Menem desestima críticas: ``sólo es basura que debe ser enterrada'', indica
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 1o. de julio Ť Nuevamente el presidente Carlos Menem acusó a la oposición de poner en peligro a la democracia, pero esta vez muchos creyeron escuchar una amenaza en sus palabras. ``Tenemos que bancarnos manifestaciones de quienes no han entendido la democracia. No son críticas, son basura, y les tendremos que enviar alguna empresa para que recoja esta basura y la entierre en algún lugar de la provincia de Buenos Aires o en otro lugar del país'', dijo Menem.
El presidente peronista trata de detener las acusaciones opositoras en torno a la comprobación de los estrechos vínculos del gobierno con el polémico empresario telepostal Alfredo Yabrán.
En tanto, el sindicalismo opositor convocó a una marcha el próximo 11 de julio, y llamó ``cueva de traidores'' a la sede de la escindida Confederación General del Trabajo (CGT) por pactar una reforma laboral con el gobierno. Durante una colorida y tumultuosa reunión de las antiguas 62 organizaciones --lideradas por el ortodoxo dirigente metalúrgico Lorenzo Miguel-- y el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), se advirtió sobre la posible creación de una CGT paralela y se esbozó un plan de lucha para impedir ``la defunción del movimiento obrero y de la justicia social''.
En Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, continuaban algunos cortes de carretera, nueva forma de protesta adoptada ya en todo el país, mientras que Clarín informa que se usaron balas de goma y gases contra indígenas coyas en plena selva de Orán, en Salta, más de mil 500 kilómetros al noroeste de esta capital. En Cuesta Chica, a 70 kilómetros de Orán, los indígenas denunciaron que los quieren hacer abandonar el lugar que les pertenece, a pedido de la empresa estadunidense Seabort Corporation, dueña del Ingenio San Martín del Tabacal.
En tanto, Menem ratificó hoy su ``amistad inquebrantable'' con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, después de que la relación entre ambos tocó un peligroso límite. El presidente atribuyó ``intenciones golpistas'' al hecho de que el sistema Excallibur de rastreo telefónico --proporcionado por el FBI estadunidense a los investigadores policiales del crimen del reportero gráfico José Luis Cabezas-- revelaran un buen número de telefonemas entre Yabrán y el go- bierno --incluida la propia oficina presidencial-- y produjeran la renuncia del ministro de Justicia, Elías Jassán.
La percepción entre los voceros opositores consultados por La Jornada es que la actitud presidencial intenta acallar el escándalo de estas llamadas, y recuerdan al mandatario que no fue precisamente la oposición la que usó el Excallibur.
El mandatario pidió hoy también a la banca una rebaja en la tasa de interés para facilitar el pleno empleo, en su discurso ante la octava reunión de la Asociación de Bancos de la República Argentina, mientras otros funcionarios pronostican una ligera caída del desempleo en las próximas cifras.
En este marco de situaciones cambiantes, y luego de un largo silencio, el principal imputado en la causa, el ex oficial de la policía bonaerense Gustavo Prellezo, dijo hoy que es inocente, rompiendo así más de dos meses de silencio. Curiosamente lo hace en momentos en que el gobierno nacional contraataca en defensa del empresario Yabrán, quien queda involucrado si Prellezo es considerado culpable, ya que el detenido mantiene estrechas relaciones con el jefe de seguridad del empresario y del propio Yabrán.
Los peritos siquiátricos que atendieron a Prellezo dijeron que éste les había confesado que fue Yabrán quien le pidió que diera una lección al fotógrafo. Prellezo, quien aparecía abatido cuando sus cómplices lo acusaron de ser directamente el asesino de Cabezas, parece haber tomado fuerzas, y en principio declaró para exigir el alejamiento del comisario general Víctor Fogelman, a cargo de la investigación. Hoy --sin mucha convicción-- habló por primera vez para decir que es inocente. La pregunta obligada es ¿Por qué no lo hizo antes?
En tanto, un ex capellán militar identificado como Padre Antonio dijo a la revista católica Jesús, en entrevista reproducida por Página 12, que confesó y absolvió a militares que participaron en los vuelos de la muerte --en los cuales los detenidos eran sedados y arrojados vivos al Atlántico-- y justificó la represión durante la dictadura.
El ex capellán calificó al ex dictador Jorge Rafael Videla como ``buen católico''; rechazó además que los desaparecidos durante la guerra sucia hayan sido 30 mil, como aseguran organismos humanitarios, y señaló que cuando mucho habrán sido cinco o seis mil.
Fuentes de la Marina negaron la versión y señalaron que jamás un sacerdote de origen italiano, como se describió el Padre Antonio, prestó servicios en instalaciones de dicha arma.