Funcionarios del gobierno de EU descartan terremotos políticos
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 5 de julio Ť La administración de Bill Clinton no espera un ``terremoto'' político en México este domingo, pero sus funcionarios vigilarán el proceso electoral de cerca y se enfocarán particularmente en asuntos como el gasto en campañas y la violencia política, informaron en entrevistas con La Jornada.
``Estamos optimistas porque, hasta la fecha, el proceso se ha realizado de una manera abierta y justa y esperamos que lo mismo ocurra el domingo'', afirmó un alto funcionario gubernamental. Varios de los entrevistados subrayaron en esta capital que para Estados Unidos el significado de estas elecciones estará determinado en parte por qué tan bien quede demostrado que el sistema político mexicano ha evolucionado a uno pluralista y de amplia participación. ``Esta es una dinámica que no sólo está en el interés de México, sino en nuestro interés'', afirmó otra fuente.
Al mismo tiempo, aceptan que los cambios en el sistema político mexicano también crearán nuevas dinámicas y polos políticos que afectarán la relación bilateral. Pero todos los entrevistados coincidieron en que es un avance ``saludable'' para ambos países. ``La democracia es más compleja que el autoritarismo --señaló uno--, pero también es algo que estamos alentando''.
Varios insistieron en que el gobierno estadunidense no está ansioso en cuanto a los resultados de la elección mexicana, pero señalaron que los políticos encargados de la relación estarán monitoreando el proceso electoral muy de cerca. ``Estamos observando cómo podrá manejar el IFE la nueva ley y todo el proceso electoral, su transparencia y su imparcialidad'', explicó una de las fuentes. ``Estamos observando cómo se aplican las nuevas reglas sobre el financiamiento de campañas'', agregó. Señaló también que el gobierno estadunidense ya había expresado su preocupación sobre un incidente ocurrido en Campeche, donde afiliados al PRI supuestamente utilizaban fondos gubernamentales para sus campañas, y otro incidente en el que se denunció la fabricación de credenciales electorales apócrifas.
El gobierno estadunidense ha estado muy atento a cada informe de actos de violencia política en los últimos meses, señalaron varios funcionarios. Cuando pareció que el asalto y secuestro del diputado Víctor Quintana podría tener motivos políticos, el Departamento de Estado solicitó un informe sobre el caso y representantes de la embajada estadunidense se reunieron con Quintana para discutir el incidente. La embajada informó a Washington que el propio Quintana había concluido que el ataque probablemente no fue una acción política, pero el hecho demuestra el grado de atención al proceso político mexicano.
``Obviamente hay una preocupación constante sobre la violencia electoral'' en México, dijo este funcionario. ``¿Esperamos que la violencia electoral quede ausente en esta elección? No. ¿Pensamos que hay una probabilidad de violencia significativa o amplia? No, tampoco esperamos eso''.
Varios entrevistados señalaron que aunque la embajada de Estados Unidos estará captando y enviando información al Departamento de Estado durante el día de las elecciones, gran parte del personal de Washington estará de vacaciones por el puente del 4 de julio.
El gobierno estadunidense estará interesado en los informes de los observadores electorales, tanto nacionales como extranjeros. Un funcionario aseveró que esos informes formarán parte de las bases que la administración Clinton tomará en consideración para evaluar las elecciones en México.
Varios de los declarantes enfatizaron que Estados Unidos mantendrá una posición ``agnóstica'' sobre los resultados. ``Lo hemos dejado claro en público y en privado ante el gobierno de Zedillo, así como con los otros líderes partidistas: no tenemos un resultado preferido ni candidatos preferidos, sólo un deseo de ver un proceso imparcial y transparente'', subrayó otro de los entrevistados.
De hecho, los funcionarios estadunidenses parecieron estar desconcertados por la percepción en México de que el gobierno estadunidense favorece al Partido Revolucionario Institucional. Acerca de la razón por la que Estados Unidos permaneció en silencio cuando se cayó el sistema en 1988, un funcionario respondió: ``Bueno, eso era la administración Reagan''.