La Jornada sábado 26 de julio de 1997

EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
La propuesta de Venecia*

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Venecia, 25 de julio Ť Dentro de algunas horas, en la plaza de toros de San Sebastián de los Reyes, en las cercanías de Madrid, comenzará el segundo Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, convocado hace un año en la selva Lacandona por los más pobres entre los pobres de México: los indígenas rebeldes de Chiapas.

Según el último reporte emitido esta mañana en Barcelona, hasta ahora se han inscrito más de 2 mil 500 participantes, provenientes de 45 países, tanto de Europa como de América, de Asia y de Africa, y los organizadores se muestran satisfechos porque a lo largo de una serie de conciertos, conferencias y otras actividades similares lograron reunir el dinero necesario para costear el viaje de 80 activistas de las naciones más pobres del mundo, así como de 10 indígenas mexicanos que militan en las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

El segundo Intergaláctico se llevará a cabo en cinco mesas de debate, que simbolizan la estrella de cinco puntas del EZLN: la primera estará en Ruesta (en el Pirineo aragonés), con el tema ``Nuestro mundo y el mundo de ellos''; la segunda en Barcelona (Cataluña), versará sobre ``Cultura, información y liberación''; la tercera en Madrid (Castilla) se dedicará a estudiar el impacto de la ``Economía neoliberal contra la humanidad'', mientras la cuarta, en Madrid también, examinará ``Las luchas contra el patriarcado'' que hoy por hoy se dan en el mundo; a la vez que la quinta, en Almuñécar (Andalucía), contemplará ``Todas las formas de marginación'', y contará con un foro especial sobre, de y para las mujeres.

La clausura, por lo demás, se efectuará del 2 al 3 de agosto en El Indiano, una finca no lejos de Sevilla, ocupada por los aceituneros altivos del Partido Socialista Obrero Campesino (PSOC). Sin embargo, la preocupación que estará presente en todos los Aguascalientes de la península ibérica se resume en una pregunta: ¿Qué hacemos para que el concepto de ``la red'', como estructura de lucha y organización, deje de ser el esbozo de una entelequia y se convierta en algo vivo?

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En México, mientras tanto, el régimen que encabeza el doctor Ernesto Zedillo se prepara a retomar el tema del diálogo con el EZLN, y lanza, desde dos flancos, una nueva ofensiva publicitaria que si algo revela es que no tiene el menor interés verdadero en acercarse a la firma de la paz.

Hace dos días tan sólo, durante una visita a la ciudad de Chicago en Estados Unidos, Zedillo declaró, en una actitud que no parece exenta de burla, que tendrá una ``paciencia inagotable'' para esperar a que el EZLN regrese a la mesa del diálogo. Desde el punto de vista formal, el simple enunciado del pronunciamiento es proclive a la sospecha, pues no puede olvidarse que el 5 de febrero de 1995 Zedillo usó la misma fórmula de la ``paciencia inagotable'' cuatro días antes de ordenar que el Ejército y la policía atacaran a los zapatistas.

Por su parte, el jefe de la delegación gubernamental para el diálogo de San Andrés, Pedro Joaquín Coldwell, acaba de definir la nueva postura del régimen ante el EZLN: abrir una nueva mesa de negociaciones, de carácter multilateral, en la que no sólo intervendrán el ``gobierno'' y los rebeldes, con el apoyo técnico de una comisión legislativa y la mediación del obispo de San Cristóbal.

En el nuevo esquema que pretende imponer, Joaquín Coldwell se refiere a una mesa donde los actores involucrados sean múltiples, y además de los zapatistas estén presentes otras organizaciones indígenas. Lo que se busca evidentemente, aunque Zedillo y Joaquín Coldwell digan lo contrario, es que el proceso retroceda al punto en que se encontraba antes del 16 de febrero de 1996, cuando el ``gobierno'' firmó en San Andrés Sacamch'en el compromiso de impulsar una reforma constitucional para establecer una nueva relación, más justa y más digna, entre los habitantes originales de México, la sociedad y las instituciones.

Hoy, en suma, lo que el mermado poder presidencial se propone es crear una ficción retórica y metodológica para que el EZLN acepte sin cortapisas el restringido proyecto de reforma constitucional que Zedillo propuso a los zapatistas en diciembre del año pasado y que éstos rechazaron en forma categórica al señalar que se trataba de ``una burla infame'' a los acuerdos de San Andrés.

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Desde cierto punto de vista, el más pragmático, el EZLN podría reconsiderar su actitud, aceptando la muy limitada oferta de Zedillo para firmar, a cambio, un protocolo de paz que le permita retirar la declaración de guerra de 1994 y, en consecuencia, transformarse en una fuerza política civil, incorporarse a la vida ciudadana y salir de la selva a construir una organización nacional, quizá el Frente Zapatista, que al cabo de los años podría incluso intervenir en futuras elecciones.

Pero, ¿cómo podría operar un viraje de este tamaño una organización singular como el EZLN que, por un lado, declara que no aspira a luchar por el poder, mientras por el otro continúa llevando adelante su programa político, fortaleciendo su organización interna, gobernando en forma autónoma en las regiones de Chiapas donde tiene presencia y, al mismo tiempo, desarrollando de manera óptima sus relaciones internacionales?

Seamos claros: el EZLN en Chiapas no necesita de la bendición oficial para seguir actuando entre los suyos como lo ha hecho hasta ahora. Si el régimen le impide salir a hacer política fuera de Chiapas, ese es un problema que debe resolver ante todo la sociedad civil interesada en hacer suyas las estimulantes propuestas del discurso zapatista, que se hace cargo plenamente de las transformaciones profundas que ha experimentado la lucha política a nivel mundial.

