La Jornada 13 de julio de 1997

Falleció el líder cetemista Blas Chumacero

Antonio Vázquez, enviado, y Mónika Arteaga, La Jornada de Oriente, Puebla, Pue. Ť Sus vidas estuvieron siempre ligadas, ambos se eternizaron en los cargos sindicales y, como ocurrió durante los funerales de Fidel Velázquez, ayer, en las exequias de Blas Chumacero, no hubo trabajadores.

En el velorio del dirigente poblano, que sobrevivió a Fidel Velázquez 21 días y que también falleciera la madrugada de un sábado, estuvieron sólo algunos políticos de esta y otras épocas.

Ya en el ataúd de caoba roja colocado en el centro del auditorio Blas Chumacero del Sindicato de Industrias Varias de la CTM en la entidad, los restos del dirigente de 92 años, muerto de un paro cardiaco, fueron velados por su viuda, Aurelia Corona, sus hijos Jaime y Rebeca, otros familiares y amigos.

Los cerca de 15 mil trabajadores que en vida se ufanó de representar quien fuera secretario general sustituto de la CTM brillaron por su ausencia.

Al igual que le ocurrió a su inseparable amigo Fidel Velázquez, las autoridades gubernamentales y los hombres de poder, a quienes brindó apoyo y respaldo en su gestión pública, sólo le dedicaron unos minutos de su tiempo en el último adiós.

Entre los pocos que le lloraron, Tere Sánchez Camacho y María Luisa Pacheco, la primera su secretaria en la sede nacional de la CTM en las últimas décadas. María Luisa, la secretaria de ``don Fidel'', como aún le llaman. Ambas llegaron en autobús a Puebla, espontáneas y dolientes.

Las palabras, los elogios, el intento por confortar a la viuda y los reconocimientos protocolarios se repitieron. Sólo que aquí, a diferencia del acto de hace 21 días, la muerte de don Blas --como conocían y llamaban sus cercanos al nonagenario dirigente-- encontró a una CTM dividida en dos bandos.

Las diferencias llegaron a tal punto que la viuda de Chumacero se opuso a que los restos de su marido fueran trasladados al edificio sede de la Federación de Trabajadores de Puebla, organismo del que fue virtualmente desconocido en agosto de 1996, cuando Adolfo García Camacho asumió el mando de la central.

Blas Chumacero fue internado el pasado viernes por la noche en el hospital San José del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), luego que su médico particular, Manuel Carrillo Olivares, notó síntomas de agravamiento en la salud del dirigente.

El traslado de quien fuera fundador de la federación cetemista en la entidad y que la dirigió durante más de 45 años no causó sorpresa entre sus cercanos. En quince ocasiones anteriores, de 1990 a la fecha, le habían hospitalizado por diversas razones.

Como si se hubiera puesto de acuerdo con Fidel Velázquez, Blas Chumacero dejó de existir en calma. Sin dolores. De madrugada y en sábado.

Adolfo García Camacho, dirigente de la CTM local, llamó al domicilio de la familia Chumacero para poner a su disposición las instalaciones de la organización.

Aurelia Corona, quien compartió con don Blas 58 años de vida y la dirección de la federación de Puebla en los últimos años, cuando éste estaba postrado eternamente en su silla de ruedas, se negó a recibir la llamada.

Sabedora de las diferencias, rechazó el ofecimiento y las exequias se realizaron en el local del Sindicato de Industrias Varias.

Alrededor de las 13 horas llegó el gobernador Manuel Bartlett Díaz y minutos después el líder nacional de la CTM, Leonardo Rodríguez Alcaine, quien aclaró que la muerte de ambos dirigentes impulsará al movimiento obrero a incrementar la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores.

La presencia del líder electricista en la improvisada capilla no duró más de una hora.

En tanto, Manuel Bartlett -quien por cierto fue destapado como candidato a la gubernatura por Blas Chumacero- dijo que se perdió a un hombre que merece el respeto de todos, porque siempre mantuvo en alto sus ideales y la defensa de la clase obrera.

Por el salón cetemista desfilaron algunos funcionarios estatales, miembros del Comité Ejecutivo Estatal del PRI y diputados locales. También se presentaron dirigentes de la CROC y la CROM.

Adolfo García Camacho, el líder de los electricistas en Puebla, Víctor Manuel Carreto y otros miembros de la nueva dirección de la federación cetemista en la entidad, se presentaron hasta que hizo su arribo Rodríguez Alcaine. El primero expresó su respeto a la decisión de Aurelia Corona de no permitir que el cuerpo de Chumacero Sánchez fuera llevado a la sede de la central obrera, pero aclaró en entre los cetemistas ``no hay división, sólo diferencias de criterios''.

Poco después llegó al edificio sindical Lino Santacruz Morales -99 años de edad-, líder de la CTM en Tlaxcala, quien junto con Alfonso Sánchez Madariaga, secretario de Relaciones Exteriores de la CTM, y Emilio M. González, integran la vieja guardia que junto a Fidel Velázquez fundaran la CTM.

``Estamos conscientes de que todos llegaremos a eso'', señaló Lino Santacruz y descartó que el relevo de los viejos líderes implique cambios sustanciales en la defensa de los derechos obreros.

Después, acompañado por Javier Pineda Serino, secretario de Trabajo de la CTM, se presentó al improvisado velatorio, el secretario general del PRI y vocero de la CTM, Juan S. Millán. Ambos permanecieron ahí un par de horas.

-¿Por qué no hay trabajadores en el funeral de don Blas? -se le preguntó a Millán.

Molesto, dijo que tal pregunta ``es una falta de respeto'' y por lo tanto no la respondería.

Y como el reportero insistía, Millán Lizárraga estalló: ``A ustedes nadie los entiende. Si hubiéramos traído 10 mil trabajadores, hubieran señalado que eran acarreados. Por favor, no me pregunte, no voy a contestar''.

Por la noche, los restos de Chumacero Sánchez fueron llevados al viejo edificio estatal del PRI en esta ciudad. Ahí, y con los acordes de la Marcha Fúnebre de Chopi, Alfredo Toxqui, ex gobernador, ex senador y hombre del sistema poblano, reconoció la labor política y sindical de Blas Chumacero y al igual que sus antecesores, extendió sus condolencias a la viuda.

Por disposición de la familia Chumacero, el cuerpo de don Blas será cremado mañana domingo en el panteón Francés de esta ciudad y, posteriormente, sus cenizas se depositarán en la iglesia del Perpetuo Socorro.