La Jornada domingo 6 de julio de 1997

Antonio Gershenson
La elección y el cambio

Parece que están sentadas las bases para una serie de cambios. Aunque la votación será apenas hoy, y aunque una buen parte de lo que ocurra es de difícil previsión, otra parte es bastante previsible. Aunque en algunas regiones hay situaciones de polarización, en términos generales puede preverse una votación abundante y cambios en cuanto a los resultados, en comparación con elecciones anteriores.

De esta elección saldrán tres fuerzas políticas comparables entre sí. Necesariamente habrá una que sea políticamente mayor que las otras, pero no tanto como para que pueda gobernar por sí sola. El trabajo hacia el logro de consensos y la búsqueda de entendimientos entre estas fuerzas jugarán un papel, y un escenario importante para ello será el Congreso de la Unión, contribuyendo a un mejor equilibrio entre los poderes. En este proceso será importante la rsponsabilidad de los coordinadores de los tres grupos parlamentarios en cada Cámara.

Todo lo que se ha publicado en los últimos días apunta a que las versiones en el sentido de que esta nueva situación podría conducir a situaciones catastróficas, o a ingobernabilidad, o a fugas de capitales, quedaron rebasadas. Cada votante podrá optar por la opción de su preferencia, e incluso dirigentes de sindicatos afiliados al partido gobernante han expresado públicamente su apoyo a un candidato de otro partido.

Incluso la guerra de lodo se ha debilitado. No ha desaparecido, pero si cuando llegó a su nivel más agudo no logró aumentar las intenciones de voto hacia sus promotores, ahora menos.

El resultado también va a reflejar las diferencias de una región a otra del país. Hay enormes diferencias en la fuerza relativa entre los principales partidos de un estado a otro, de una región a otra. El que esto se exprese en la nueva composición de los poderes va a contribuir necesariamente a debilitar el centralismo.

Queda todo un camino por recorrer, especialmente en las regiones más atrasadas, en las que sobreviven más elementos de caciquismo. Pero en las elecciones de hoy, en lo fundamental, vamos a expresar todos con nuestro voto la clase de país que deseamos. Es más, según las encuestas que tienen seriedad y profesionalismo, vamos a avanzar en ese sentido.

Quedan atrás el voto del miedo y la guerra de lodo. Lo que tenemos por delante es, sin embargo, difícil y complicado: avanzar en la construcción de un México diferente, desconocido. En unos meses veremos que la elección no fue sino un paso, y que los problemas a resolver van a reclamar nuestra atención.