Zapatistas en Barcelona: los partidos ``no nos representan, ni siquiera los conocemos''
Hermann Bellinghausen, enviado, Barcelona, 28 de julio Ť Los delegados del EZLN al segundo Intergaláctico, que aquí se llama Trovada y no Encuentro, hallaron hoy el que quizá sea el mejor ambiente, el más acogedor y alternativo del evento zapatista de ultramar.
Bajo el signo de la solidaridad, Per un mon solidari, decía una manta durante la clamorosa recepción esta mañana, un maquinista voluntario los trajo aquí, y las vendedoras de alimentos del mercado de San Antonio donaron o bajaron los precios de frutas y legumbres para alimentar a los participantes, que son muchos y seguramente estarán hambrientos esta semana.
Felipe arranca aplausos al decir, en el Polideportivo de Sans, que los zapatistas no aceptan que el Ejército federal y el gobierno de México ``dispongan de nuestras vidas y nuestra dignidad''.
Por la tarde, Dalia y Felipe dictaron una conferencia de prensa en la casa ocupada de La Vakería, amenazada con el desalojo por la policía dentro de dos días, y sede de una de las mesas de esta segunda trobada contra el neoliberalismo y por la humanidad.
Catalunya Express
El sonido local anuncia la salida, ``andén 20, a las 23:30, del tren especial por la humanidad''; esa fue la señal.
La sexta sede del Segundo Encuentro Intergaláctico se echó a rodar en la estación ferroviaria de Chamartín, salida de Madrid rumbo al norte de la península. Un tren entero condujo anoche a Dalia y Felipe rumbo a Barcelona, y con ellos 500 participantes más.
Depositados airosamente por los muy jóvenes encargados de la sede de Madrid, los delegados zapatistas abordaron el vehículo posterior de un convoy de 11 vagones, mientras su medio millar de acompañantes tendía un fuerte cordón de seguridad.
Una vez a bordo, el andén se llenó de gente cargando mochilas y cajas; sonrientes italianos, catalanes, alemanes y mexicanos produjeron un momento de abordaje conmovedor. Dalia y Felipe apenas podían creer que todo ese alboroto obedeciera a la presencia de ellos dos. Un catalán, encargado del traslado, lucía sobre su camiseta roja, a la altura de la barriga, la foto de un insurgente, y la leyenda ``Sóc zapatista''.
El maquinista era un voluntario, pues el Intergaláctico contó con el apoyo del sindicato de trabajadores ferroviarios. A toda velocidad, el express especial atravesó la medianoche en Alcalá de Henares y no se detuvo hasta la mañana siguiente en la estación de Sans. A bordo hubo fiesta, o casi, y un largo sueño que al amanecer fue roto por la voz de Dalia, quien acababa de ver el mar por primera vez en su vida, cerca de Tarragona. Un calmo e incomprensible Mediterráneo librándose de la bruma.
--Levántense, compañeros, ya comenzó el día, hay que trabajar.
Junto con Felipe recorrió los 100 compartimentos para saludar a su ``escolta'' de lagañosos europeos estirándose.
Afuera de la estación, más de 300 catalanes recibieron a los pasajeros distinguidos y los acompañaron caminando, tocando silbatos y tambores, hasta el gimnasio de una escuela, donde Dalia y Felipe declararon inaugurados los trabajos de la mesa de Barcelona (la de verdad), en el Polideportivo de Sans.
En las afueras, una manta sostenida por mujeres anunciaba una de las demandas más sentidas aquí: En lluta contra el patriarcat; Dalia arrancaba aplausos, y hasta lágrimas, con la vigorosa lectura de su ponencia sobre la lucha de las mujeres zapatistas. Se ve que el feminismo catalán es tremendo.
Felipe habló ante cerca de un millar de asistentes calurosos (y acalorados por la temperatura ambiente), sobre la construcción de las bases de apoyo del EZLN y su actual resistencia.
La festa per la paraula siguió con los saludos de los celébres presos de Cerro hueco, en Chiapas, y Muma Abu Jamal, condenado a muerte en algún lugar de Estados Unidos. Uno de los organizadores dijo entonces, señalando los muros desnudos. ``En este sitio no hay banderas, porque con nuestra presencia representamos todas las banderas de lucha''.
Con los okupas
Por la tarde, los delegados mayas tojolabales visitaron la casa ocupada La Vakería, en la vecina municipalidad de L'Hospitalet, el Barcelona proletario, por así decirlo. Se trata de una vieja construcción en semirruinas, ``recuperada'' por un grupo de jóvenes y convertida en centro político y cultural.
Allí se celebrará una de las 10 mesas de Cataluña, si la policía no cumple su amenaza de desalojar el lugar pasado mañana. Bajo una lona donde, pintada al esprei, se anuncia la consigna: ``por la ocupación y contra el neoliberalismo'', en una bodega habilitada como teatro rupestre y bar, Dalia y Felipe dictan su tercera conferencia de prensa en territorio ibérico. Cada día más seguros y desenvueltos, explican por qué los zapatistas no votaron el pasado 6 de julio, y reiteran las condiciones de exilio, cerco militar y limitaciones materiales que los mantienen en rebeldía. Los partidos ``no nos representan, ni siquiera los conocemos'', y el gobierno ``no cumple los acuerdos de San Andrés'', declaran ante reporteros de radio, prensa y televisión.
A su lado participan tres jóvenes okupas, que cubren su rostros con máscaras de cartulina que representan a las ``vacas locas'' de la ocupación, con cuernos de toro y la lengua colgante de los Rolling Stones.
Ellos también hablan de su lucha, del significado de las recuperaciones, esa peculiar manera de resistencia contra la propiedad privada, privada de sentido, que se conoce como squat, y representa una de las más significativas formas de resistencia urbana en el primer mundo. De las casas abandonadas, estos jóvenes catalanes hacen centros culturales y de debate político, y con frecuencia viviendas colectivas. Por eso, a la vista de los indígenas mexicanos, uno de ellos gritó esta mañana: ``Viva la comunalidad''.
Por último, en un patio semibaldío, oloroso a romero (aún no en flor), Dalia y Felipe hablan con el periódico italiano Liberazione, y ella, interrogada sobre el feminismo, la lucha de géneros y la resistencia contra el hombre, atajó:
--Para nosotros, los hombres y las mujeres no son otros, son lo mismo. Nuestra lucha contra la miseria y la marginación es igual.
Al anochecer, mientras los gringos exploran Marte, Dalia y Felipe salieron a explorar el Parque y la Sagrada Familia de Gaudí, así como al mediodía fueron a conocer los barcos trasatlánticos del puerto autónomo de Barcelona, y vieron el monumento a Colón con el mismo guadalupano desdén que le dedicaron al almirante Cristóbal petrificado en Madrid, antier.
Cerca de la medianoche, Dalia describió para Radio Exterior de España la situación del cerco militar: ``Nunca habíamos visto tantos generales como ahora que ya se acordaron de nosotros''. Y también solicitó que le enviaran una paella al subcomandante Marcos, quien les dijo al salir de la selva Lacandona que aquí la hacían muy bien, y que transmitieran un saludo a todo el mundo, aunque no le mandaran la paella.