Arnoldo Kraus
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En la contraportada de mi libro de anatomía humana se leen dos epígrafes. El primero es un proverbio chino que dice: ``un dibujo pequeño vale un millón de palabras''. El segundo redondea la sabiduría oriental y proviene de un hermoso texto, Alicia en el país de las maravillas: ``¿Para qué sirve un libro sin ilustraciones?''. Los autores de mi texto de medicina no han visto los videos que últimamente se editan en México; de conocerlos, seguramente agregarían un tercer epígrafe que podría decir así, ``en un país en donde no existe la justicia, las imágenes coadyuvan, ya sea para construir o destruir la democracia''.
Las filmaciones de la matanza de Aguas Blancas y los videos apócrifos para denostar al PRD son fragmentos vivos del México contemporáneo, que merecen, no reeditarse, pero sí ser objeto de múltiples comentarios.
A pesar de que la información aportada por las cámaras muestra rostros diferentes y es producto de temas distintos, su valor es el mismo: revela las mentiras del quehacer político contemporáneo.
Mientras la filmación de Aguas Blancas reveló que las matanzas en masa son realidad en México, los videos que difaman a los perredistas son vivo ejemplo de los artilugios del poder. Hay que recordar que México, no por azar sino por necesidad, no es un país de letras: el ayuno crónico de ideas disminuye la posibilidad de réplica y desarticula la protesta organizada. Es por eso, tal y como lo comentó Carlos Monsiváis hace dos años, que pese a que los rotativos se habían saturado de páginas para exigir la verdad sobre la ejecución de los 17 campesinos guerrerenses, la opinión pública mostró su indignación sólo cuando el video fue televisado.
En cuanto a la guerra sucia desatada contra el PRD, las evidencias eran endebles y no comprobables. Aun cuando veraces, la sociedad restaba importancia a los panfletos que se distribuían en contra del partido del sol azteca o de Cuauhtémoc Cárdenas: lo mismo sucedía cuando se informaba que la propaganda era retirada a destiempo. En cambio, el video titulado Este es el sol que te ofrece el PRD es muestra tan diáfana como vil de las ``otras'' artes de la política. En la grabación se observan imágenes de violencia provocadas por los propios perredistas mientras Cárdenas habla sobre la paz.
La sociedad no puede callar ni soslayar los atropellos mostrados por las películas: sería demasiada traición. Uno deja de ser ciego cuando ve. Y el gobierno no debe, aunque demuestra que sí puede ser contumaz al manipular la información: a dos años de la masacre de los campesinos, la razón sigue esperando la presencia de la justicia. No en balde supimos de la existencia del Ejército Popular Revolucionario en el primer aniversario de la matanza de Aguas Blancas, y no por ``antimexicanismo'' Amnistía Internacional ha declarado su profunda preocupación de que se desate nuevamente la violencia en Guerrero.
Es imposible mantenerse impávido tras la militarización de la región ni permanecer quietos cuando quienes planearon el genocidio siguen libres.
Para quienes deseamos un país democrático y menos injusto, lacera la poca repercusión que ha tenido el video. La crueldad de los asesinatos debería haber sido prueba fehaciente e inobjetable para detener la impunidad y encarcelar a todos los responsables.
Y lamento repetirlo, pero no hay duda de que la impunidad genera impunidad, y que la ausencia de castigo es aliada congénita de la injusticia. Los desatinos anteriores han calado profundamente en Guerrero y han aprisionado en sus mismas tierras a campesinos, EPR y Ejército.
La sinrazón también parece haber engullido al video que difama al PRD. Con celeridad se comentó que no constituyen delito electoral, y con certidumbre -entre hipócrita y alarman- te- la mayoría de los cuadros políticos se deslindó del asunto.
Como en tantas cotidianidades mexicanas, los videos existen pero no los productores. A menos que se crean las versiones que han sugerido que el PRD filmó esas escenas. Preocupa sobremanera, en vísperas de elecciones, el contagio de los dislates y la ligereza con la que se trató el asunto de los videos.
¿Qué más se filmará? Ante las próximas votaciones, tales liviandades deben seguir alertando a la población civil.