La Jornada Semanal, 6 de julio de1997


DOS POETAS BRASILE„OS

Carlos Drummond de Andrade

Unidad




Aparición amorosa


Dulce fantasma, ¿por qué me visitas

como en otros tiempos nuestros cuerpos se visitaban?

Me roza la piel tu transparencia, me invita

a rehacernos caricias imposibles: nadie

recibió nunca un beso de un rostro consumido.


Pero insistes, dulzura. Oigo tu voz,

la misma voz, el mismo timbre,

las mismas leves sílabas,

y aquel largo jadeo

en que te desvanecías de placer,

y nuestro final descanso de gamuza.


Entonces, convicto,

oigo tu nombre, única parte tuya indisoluble

música pura en continua existencia.

¿A qué me abro?, a ese aire imposible

en que te has convertido

y beso, beso esa nada intensamente


Amado ser destruido ¿por qué vuelves

y eres tan real y tan, igualmente, ilusorio?

Ya no distingo más si eres sombra

o sombra siempre fuiste, y nuestra historia

el invento de un libro deletreado

bajo pestañas soñolientas.

¿Habré un día conocido

tu verdadero cuerpo como hoy lo conozco

enlazando el vapor como se enlaza

una idea platónica en el aire?


¿El deseo perdura en ti que ya no eres,

querida ausente, persiguiéndome, suave?

Nunca pensé que los muertos

el mismo ardor tuviesen de otros días

y nos lo transmitiesen con chupadas

de hielo y fuego candente matizados.


Tu visita ardiente me consuela.

Tu visita ardiente me acongoja.

Tu visita, apenas una limosna.

Carlos Drummond de Andrade (Minas Gerais, 1902-1987) formó parte del movimiento modernista brasileño que en los años veinte le dio a la poesía y a las artes del país sudamericano un nuevo impulso. Su obra se sustenta en la sencillez del lenguaje, el humor, el compromiso político y la pasión amorosa. Los poemas que aquí presentamos pertenecen al libro póstumo Farewell, recientemente publicado en Brasil.

Traducción y nota: Víctor Sosa



Pedro Pellegrino

Dos poemas



* * *

Tocaron a mi puerta

Eran las tres de la madrugada

Espié por la mirilla

Vi una señora

Vi una niña

Vi un saco marrón

Vi que del saco escurría un líquido

Vi que la señora estaba vestida de rojo

Vi que la niña estaba vestida de un rosa bermejo

¿Quién es?

No hubo respuesta

Tuve un miedo inmenso


Abrí la puerta

Entraron

Se sentaron a la mesa

Serví café

La vieja dijo que Dios creó al hombre soplando el barro

La niña dijo que los hombres hacen cultura pedorreándose

El día brotó

La vieja y la niña se marcharon

En la mesa quedaron dos tazas vacías


Aunque afirmaba entre sus amigos que con el mes de mayo llegaría su ``resurrección'', el año pasado, el día 21 de marzo, falleció el poeta brasileño Pedro Pellegrino (1953-1996) sin alcanzar a ver editado el libro que junto con Pedro García preparó: Treinta y cuatro poemas, dos Pedros. Los textos que aquí presentamos forman parte de esa obra.

Traducción y nota: Miguel çngel Echegaray