Llama Zedillo a aceptar resultados electorales ``con gallardía y respeto''
El presidente Ernesto Zedillo confió en que el 6 de julio prevalezca una ``extraordinaria civilidad''; deseó que tanto los candidatos como los partidos políticos sean consecuentes y acepten con ``gran gallardía y respeto'' los resultados, aun si les son adversos; comentó que sería decepcionante que la gente no acuda a votar, y sostuvo que uno de los efectos contundentes de la reforma política es que todos los partidos han ``moderado'' radicalismos y posiciones extremas.
Para el mandatario esas ``afortunadas transformaciones'' en los partidos no son sólo simulación o un recurso para atraer votos, sino que reflejan realmente un sentido de responsabilidad hacia los intereses del país.
Zedillo concedió entrevistas a dos cadenas televisoras en las que los temas centrales fueron, precisamente, los comicios del domingo próximo. Avaló la seriedad y responsabilidad del órgano electoral (IFE) y reiteró que nadie debe tener preocupación de que vaya haber sesgos en favor de ningún partido.
``La gente va a decidir con toda libertad, va a reflexionar muy serenamente. Tiene todavía una semana para pensar su voto, y el voto es secreto. Aquí no se valen las consignas ni las insinuaciones. Cada ciudadano debe ejercer su derecho de acuerdo con su conciencia y su preferencia. Eso es lo que quiero'', convino.
Insistió además en la necesidad de que todos los que aspiran a un cargo de gobierno o de representación popular sean absolutamente responsables y no hagan nada que provoque una desilusión en la gente --``no queremos que se vayan a decepcionar de la democracia''--, que tan esperanzada está. Por eso habló de la nueva ética política que debe regir el comportamiento de los servidores públicos.
Enseguida consideró que un elemento crucial de esa nueva ética es no ``sobresimplificar'' los problemas que vivimos, de buena o de mala fe. ``No se puede decir a la gente que los problemas pueden ser resueltos sin esfuerzo y que se deben únicamente a la maldad de unos cuantos, lo cual no es cierto''.
Para Zedillo lo fundamental es hablar siempre con la verdad que resulta a veces difícil y dolorosa. ``A mí me ha tocado dar muchas y muy malas noticias'', dijo, y agregó que a la larga la misma gente prefiere eso a que le ``pongan espejismos''.
Reflexionó entonces: ``si no hubiera una nueva ética podemos crear una gran desilusión y lo peor que le puede pasar a México es que erosionásemos esa aspiración democrática de los mexicanos, porque si no hay democracia lo que hay es autoritarismo y es un regreso al pasado que yo no quiero, al que me voy a oponer''.
México se convirtió en villano
En las entrevistas también se habló de economía. El Ejecutivo federal aseguró que si bien México va en el rumbo, no puede permitirse ninguna forma de triunfalismo porque le resultaría insultante a la gente.
Entonces hizo una crítica velada a la administración anterior al comentar que la crisis fue precedida de un lapso de enorme optimismo en el que se crearon las expectativas de que ya la habíamos hecho, de que ya estábamos del otro lado, ``creo que eso no estuvo bien. No debimos haber permitido esa sicología social del ya la hicimos''
A ello atribuyó que México, de haber sido el niño de ojos azules de la película, se volvió el villano y casi el paria de la escena internacional, ``y así lo pude comprobar''.
Por la mañana, Televisa transmitió una entrevista de casi una hora con el Presidente. Su interlocutor fue Guillermo Ortega Ruiz. En ella calificó la actual contienda política como ``sin precedente'' en la historia del país, recordó el largo proceso de negociaciones ``y hasta de rupturas'' que culminaron con la reforma constitucional, y señaló que hoy, por fin, se está dando ``este gran salto político''.
Luego señaló que hay quienes se espantan por la retórica, la crítica, el debate y, a veces, el encono que se da en las campañas políticas, ``a ellos les diría que no se preocupen. Esto es normal en cualquier democracia madura''.
Estimó Zedillo que finalmente hemos llegado a un proceso en el que ya no están en duda ni la legalidad ni la equidad, ``lo que necesitamos para que culmine muy bien el 6 de julio es que la gente participe y ejerza con toda libertad su derecho al voto, con la seguridad de que éste será respetado''.
Cuando pidió a candidatos y partidos aceptar los resultados precisó: ``que entiendan que todos estamos poniendo nuestra parte en la construcción de una mejor democracia, los que ganen y los que pierdan; que todos estamos jugando un papel en esta tarea que es fundamental y que prevalezca, durante y después de la elección, una extraordinaria civilidad, porque eso es la normalidad democrática a la que aspiramos''.
Por la noche, en una entrevista que difundió Multivisión, el conductor Jorge Fernández también le preguntó al Presidente sobre el 6 de julio y la madurez de los partidos. Respondió aquí que, más allá de la retórica que impone la campaña, observó un esfuerzo real de todos los partidos por moderar radicalismos y posiciones que antes fueron extremas, ``ante la perspectiva de ganar preferencias en el electorado y de tener una responsabilidad, hemos visto una transformación muy afortunada''.
¿Estamos convirtiendo un círculo vicioso en virtuoso?, le insistió Fernández: ``estamos entre todos desatando un círculo virtuoso que tiene efectos positivos para llegar a la normalidad democrática, a la nueva estabilidad política que de manera sutil pero sistemática se construye en México sin mayores traumas'', respondió Zedillo.
A ello atribuyó que no se hayan registrado alteraciones en la vida económica a raíz del proceso político. Explicó que la competencia efectiva por el acceso al poder entraña responsabilidades para los actores políticos y en la medida en que éstas se asumen, ``inmediatamente los nubarrones de propuestas o acciones absurdas se van disipando y los agentes que actúan en la economía saben que hay que distinguir entre la retórica momentánea y los propósitos serios de contribuir al desarrollo del país desde cualquier trinchera''.
Zedillo repitió que México no necesita ``su pacto de la Moncloa, porque el paralelismo no es adecuado''. Dijo que la democracia facilita los acuerdos y va estrechando las distintas propuestas que hacen los partidos, e incluso transparenta las divergencias. Eso es lo que comienza a vivir México. (Elena Gallegos)