización en el terreno económico que permitiera que las actuales asimetrías y disparidades pudieran corregirse. El problema de la globalización en las informaciones y en los medios interactivos de comunicación es que puede llevar a la homogeneización de las culturas, a eso tan terrible de una lengua y un pensamiento, cuando nuestra principal riqueza radica precisamente en la diversidad.

``He escrito en muchas ocasiones, como catalán, que no hay nada peor que el repliegue, porque lleva al declive, a la endogamia, a la obsesión de unos rasgos que no se benefician de ese intercambio permanente, de esa evolución que lleva al contacto de las culturas, al diálogo de todas las identidades del mundo, que es el horizonte más rico que podemos imaginar.

``Tienen razón: la educación formal ha sido motivo de exclusión, y en lugar de un motivo de diálogo entre culturas ha producido el efecto contrario, hay un porcentaje importante de personas, sobre todo mujeres, en la mayor parte de los países, aun en los desarrollados, que han quedado al margen de la educación, del conocimiento. Por eso ahora hemos añadido al derecho a la educación: `para toda la vida'. Porque hoy podemos decirle a esos 600 mil pueblos que carecen de electricidad y a los que no podemos llevarles sistemas educativos no formales, que vamos a trabajar, porque ya contamos con fuentes energéticas renovables, como la solar, la eólica, la biomasa. Hicimos una gran cumbre en Zimbabwe, el año pasado, para el desarrollo de la energía solar, con la idea de que la educación sea para todos y con la esperanza de poder impulsar las inversiones de cada país en educación, formal y no formal.

``Nosotros le llamamos aprendizaje sin fronteras: geográficas, económicas, ideológicas, religiosas, culturales, lingüísticas y, desde luego, de género. Tenemos que reflexionar por qué dos tercios de los analfabetos en el mundo son mujeres. El porqué --continúa-- es que la mujer ha llevado sobre sus hombros la carga más dura en muchos países, desde ir a buscar el agua, hervirla, trabajar la agricultura. Por todo eso tenemos que proclamar la `educación para todos', pero educación no formal y basada en el mérito. Es decir, queremos que todo ciudadano sepa que a partir de ahora, aunque no haya tenido acceso a la primaria, a la secundaria, todos los mayores de 25 años podrán tener cursos de entrenamiento y puesta al día, y cuando demuestren que por su esfuerzo han alcanzado la nivelación podrán estar en la universidad, como cualquiera que haya tenido la suerte de seguir el proceso educativo en su conjunto.''

--En el proceso de la globalización se están formando grandes consorcios que reúnen empresas de cómputo, telecomunicaciones y entretenimiento. ¿El entretenimiento está tomando el lugar de la educación?

--No, creo que todo es educación. También aquí nos hemos equivocado. La educación no puede ser aburrida. Al contario, pienso que un buen filme es educación, un buen reportaje científico también. Circunscribir la educación a la escuela ha sido uno de nuestros grandes fallos, así como la idea de que analfabeto es igual a ignorante. No es verdad. He encontrado que mucha de la gente más sabia era analfabeta, porque tenía posibilidad de pensar, tenía tiempo, tradición oral, una reflexión propia, y que ha tenido el ingenio, porque la necesidad lo aguza.

Ahí, dice Mayor, puede estar la explicación al actual abatimiento de Europa: ``La gente no está motivada, las cosas están tan bien establecidas, los horizontes tan perfilados, que la gente está instalada, no siente la pasión ni la tensión humana ni la compasión que se necesitan para tener nuevas ideas y enfoques, para osar y atreverse, para ser intrépidos, para dar paso a la rebeldía, que en el fondo es absolutamente indispensable. Se dice, por ejemplo: `Ah, eso no tiene remedio, debemos aceptar que haya ricos y pobres, porque siempre ha sido así'. Es inaceptable considerar que hay cosas que no tienen remedio, sobre todo cuando favorecen a algunas instituciones, personas o incluso a ciertas presiones''.

Federico Mayor retoma a Paulo Freyre, su pedagogía de la esperanza, de la inquietud. Y abunda: ``Una de las capacidades distintivas de la condición humana es la anticipación, la capacidad de prever. En ese sentido, una de las funciones fundamentales de todos los gobiernos es evitar las raíces de la violencia y la guerra: la miseria, las asimetrías. Incluso en países que han conseguido tantos adelantos, como Estados Unidos o Japón, hay bolsas de pobreza y disparidades sociales absolutamente intolerables, ¿cómo puede ser que 2 por ciento de los ciudadanos posean en ocasiones 22 por ciento del conjunto de la nación? Para evitarlo, a veces hay que tomar medidas impopulares, que requieren de un enorme valor, porque si no cuidamos la vida de la mujer, si no elevamos la calidad de vida de muchos sectores, tanto urbanos como rurales, si no somos capaces de evitar los flujos de emigración, un día volverán a tocar a nuestra puerta para pedir a nuestros hijos que vayan a ser heroicos en la guerra, cuando hubiéramos tenido que ser todos heroicos en la paz. Tenemos que decir que la violencia ha concluido, que ya no vamos a dar más a nuestros hijos para que den su vida por causas que merecían ser vividas''.

Decisiones oportunas

La responsabilidad de los gobiernos es fundamental. Sin embargo, advierte Mayor que los grandes problemas que enfrenta hoy la humanidad ``no están en manos del Estado, que muchas veces utiliza su capacidad de forma totalmente inadecuada'', sino que ``son los ciudadanos quienes pueden establecer, con una enorme fuerza, las medidas correctivas oportunamente, los que deben darse cuenta hasta qué punto tienen esa capacidad de modificar al mundo''. Y al hacerlo, dice, estarán ejerciendo la verdadera democracia.

Entre los grandes problemas están, por ejemplo, el de los niños de la calle, los niños abandonados, los niños explotados sexual y laboralmente, que son motivo de ``vergüenza colectiva''. Al respecto menciona el caso de Brasil: ``Quiero ponderar la acción del presidente de gobierno, cuando convocó hace unos meses a todas las fuerzas nacionales: medios de comunicación, representantes de todos los partidos, sindicatos, fuerzas armadas, representantes de las iglesias, y les dijo: `Este no es un problema de gobierno, sino de la nación y la sociedad en su conjunto', es una aclaración que considero realmente democrática''.

Lo mismo sucede en educación, donde se tiene ``el problema de la continuidad en programas fundamentales que se rompen abruptamente por cambios de gobierno o incluso de ministros. Es otro tema que debe proyectarse a escala de la sociedad en su conjunto, con esa capacidad de previsión que nos distingue''.

Por primera vez en la historia humana, ``la conciencia global del impacto de nuestras acciones --empezando por la influencia del propio número de habitantes sobre el medio ambiente-- nos obliga a proceder para evitar efectos irreversibles. Ese criterio de irreversibilidad, de alcanzar puntos de no retorno, nos exige moralmente la adopción de decisiones oportunas. Lo mismo en cuestiones de medio ambiente que en asuntos sociales o en situaciones de conflicto armado, actuar a tiempo es el único modo de corregir las tendencias que podrían desembocar en alteraciones irreparables. Tenemos los diagnósticos; nuestras mesas de trabajo rebosan de informes, pero a menudo carecemos de la visión y el valor necesarios para aplicar los tratamientos ya disponibles o propiciar su hallazgo con todos los medios al alcance. Como científico (Mayor es biólogo) sé muy bien que sólo hay un diagnóstico perfecto: la autopsia''.