La Jornada 8 de julio de 1997

Diversificar la cultura y romper con la burocracia, desafíos en el DF

Federico Ibarra, compositor Ť Existen esfuerzos culturales hechos por dependencias que quizá deberían aglutinarse. Con esto, el poco o mucho dinero que destinen a la cultura sería más redituable para el beneficio de la ciudad. La creación de un instituto de cultura es la misma utopía que la creación de un ministerio de cultura: sería maravilloso que pudiera regirse la cultura mediante un instituto y toda una política cultural. En estos años hemos visto que no ha sido posible. Los lineamientos para una política cultural son tan heterogéneos como la misma ciudad de México. Si pensamos en la alta cultura, hay una serie de posibilidades a las cuales se puede dirigir esto, es decir, orquestas, exposiciones; en cuanto a la cultura popular, también existe otro eje de posibilidades que hasta la fecha no se ha tomado suficientemente en cuenta.

Vicente Rojo, pintor y escultor Ť Toda política cultural será siempre bienvenida y necesaria, y debe comenzar por la educación. Todo lo que se hace a favor de la cultura se hace en favor de la vida.

Pacho, baterista de Maldita Vecindad Ť La política cultural de los gobiernos tradicionales se ha concebido separada de lo social y lo cultural, de manera que afecta el desarrollo de expresiones culturales independientes y sólo promueve y patrocina actividades por conducto de sus instituciones. Por ejemplo, deberían concederse licencias a foros multiculturales o bares impulsados por jóvenes artistas, sin que medien palancas ni mordidas, porque hasta ahora generalmente los clausuran por no contar con licencia, o sólo son tolerados por clientelismo. El máximo interés debe estar en el cuestionamiento de esa política cultural. Las instituciones son imprescindibles, pero inevitablemente responden a grillas de poder, por lo que no sé hasta qué punto un instituto de cultura podría reproducir esos vicios. Pero aunque no resolvería los problemas, creo que sería un paso necesario e importante. Sigue privando una concepción política de los años sesenta, y no se entienden los nuevos conceptos independientes, autonomistas y autogestivos.

Julieta Egurrola, actriz Ť Primero quisiera conocer cuál es el campo de acción real que el nuevo jefe de gobierno va a tener dentro de la cultura del Distrito Federal, es decir, cuáles son sus posibilidades reales. En términos generales existen las casas de cultura y Socicultur, pero hasta ahora no tienen nada que ver con el Instituto Nacional de Bellas Artes ni con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. En el Distrito Federal tenemos la infraestructura para contar con una política cultural que no ha existido, pero creo que tres años es poco tiempo para que el nuevo gobernador defina la mejor manera de utilizar esa infraestructura, que hasta ahora no ha estado en las mejores manos. Ahora bien, tomando el ejemplo de los institutos de cultura de los estados, tengo dudas con respecto a la creación de uno en la capital; no sé si sea la mejor opción y si ello significaría una diversificación de la cultura, y ¿cómo se podría romper con la burocracia? Se oye bien, pero habría que definir exactamente su labor para no duplicar funciones con instancias como el INBA y el CNCA, ya que incluso entre éstos a veces ocurre.

José Luis Cuevas, dibujante Ť El jefe de gobierno elegido por el pueblo debe pensar en la ciudad. Esto no debe afectar la descentralización, pero uno de los grandes atractivos de nuestra ciudad es la enorme actividad cultural que desarrolla. Es deseable que esto continúe, porque en muchas ciudades del extranjero no existe una con tanto movimiento pictórico, teatral, musical, etcétera. En el caso del teatro prevalece el comercial, pero es una opción que no debe ser menospreciada. La cultura es toda actividad humana y sirve para enriquecer a la gente que la disfruta. Un instituto de cultura sería lo mismo que ya tenemos, sólo sería un cambio de nombre, toda vez que ya contamos con instituciones que cumplen con esas funciones. Lo importante es quiénes están al frente de las instituciones culturales y no el nombre. Allí es donde puede ser provechoso o nefasto.

Claudia Ramírez, actriz Ť Lo primero que debe tener en cuenta el gobernador electo del Distrito Federal es la educación, sobre todo la básica, porque somos un pueblo bastante inculto y desinformado. Con mayor educación habrá más cultura. Sería bueno que se apoyara en todos los sentidos a la cultura, para hacerla llegar a las personas de bajos recursos, porque hay cosas muy caras que para muchos representan el salario de un mes. Y aunque sé que no depende del próximo gobernador, sería importante descentralizar, ya que mientras no se dé esta condición no habrá avances en ningún ámbito, aun en el cultural.

Germán Castillo, director de teatro Ť Debe impulsarse una política que cumpla con las necesidades culturales del Distrito Federal, con autonomía y sin competencia con la Federación. Somos el único territorio que no tiene una política cultural local. Pero hay que distinguir muy bien lo que es la política cultural con lo que es el entretenimiento y el ocio. La creación de un instituto de cultura sería la forma de instrumentar lo anterior. Debería tener rango de secretaría y no depender de instancias intermedias, como ha sucedido hasta ahora; tendría que estar dividido por las áreas específicas: cultura artística y culturas urbanas y populares de una manera muy nítida, con presupuestos fijos para cada una; no debe privilegiar discrecionalmente a ninguna especialidad. Y, desde luego, que estuviera en manos, por un lado, de profesionales artísticos de rango nacional, y por otro, por profesionales de la producción cultural, para quienes no fuera una tarea nueva o un proceso de aprendizaje, sino una labor que ya conozcan.

María Rojo, actriz Ť Creo en una política cultural sin burocracia, que impulse programas culturales de largo plazo y no únicamente sexenales, formada por personas que lleven la cultura en cada área. No me gustaría que un instituto de cultura fuera un edificio más, pero si se crea, debería tomar más en cuenta la cultura popular, y ser dirigido por las mejores personas del país, independientemente de partidos y formas de pensar. Para el cine quisiera una reforma a las legislación cinematográfica, para hacer realmente una industria.

(Mónica Mateos, Arturo García Hernández, Angel Vargas, Raquel Peguero, Pablo Espinosa y Merry Mac Masters).