No, Jacques-Yves Cousteau, cineasta francés fallecido el pasado 25 de junio, no es el creador del género documental ``cine-submarino'' que otros reconocen como filmes subacuáticos. A pesar de que Cousteau fue capitán de corbeta de la Marina de guerra francesa, oceanógrafo, inventor de una escafandra autónoma y un submarino particular, y contribuyó a fundar la primera colonia de seres humanos bajo el mar, no es el creador de aquel género sobresaliente de la cinematografía universal. No, aunque recogió en los fotogramas la vida que fatiga las profundidades marinas en tres memorables cintas: Le monde du silence (1956), Le monde sans soleil (1964), Le voyage au bout du monde (1975) y en un serial para la televisión, El mundo submarino de Jacques Cousteau (1965).
No, a pesar de los reconocimientos que le fueron otorgados durante su existencia, entre otros, ser miembro de L'Academie Francaise desde julio 1989, o aquel verbal que a la letra dice: ``Antes de Jacques-Yves, el público sólo veía la superficie de los océanos. Gracias a él, el público descubre la fuente de la vida que encierran y la necesidad de protegerlos por nuestro bien''. (No olvidemos que el realizador emprendió vigorosas campañas contra la contaminación de los océanos y se unió a los grupos internacionales que protestaron contra las pruebas nucleares de Francia en el Pacífico).
Sin embargo, y a pesar de todos los pesares, el creador de los filmes subacuáticos es el estadunidense John Ernst William, quien ya a principios del presente siglo obtuvo algunas imágenes submarinas. La curiosidad despertada por la novedad de sus vistas y el interés de ciertos medios industriales le permitieron allegarse un equipo apropiado para realizar en los fondos de Nassau un mediometraje: Williamson's undersea expedition (1915).
Productores de Hollywood le animaron a proseguir en tan inédita actividad, concretada en una serie de filmes donde las tomas auténticas se entremezclaban con secuencias trucadas y el documental propiamente dicho con elementos narrativos más clásicos. Su película más ambiciosa fue Veinte mil leguas de viaje submarino, transvase de la novela de Julio Verne, manufacturada también en 1915, y que iba a constituir el punto de partida de un nuevo género de aventuras fílmicas ejemplificadas por Jaws (1975), de Steven Spielberg. Lejana ya aquella etapa heroica, hoy el mundo sumergido es campo de un nutrido y siempre creciente número de profesionales y, desde luego, de la información televisiva.
Dos nombres se imponen por la consistencia de los resultados obtenidos y su papel esencial en la divulgación científica: el austriaco Hans Haas y el recientemente fallecido Jacques-Yves Cousteau. Junto a ellos debe alinearse el de Dmitri Rebikoff por su utilización del color a grandes profundidades a través de un equipo autónomo denominado Torpille cinema.
Acerquémonos a Haas y a tres de sus cintas. Primero a Abenteur im roten meer (1952), especie de ``diario a bordo'' de una expedición emprendida por el Instituto Internacional de Investigación Biológica; enseguida a Under the Caribbean sea (1954) rodada en las costas de las islas Galápagos; tercero y último a Giganten des meers (1955), que como las anteriores une espectáculo y ciencia.
Para terminar hablemos de Cousteau, quien a pesar de no ser el creador del documental submarino es, sin duda, su máximo exponente desde sus primeros cortometrajes en blanco y negro hasta sus recientes trabajos para la televisión. La característica que unificó su obra fue una vena poética muy personal en la que se fundieron la sensibilidad y la pasión idealista por la aventura subacuática iniciada en 1943 con Par dix-huit métres de fond, la van jaloneando Epaves (1945) sobre naufragios en el mar; Paysage du silence, Dauphins et Cétacés, Carnets de plongée, 47, 49 y 50, respectivamente, y culmina con Le monde du silence (máximo galardón en el festival de Cannes) con Louis Malle como ayudante de dirección, y Le monde sans soleil, que le darían prestigio internacional.
Descanse en paz en el mundo del silencio el comandante y cineasta Jacques-Yves Cousteau.