ASTILLERO Ť Julio Hernández López
A unos días de las elecciones, el volcán político del sureste lanza fumarolas.
Simplemente no hay condiciones adecuadas para realizar comicios pacíficos, con libre participación ciudadana, en cuatro distritos electorales de Chiapas, y se viven situaciones de excepción en Guerrero, Hidalgo y Oaxaca, cuando menos.
No estamos hablando de acarreos, uso de recursos públicos en favor del PRI, proselitismo de las autoridades, manipulación informativa, rebasamiento de topes de gastos de campañas, levantamiento de falsas encuestas para detectar la tendencia del voto, o activismo de presionantes brigadas de promotores del voto tricolor.
Digamos que esos elementos forman parte de la normalidad democrática mexicana.
El problema está en que se pretenden realizar a como dé lugar elecciones en zonas del país ocupadas militarmente, y divididas política y socialmente, como una forma de demostrar hacia adentro del sistema que son preferibles las opciones autoritarias que las dialoguistas y, hacia afuera, que hay paz y tranquilidad en las comunidades donde actúan las formaciones que con las armas en la mano enfrentan al régimen, como son el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Véase lo que el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) dice sobre la situación que se vive en Chiapas, según el informe oficial rendido el pasado viernes 27 de junio:
``En algunos distritos de esta entidad existen condiciones que afectan desfavorablemente el desarrollo adecuado del proceso electoral tal como lo consagra y define la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales''.
``En comunidades de los municipios de Tila, Sabanilla y Salto de Agua, del distrito 01; en el municipio de El Bosque, del distrito 02, así como en los municipios de Chenalhó y Pantelhó, del distrito 05, existe un ambiente social de inseguridad ocasionado por factores criminales, políticos y económicos. La violencia real y potencial que prevalece en dichos municipios implica un riesgo para el derecho ciudadano del sufragio libre en varias secciones y casillas de esta zona''.
``Los pobladores de varias comunidades localizadas en el distrito 03, que pertenecen a la denominada zona de conflicto, o `zona gris', impidieron el acceso a capacitadores electorales a 13 secciones electorales del distrito. De prevalecer esta situación existe la posibilidad de que no se instalen 21 casillas electorales''.
En los municipios de San Juan Chamula y Mitontic, en el distrito 05, hubo necesidad de que se realizaran gestiones extraordinarias, incluso del propio José Woldenberg, para que se permitiera el desarrollo del proceso electoral. ``La aquiescencia formal que finalmente externaran las autoridades respectivas no repara el daño ocasionado al proceso democráticoÉ''
Sin embargo, a pesar de todo el cuadro descrito, el IFE consideró que ``en términos generales existen condiciones para llevar a cabo el proceso electoral en Chiapas''.
Pero enseguida se establece: ``No obstante, diversos elementos afectan desfavorablemente el desarrollo adecuado del proceso electoral'' tal como lo definen la Constitución y el Cofipe.
Y el remate: ``Una democracia requiere de condiciones de paz y de seguridad, y de respeto a la ley. Sin embargo, el establecimiento de las condiciones necesarias para el desarrollo pleno del proceso democrático en algunas regiones de Chiapas trascienden las facultades y posibilidades reales de actuación del IFE''.
Una situación excepcional
Una muestra de los límites que reconocen los consejeros electorales es el referente a la presencia de tropas en aquella región. A pesar del empuje de algunos consejeros y de representantes de partidos para hacer una referencia explícita al efecto intimidante que la militarización tiene entre los votantes, la redacción final quedó cuidadamente expresada así:
``En ciertos municipios pertenecientes a los distritos aquí analizados prevalece una situación excepcional, que incluye la presencia del Ejército Mexicano; esta situación puede incidir en el ánimo de los electores el día de los comicios''.
Puede incidirÉ al igual que pueden incidir otros elementos como los enumerados en diversas páginas del informe oficial del IFE y que aquí se citan literalmente:
Problemas de facciones partidistas, invasiones de tierra, religiosos, inconformidad con la Comisión Federal de Electricidad, alto índice de analfabetismo, usos y costumbres indígenas (que obligan a votar por el PRI y que prohiben a las mujeres actuar como funcionarios de casilla, anotación de Astillero), alta inseguridad generada por enfrentamientos, emboscadas y asesinatos, desplazamiento de habitantes de algunas comunidades, problemas poselectorales traducidos en existencia de dos autoridades, un fuerte ambiente de inseguridad de los caminos vecinales, funcionarios de casilla que condicionan su participación al pago de entre 80 y mil pesos, rechazo a la participación como funcionarios electorales argumentando temor a conflictos el día de los comiciosÉ
Pero, dice el IFE, por lo demás, hay condiciones plenas para realizar elecciones.
Voto civil, voto militar
En ese contexto, el comunicado de anoche del subcomandante Marcos, anunciando que las comunidades indígenas zapatistas y no zapatistas, del sur y el sureste mexicano, han decidido no votar el próximo 6, complica nuevamente las cosas en aquella región.
Ausentes de la contienda electoral los verdaderos ciudadanos, el camino de la decisión política corresponderáÉ a los miles de militares acantonados en la zona --según diversos reportes del corresponsal Juan Balboa--, quienes ejercerán sin uniforme su derecho al voto en una tierra en la que tienen residencia jurídica, y derechos ciudadanos, no por decisión personal sino por instrucciones superiores.
El escenario corresponde al surrealismo mexicano: militares trasladados a una región para controlar una insurrección, se convierten en votantes decisorios en comicios de los que los civiles se retiran porque la militarización les impide ejercer a plenitud sus derechos cívicos.
Y una autoridad electoral, el IFE, describiendo un escenario de impedimentos pero asegurando que después de todo hay normalidad.
Sin embargo, los riesgos son mayores y trascienden lo electoral: elecciones militarmente controladas, así sea con ausencia de civiles, darían pie a argumentar que la inconformidad ciudadana es falsa y que la presencia del EZLN está reducida a su mínima expresión.
Pero, en otro supuesto, el estallido de la violencia y la agudización de la crisis social darían pretexto adecuado a los impulsores de la línea dura oficial que buscan meter el pie a alternativas pacíficas de solución al conflicto chiapaneco.
Astillas: El sub está muy al tanto de lo que entre bromas y seriedad se dice en algunos corrillos políticos: ``Ahora el sistema político, a través de un secretario de Gobernación enmascarado de especialista en volcanes, cifra sus esperanzas en que el Popocatépetl defina su apoyo al régimen, y evite que voten los que van a hacerlo contra el PRI en el Valle de México, sepultándolos con cenizas y planes de contingenciaÉ'' Y el mensaje de Marcos al PRD: ``es de prever que la propuesta perredista de `limar las aristas más filosas del neoliberalismo' se topará con un erizo cuyo abrazo hiere y mata''É Y que los partidos ``ni son alternativa de lucha política, ni en el poder han sido el medio eficaz para solucionar las demandas que le dan bandera y, mucho ojo, base social a las guerrillas mexicanas''É ¿Exactamente qué significará el nombramiento de Miguel Lerma Candelaria como nuevo secretario particular del director general de El Universal?É En el atrio de la catedral de San Cristóbal de las Casas fueron pegados carteles del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana con fotografías de niños famélicos de Zaire y de Cuauhtémoc Cárdenas y el subcomandante Marcos. Según el texto de los carteles las mismas condiciones de la pobreza africana podrían ser reproducidas en México en caso de que Cuauhtémoc Cárdenas llegara al poder. El citado movimiento es el mismo que pegó carteles contra Cárdenas en el Distrito FederalÉ
Fax: 5 12 65 45. Correo electrónico [email protected]