La Jornada 24 de julio de 1997

Llama Joaquín Coldwell a sacar adelante la reforma indígena Los acuerdos de San Andrés Larráinzar deben ser la base, propuso

José Antonio Román Ť El jefe de la delegación gubernamental para la paz en Chiapas, Pedro Joaquín Coldwell, llamó a todas las partes involucradas en el tema de la Reforma Indígena a ``abandonar toda actitud irreductible'' y sumar esfuerzos para ``elaborar'' un texto jurídico ``consensado'', bajo el espíritu de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.

Luego de reunirse con los integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), señaló que en la elaboración de esta reforma deben contribuir el gobierno federal, el EZLN, legisladores, partidos políticos, iglesias, comunidades indígenas y sus representantes, así como los núcleos de la sociedad civil involucrados en el tema.

A continuación se reproduce el texto leído por Joaquín Coldwell.

Deseo expresar mi más amplio reconocimiento a los legisladores de distintos partidos políticos que integran la Cocopa, por el trabajo persistente que han venido realizando a fin de implementar una paz justa, digna y duradera en Chiapas. La contribución de cada uno y de todos los senadores y diputados es una semilla generosa que deberá de fructificar hasta conseguir los objetivos que con tanto denuedo han venido persiguiendo.

Los señores legisladores me solicitaron que les puntualizara cuál es la actitud gubernamental en torno a la implementación de la reforma constitucional en materia de Derechos y Cultura Indígena. Al respecto les informé lo siguiente:

Nos aguarda a los mexicanos, como asignatura pendiente, la reforma indígena a la que debemos contribuir todos: el gobierno federal, el EZLN, los legisladores, los partidos políticos, las iglesias, las comunidades indígenas y sus representantes, así como los núcleos de la sociedad civil involucrados en el tema. La modernización de México pasa necesaria e ineludiblemente, por la reforma en materia de Derechos y Cultura Indígena.

En torno a las propuestas que se han hecho públicas hasta hoy sobre el tema, existen todavía diferentes opiniones autorizadas, sustentadas por especialistas y diversos integrantes de la sociedad civil, que hay que analizar profundamente. Debemos proponernos lograr la mejor de las reformas posibles por medio de una reflexión conjunta que nos permita generar una legislación de avanzada que concilie la fortaleza del Estado Nacional con el multiculturalismo y el pluralismo social de nuestro país, así como también propicie las condiciones para una nueva relación social que reivindique las aspiraciones legítimas de los indígenas mexicanos.

Los años de rezago que hay en la materia, la fuerza y la justicia de la causa que se acoge a nombre de las etnias mexicanas, es razón más que suficiente para que, abandonando toda actitud irreductible, nos sumemos al esfuerzo de elaborar el texto jurídico de la reforma indígena, bajo el espíritu de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar y con el ánimo de lograr una propuesta consensada por las partes.

Creo que conviene recordar, ahora, que el trabajo conjunto de todos los partidos políticos y el gobierno del presidente de la República, nos permitió una reforma electoral que ha culminado en una extraordinaria experiencia democrática. La reforma electoral mexicana es notable no tan sólo por sus resultados, sino también porque su método de negociación implicó un prolongado proceso que consumió muchas horas y consideró diversas propuestas encontradas. A cada momento, parecía que las posiciones antagónicas eran insuperables, pero los actores mostraron una auténtica voluntad de llegar a resultados y una actitud de abandonar posiciones irreductibles. Se discutió una y otra vez. La tolerancia y la flexibilidad de los participantes, la voluntad común de vencer diferencias para alcanzar acuerdos, arrojaron el éxito de un fruto generoso: la más avanzada reforma política de la historia de México.

Para la elaboración de una nueva legislación en materia de Derechos y Cultura indígena, abrevemos en los valores que nos legó el proceso de negociación que dio lugar a la nueva legislación electoral. El razonamiento, la paciencia, la tolerancia y la disposición al diálogo, tarde o temprano reditúan lo mejor para nuestro país.