La Jornada 17 de julio de 1997

ENORME, LA DEUDA CON DISCAPACITADOS, MANIFIESTA EL PRESIDENTE

Rosa Elvira Vargas Ť Los grandes, enormes y dolorosos rezagos en la atención a las personas con algún grado de discapacidad representan una deuda institucional ``que apenas estamos comenzando a saldar'', admitió ayer el presidente Ernesto Zedillo.

Además, planteó la necesidad de inculcar y arraigar una cultura de pleno respeto a la dignidad y a los derechos de todos los seres humanos sin distinción.

Hacer frente a la discapacidad, resaltó el primer mandatario, exige además tender una cultura de reconocimiento a la voluntad de vencer la adversidad y debe ser una responsabilidad compartida por todos.

De acuerdo con los datos que ayer ratificó el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en México hay más de nueve millones de personas con discapacidad.

Para el Presidente, superar tales adversidades y tornarlas en oportunidades de crecimiento personal se debe, ante todo, a la dedicación y el cuidado de la familia, y por ello es ésta el eje de la acción institucional.

Sin embargo, resaltó que del universo de personas que reclaman atención especial, las niñas y mujeres son quienes ``concentran los efectos excluyentes de la sociedad y son ellas las que especialmente ponen a prueba la capacidad para encontrar soluciones''.

Así, y luego de escuchar el informe anual de actividades del Programa Nacional para el Bienestar y la Incorporación al Desarrollo de las Personas con Discapacidad, y de recibir las solicitudes de apoyo por parte de Yolanda Muñoz, del grupo Mujeres en serio, y del niño Francisco Mancilla Nava, el presidente Ernesto Zedillo ofreció ``seguir derrumbando'' las barreras físicas y culturales que enfrentan las personas con desventajas físicas.

Mencionó entonces que se redoblarán las medidas para que las escuelas públicas y privadas del país otorguen facilidades a la participación de los niños con discapacidad, en aulas y patios, y puedan incorporarse a las actividades deportivas y culturales.

También, el Ejecutivo ofreció que se dará prioridad a las tareas de prevención y atención oportuna a las disfunciones.

Antes, el director del DIF, Mario Luis Fuentes, asumió que no obstante los avances en los programas para remontar el rezago social de las personas con discapacidad, aún es insuficiente la atención a los factores que incrementan sus niveles de riesgo y vulnerabilidad, especialmente de los más pequeños y sobre todo de quienes viven en las zonas rurales e indígenas. Aún existe, dijo el funcionario, un alto índice de accidentes y de actos de violencia, de enfermedade que generan secuelas que resultan en personas con discapacidad. Y también persiste un ``sesgo institucional'' hacia la rehabilitación como acción primordial, además de carecerse de una infraestructura social amable, de equipamientos adecuados al tránsito para personas con desventajas físicas, y se advierte una débil cultura de respeto a su capacidad.