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Quien por el contrario parece tener una renovada y urgente necesidad de volver al diálogo con el EZLN es el doctor Zedillo, y las razones son varias, y de éstas las principales son tres. La primera tiene que ver con la redistribución de cuotas de poder dentro de la estructura del régimen, una zona en la que el Presidente ha perdido terreno tras las elecciones del 6 de julio.

Como es fácil demostrarlo, el sindicato de gobernadores vinculados a Salinas de Gortari conquistó un número de diputaciones superior al que obtuvo el grupo de Zedillo. Este, asimismo, fue derrotado en Querétaro y Nuevo León, y además quedó en desventaja dentro del Partido Revolucionario Institucional, donde sus cuadros se revelaron bastante menos eficaces que los del salinismo. Por lo tanto, Zedillo requiere que el EZLN retorne a la mesa para fortalecerse en el frente interno e, incluso, ante las fuerzas armadas.

La segunda razón de peso es la inminente negociación del tratado de libre comercio con la Unión Europea. Para estar en condiciones de sentarse a discutir los términos de este acuerdo, el equipo de Zedillo debió ceder ante una exigencia que el año pasado le resultaba insoportable: la cláusula democrática, según la cual el Parlamento Europeo, que legisla y regula el comportamiento de la Unión, estará en posibilidad de aplicar sanciones económicas a México si, a su juicio, las autoridades mexicanas cometen graves violaciones a los derechos humanos de la ciudadanía.

En este punto, como salta a la vista, la guerra en Chiapas reviste una importancia decisiva, sobre todo porque si en alguna región económica del mundo los zapatistas han desarrollado una presencia viva es aquí, en Europa. Y por lo mismo, cualquier irregularidad grave que el régimen de Zedillo pudiese cometer contra ellos suscitaría enormes repercusiones en esta, hoy por hoy, calurosísima orilla del Atlántico.

Por último, la tercera razón es de naturaleza financiera, y ésta puede incluso ser de dos filos. La expansión de las bolsas de valores en Europa, el comportamiento que observa la de Nueva York, el sube y baja que se aprecia en las de América Latina y el desorden que impera en los mercados asiáticos, son fenómenos no aislados en el marco de la economía global, que hacen prever a los expertos un pronto reajuste en Wall Street, cuyas consecuencias serán de alcance planetario.

Ante la tempestad que se barrunta en este campo, el doctor Zedillo preferiría contar con la participación del EZLN para anunciar ante los mercados internacionales que los zapatistas deponen su ``beligerancia retórica'' y, poco a poco, se incorporan a la llamada ``normalización democrática''. Si esto llegara a suceder, sería magnífico para los intereses de los tahures de la bolsa. Pero, si en un momento dado el previsible crack de Wall Street tomara a Zedillo por sorpresa, éste bien podría operar una rápida descomposición de sus relaciones dialécticas con el EZLN y culpar a Marcos, a Tacho y al mayor Moisés de haber tirado la bolsa mexicana y provocado la devaluación del peso, tal como se dijo por todos los medios en diciembre de 1994 para justificar el Efecto tequila.

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En estas circunstancias -y perdón, señoras y señores, por haberme extendido-, cabe preguntar una vez más, y yo me formulo esta cuestión a título personal y para mi propio consumo: ¿a quién le ``urge'', como decimos en México, reponer la mesa del diálogo en Chiapas? No a los zapatistas, que en esta suerte de resistencia callada y serena continúan pacíficamente la guerra que estallaron el primero de enero de 1994. No a los pueblos y comunidades que han soportado el cerco del hambre, del hostigamiento sicológico cotidiano y de las prohibiciones que les impiden salir a obtener medicinas para sus niños y ancianos enfermos o simplemente a cultivar sus tierras.

El gobierno mexicano, en cambio, es quien tiene la enorme necesidad de volver a montar el diálogo como un espectáculo ilusorio, no para encontrar la vía que le permita mejorar las condiciones de vida de los más pobres, no para firmar una paz sólida que facilite el retiro de las tropas destacamentadas en Chiapas, no, en síntesis, para contribuir al establecimiento de un régimen cien por ciento democrático, en el que los pueblos indios de México tengan el sitio que les corresponde y sean de veras iguales a los demás.

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En vísperas del segundo encuentro Intergaláctico, desde este hermoso palacio donde el ayuntamiento de Venecia ha hecho posible que nos reunamos para hablar de la vida, de la esperanza y de la lucha de un pueblo ejemplar como es el pueblo zapatista de Chiapas, yo, como ciudadano del mundo y partidario por tanto de la paz, de la libertad, de la justicia y de la democracia, quiero hacer un llamado simbólico a las numerosas organizaciones italianas que simpatizan con los habitantes más antiguos de mi país, para que redoblen sus esfuerzos en beneficio de la inteligencia universal, de manera que sea ésta, y no el horror de la guerra, la que de una vez por todas convenza al ``gobierno'' de México de que si algo tiene sentido es ratificar los acuerdos de San Andrés y abrir las puertas, de una vez por todas, a una nueva etapa histórica.

Quiero despedirme con una sencilla pregunta: ¿qué honor más grande podría caberle al doctor Ernesto Zedillo que el de ser el primer gobernante derrotado en una guerra en donde las únicas armas de combate han sido la verdad, la razón, la palabra, y en última instancia, la poesía?

* Discurso pronunciado anoche en el ayuntamiento de Venecia, durante la presentación de Marcos y la rebelión zapatista, libro de Gianni Miná y Jaime Avilés con prefacio de Eduardo Galeano.

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