La pasada elección da lugar a un nuevo cuadro político. De las elecciones federales de 1994, se desprendía el siguiente mapa político:
El PRI era la primera fuerza y la que gobernaba el país a nivel federal. Ya había gobernadores del PAN y municipios gobernados por diferentes partidos, pero la mayoría del PRI en las cámaras legislativas era clara. En la mayoría de los estados, la principal fuerza de oposición era el PAN, lo cual se reflejaba en que ganara el senador de primera minoría en ellos. Los estados en los que el PRD era segunda fuerza, y en los que por tanto ganó el senador de primera minoría, eran principalmente los costeros del Golfo de México, con excepción de Yucatán, y los costeros del Pacífico sur. Las posiciones que siguió ganando el PAN lo fueron fortaleciendo, y al principio de la actual campaña electoral no sólo gobernaba cuatro estados. Era la segunda fuerza en casi todo el resto del norte y centro del país, y había ganado presidencias municipales importantes en estados en los que el PRD era el segundo partido: Córdoba, Orizaba, Veracruz, Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez, Cuernavaca. Había ganado una elección en Morelia.
Como es sabido, ahora el PRI deja de tener mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Es la primera fuerza en ella, pero requerirá de acuerdos con otros partidos para la aprobación de las leyes y del presupuesto. Hechos como la aprobación del aumento del IVA del 10 al 15 por ciento, o de varias otras iniciativas en las que el PRI llegó solo a la votación, son eventos que no podrán tener continuidad en este aspecto. Pero además el PRI no obtuvo ningún diputado de mayoría en el DF (29 ganados por el PRD y uno por el PAN). Además de este caso, el PAN obtuvo la mayoría de los diputados federales en Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y Querétaro; y el PRD la obtuvo en Michoacán (10 de 13 diputados) y Morelos (tres de cuatro).
El PAN tuvo triunfos espectaculares, sobre todo las gubernaturas de Nuevo León y Querétaro; y un alto porcentaje de diputados federales en varios estados del norte y del centro. Pero al mismo tiempo tuvo retrocesos, sobre todo en el sur. De las ciudades del sur en las que había ganado elecciones locales, sólo en Córdoba ganó la diputación federal. Además de las ciudades mencionadas, en Puebla, ciudad que también gobierna, no ganó ninguno de los cuatro distritos, en este caso ganados por el PRI. Fue especialmente notorio su retroceso en el Distrito Federal, en el que al principio del proceso electoral tenía el primer lugar en las preferencias a nivel de encuestas. Pero el efecto global de estos retrocesos se mide por el hecho de haber pasado al tercer lugar, detrás del PRD, en cuanto al número total de diputados federales.
En cuanto al PRD, también tiene un espectacular triunfo en el Distrito Federal; pero no se pueden ignorar otros cambios en el resto del país. Por primera vez tiene una zona fuerte en el sur de Sonora, donde ganó tres diputaciones federales y en una zona en la que antes la contienda era casi sólo entre PRI y PAN. Refrendó triunfos anteriores en Ciudad Madero, Tamaulipas. En el sur, además de los triunfos mencionados, ganó los distritos de las ciudades de Veracruz, Coatzacoalcos, Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Acapulco, Zihuatanejo y Chilpancingo, además de 15 distritos del estado de México. Como efecto global, pasa al segundo lugar en cuanto al número de diputados federales, con el PAN siguiéndolo de cerca.
Al PRI no le bastará, para tener mayoría en esta Cámara, con uno de los dos partidos pequeños que alcanzan diputados. Tampoco el PRD y el PAN sumados hacen mayoría. El hecho es que el diálogo, la concertación y la negociación tendrán que jugar un papel importante para que el país tenga una cierta estabilidad y gobernabilidad. Es muy posible que en función de ello los coordinadores de grupos parlamentarios sean negociadores, y no golpeadores.
Los espacios locales de gobierno también estarán más diversificados. Las experiencias indican que estos espacios deberán usarse muy responsablemente: medidas como la prohibición de la minifalda, el peculiar cambio de nombre de calles en algunas ciudades y actos de censura, tuvieron un costo político-electoral para el PAN.
Y las guerritas de lodo se revirtieron contra quienes las lanzaron. El principal reto para quienes llegan ahora a gobernar ciudades o estados está en la solución de múltiples problemas que se han acumulado.
Va a ser muy importante que la ciudadanía, que jugó un papel decisivo en este cambio, mantenga su atención y su participación en la solución de los problemas. No es sólo una cuestión de los partidos, sino de nuestra evolución como sociedad.