Hace 30 años, dos meses y siete días la BBC de Londres, montada en el argumento de que en la grabación se había consumido demasiada droga, decidió vetar la canción A day in the life, de los Beatles. Esto era tanto como especular que las drogas que consumen los artistas mientras construyen sus obras tienen un espectro tan generoso que pueden poner a viajar a sus espectadores por la vía cómoda de la contemplación. El veto fue tan efectivo que 18 días más tarde el álbum que contenía la canción Sgt. Pepper's lonely hearts club band, alcanzaba el número uno en las listas inglesas de popularidad.
Este álbum tiene una de las portadas más comentadas de la historia. Aparecen los cuatro Beatles, vestidos de Sargento Pimienta, precediendo una turba de personajes, que incluye luminarias cinematográficas, deportivas, musicales, filosóficas y hasta esotéricas. John y Paul tiraron la línea inicial, le dijeron al diseñador de la portada que era Peter Blake: ``Imagínate que la banda acaba de terminar un concierto, quizá en un parque''. Desde esta idea lacónica (sin duda producto de aquellas sustancias de espectro generoso), Blake desprendió el concepto de la multitud interdisciplinaria respaldando a los Beatles que ensayaban su multidisciplina particular al meterse en su disfraz de sargento festivo.
El proyecto del álbum traía incluida la estampa recortable de un sargento adusto, uniformado, acomodado en una silla de brazos, con los brazos cruzados y la terminación de esos brazos, que son las manos, mostrando uno de los acertijos que han vuelto locos a los que especulan con el significado de las cosas, que no siempre tienen significado: una mano del sargento trae el guante puesto, mientras que la otra mano trae el guante en la mano: la izquierda desnuda, la derecha vestida, ¿política?, ¿tendencias sexuales?, ¿es manco, o quiere hacernos pensar que es manco? Este sargento adusto es el original Sargento Pimienta y su uniforme aparece tocado por otro problema de interpretación: una gorra con los colores rojo, azul y amarillo; los mismos colores que ostenta la bandera rumana. Aquí se abren dos posibilidades: o el Sargento Pimienta era vampiro gimnasta olímpico. Aunque estos colores también pertenecen a otras banderas que vienen a tirarle a Rumania el papel estelar en la especulación: Colombia, Ecuador y Venezuela.
Algunos expertos se han inclinado por la interpretación obvia: el Sargento Pimienta era un sargento sudamericano. Otros, más inquietos, han optado por otra interpretación, más inquieta: la cocaína, el paralelo cero y el petróleo. Junto con la imagen de este sargento adusto, venía una reproducción de sus bigotes, con agarradera para acomodarse debajo de la nariz del poseedor del álbum. También venían sus galones, sus insignias y medio tambor de cartoncillo para decorar el escritorio.
El álbum no pudo fabricarse como Blake quería, la producción del Sargento Pimienta amable costaba demasiadas libras; a cambio, le permitieron hacer casi todo con la fotografía de la portada, en donde aparecería esa multitud interdisciplinaria, compuesta originalmente por 72 personajes fotografiados y montados en bastidores individuales, de forma y tamaño natural aproximados. En una de las fotografías de la puesta en escena, donde todavía aparecen los asistentes de Blake retocando el set, podemos ver la figura de Hitler expulsada del encuadre final, recargada, solitaria y triste en una de las paredes del estudio. Junto a Lewis Carrol, en el extremo derecho de la segunda línea, puede apreciarse la figura de Mohandas Karamchand Gandhi, que fue retirada de la fotografía final, obedeciendo una orden superior de la compañía disquera: ¿cómo poner en un producto típicamente inglés a ese personaje que le había arrebatado un país enorme al imperio británico?, ¿su desaparición habrá sido obra de El país de las maravillas de su vecino?
En la línea de hasta arriba, cargado hacia la derecha, entre The Varga Girl y el actor Huntz Hall, aparece, en esta fotografía de la puesta en escena, el actor Leo Gorcey, que tuvo que ser quitado con un manchón de pintura de la fotografía definitiva, porque exigió que se le pagara en libras la presencia de sus kilos. El rostro del actor, por cierto, era menos llamativo que el manchón. En la misma línea, un poco más hacia la izquierda, entre Edgar Allan Poe y Richard Merkin, hay un hueco tan llamativo como el manchón que obedece a la ausencia del actor mexicano Germán Valdés. Tin Tan canceló de último minuto, en una llamada telefónica histórica con Ringo Starr, que acaba de ser rescatada y que aparecerá probablemente en la siguiente antología de los Beatles. En aquella conversación el actor, en perfecto inglés británico, le avisa a Ringo que en su lugar iría un digno representante. La incógnita se despejó esa misma tarde; un paquete procedente de México con un remitente que decía Tin Tan. El digno representante puede verse en la portada, en la parte del suelo, en el extremo derecho, debajo de la actriz Diana Dors: un árbol de la vida diseñado especialmente por un alfarero de Metepec.