Silvia Gómez Tagle
Las sorpresas que guardan los resultados
Desde la noche del 6 de julio celebramos los resultados preliminares de las elecciones, porque mostraban signos de una transición democrática y de una nueva geografía electoral. Pero hay todavía un largo trecho por recorrer para llegar a los resultados definitivos, que podría reservar importantes sorpresas.
Los resultados de las elecciones locales en varias entidades parecen haberse reconocido sin problemas en los estados que ganó el PAN: Nuevo León y Querétaro; en el Distrito Federal ganó el PRD con una importante mayoría; el PRI ganó sin mucho problema en San Luis Potosí y Sonora, pero su triunfo fue impugnado en Colima sobre todo por el PAN, y en Campeche donde la candidata del PRD, Layda Sansores, ha cuestionado la legitimidad del triunfo priísta.
En las elecciones para senadores y diputados, la situación es mucho más ambigua. El cómputo realizado por el Consejo General del IFE el domingo 14 de julio da al PRI la mayoría relativa con 164 distritos ganados; el PRD se coloca en segundo lugar con 70 distritos; el PAN casi en el mismo nivel con 65 distritos, y el PT obtuvo un distrito. Pero estos resultados todavía no han sido calificados, las impugnaciones de casillas y la solicitud de nulidad de la elección en algunos distritos han sido turnados directamente al Tribunal Electoral del poder judicial, y será hasta fines de agosto cuando se conozcan los resultados definitivos.
Los porcentajes a favor de cada partido (inferiores al 2.5 por ciento) indican que el Partido Cardenista, el Popular Socialista y el Demócrata Mexicano, quedarán fuera de la arena electoral hasta el año 2003. Esta medida evitará que dirigentes sin bases sociales sigan cobrando los subsidios gubernamentales sin realizar un trabajo político serio, como ha venido ocurriendo desde hace años con estos partidos. Los partidos que deseen regresar a la escena electoral deberán trabajar con sus propios medios para tener ese derecho.
También es claro que hay tres partidos grandes y dos chicos: en la elección de diputados de representación proporcional, el PAN obtuvo el 26.61 por ciento, el PRI el 39.10 por ciento, y el PRD el 25.72 por ciento. El PT quedó en el límite inferior con 2.58 por ciento, y el PVEM llegó hasta el 3.81 por ciento. De hecho, el PRI fue el partido que tuvo una distribución más productiva de sus votos, porque con ese porcentaje alcanzó el 54.66 por ciento de los 300 escaños de mayoría; en cambio, el PRD sólo obtuvo el 23.33 por ciento de los escaños, y el PAN fue el menos favorecido con el 21.66 por ciento. Si las 200 curules de representación proporcional sirvieran para equilibrar la representación, deberían dar más diputados a estos dos últimos partidos. Pero como todavía falta eliminar los votos de los partidos que quedaron por abajo del 2.5 por ciento de la votación, y los votos anulados por el Tribunal, además de contar los resultados por circunscripción, tanto en número de curules obtenidas por cada partido como en porcentaje de votos, el resultado final todavía es incierto.
Otro aspecto novedoso es la nueva geografía electoral, porque las cinco circunscripciones diseñadas para este proceso electoral, a pesar de ser cinco como antes, comprenden territorios muy distintos y parecen haber tenido la cualidad de concentrar los votos de algunos partidos. La primera recorre la costa noroeste, desde Colima hasta Baja California Sur, e incluye Guanajuato, el PAN obtiene una ligera ventaja sobre el PRI; en la segunda, que abarca todo el centro del país, desde Querétaro hasta el noreste, gana el PRI pero con fuerte competencia panista; la tercera comprende la región del Golfo, desde Veracruz hasta la Península de Yucatán y los estados de Chiapas y Oaxaca, es la más priísta (47.50 por ciento), y la segunda fuerza es el PRD con 27.83 por ciento; en la cuarta gana el PRD, seguido de cerca por el PRI (incluye el DF, Puebla, Tlaxcala y Morelos); y en la quinta quedan empatados PRI y PRD (estado de México, Guerrero y Michoacán). En la elección de senadores, el PAN obtuvo 26.92, el PRI 38.48 y el PRD 25.83, y los votos serán contados en una sola circunscripción nacional, que en realidad es el método más equitativo.
Ahora queda por resolver todo el complicado proceso de lo contencioso electoral. La estrategia del Partido Revolucionario Institucional parece ser la de impugnar un número suficiente de casillas a fin de mover los datos a su favor; este partido considera que podría obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados con el éxito de 58 de esos recursos (La Jornada, 18-VII-997 p.9). La situación es todavía muy indefinida, en virtud de que muchas veces un mismo distrito podría ser impugnado por varios partidos y resultar que en vez de anular unas cuantas casillas, la suma de todos los recursos lleve a la anulación de todo el distrito, con efectos imprevisibles para los partidos quejosos. Podría perjudicarlos más que ayudarlos, por lo que en estas cosas nadie sabe para quién trabaja.
Los resultados electorales fueron contundentes, muestran un país con una correlación de fuerzas nueva, y lo más notable es que han sido las elecciones las que revelan esta fisonomía; sin embargo, todavía es difícil predecir el desenlace del camino de la transición.