ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Consiga o no su meta de ser el gobernador mexicano que más tiempo haya durado en el cargo, Víctor Cervera Pacheco ya tiene suficientes méritos para que su nombre sea inscrito en el libro priísta de las hazañas: ha sido elegido gobernador cuatro veces, y es el único ejemplo vigente de un verdadero cacicazgo político estatal, con 35 años ocupando cargos públicos y 13 de ellos, ininterrumpidos, dominando la vida pública de Yucatán.
De tal manera que don Víctor tiene razón en mantener su actual desdén por los anuncios de panistas, perredistas, petistas y organizaciones sociales apartidistas en el sentido de que iniciarán una fuerte ofensiva contra su pretensión de seguir en el palacio de gobierno cuatro años más de los seis que establece como límite máximo la Constitución federal.
Allí están, para la posteridad, por ejemplo, las cuatro ocasiones en que ha recibido el encargo de gobernar su estado, tres de ellas de manera indirecta, por voto de los diputados locales, para completar cuatro años de interinato, y otra por sufragio popular, para un sexenio completo.
También está allí su hoja de servicios: diputado local de 1962 a 1964 y de 1968 a 1970; presidente municipal de Mérida de 1971 a 1972; diputado federal de 1973 a 1976; senador de 1976 a 1982; diputado federal de 1982 a 1984; gobernador interino de 1984 a 1988; secretario de la Reforma Agraria de 1988 a 1994; gobernador constitucional de 1994 al 2001...
Treinta y cinco años, a la fecha, de pesada influencia y 14, desde 1984, de pleno dominio, lapso éste en el que cayeron dos gobernadores incómodos, Graciliano Alpuche Pinzón y Víctor Manzanilla Schaffer, para dar paso a la fuerza, ejercida directamente o a través de interpósitas personas, del hombre nacido el 23 de abril de 1936 en Mérida.
El arte cerverista de torear la Constitución
El 16 de febrero de 1984, cuando llevaba dos años y 15 días como gobernador de Yucatán, el general Alpuche entregó el poder a Cervera, pero no mediante una separación definitiva --aunque en los hechos así fue--, pues al ausentarse antes de cumplir tres años de gobierno hubiera obligado a convocar a elecciones, sino a través de dos sucesivas licencias de seis meses cada una.
Nombrado gobernador para cubrir cada una de las dos licencias semestrales, fue hasta un año después, en febrero de 1985, superada la barrera constitucional de los tres años, cuando Alpuche se ausentó oficialmente de manera definitiva y Cervera recibió de nuevo el cargo, ahora por el trienio faltante.
En ese proceso, Cervera fue electo tres veces consecutivas por el Congreso estatal, pero... la Constitución yucateca, en su artículo 48, establecía en ese momento que el ciudadano que hubiera ocupado el cargo de gobernador electo popularmente, o con carácter interino, provisional o sustituto, en ningún caso, y por ningún motivo, podría volver a desempeñar ese puesto.
Es decir, el primer nombramiento de Cervera, el 16 de febrero de 1984, tuvo sustento constitucional, pero no así el del 16 de agosto, cuando se presentó la segunda licencia semestral de Alpuche, ni en febrero de 1985, cuando se le designó como interino.
Por ello, con pleno conocimiento de causa, antes de finalizar su cuatrienio, don Víctor reformó la Constitución local en beneficio propio, y borró la tajante prohibición antirreelectiva, allanándose así el camino para su retorno al poder.
De gamberros y adoloridos
Con un estilo oratorio que sin lugar a dudas le coloca en un lugar preferente para buscar la presidencia nacional priísta hoy ocupada por Humberto Roque, el gobernador Cervera se ha defendido de las críticas contra su permanencia en el gobierno acusando a Carlos Castillo Peraza, adolorido por la pérdida de la gubernatura del Distrito Federal, y a los ``gamberros de la tinta'' que serían ``los que provocan los problemas en Yucatán''.
Luego de rendir su segundo informe de gobierno, que es el sexto contando los cuatro de su anterior interinato, Cervera dijo ante miles de personas concentradas frente a palacio de gobierno: ``Yo no puedo pagar culpas ajenas; yo no fui a votar al de efe, yo voté aquí; el que perdió ahí, perdió porque no era de ahí, sencillamente''.
Movilización nacional contra el cerverato
La principal oposición al decenio de Cervera ha corrido a cargo de los panistas, quienes tienen una presencia sustancial en Mérida, cuyo gobierno municipal ocupan actualmente.
Durante el rápido segundo (sexto) informe de gobierno de Cervera, tales legisladores se plantaron en la tribuna con una manta en la que se leía el texto de la fracción primera del artículo 116 constitucional, que prohíbe a los gobernadores durar en su encargo más de seis años.
En esa persistencia opositora, diputados panistas han recibido agresiones físicas y verbales, principalmente la dirigente estatal, Ana Rosa Payán.
Hoy por la tarde, en un acto público, los panistas anunciarán las acciones que desplegarán contra el cerverato.
Además, se ha formado el Frente para la Defensa de la Constitucionalidad, que demanda a Ernesto Zedillo haga valer su autoridad moral y política para impedir la permanencia de Cervera en el gobierno y al Senado que declare desaparecidos los poderes en Yucatán.
Junto a esos demandantes están dirigentes de organizaciones sociales no yucatecas pero que igualmente luchan contra el cerverato, en el entendido de que el respeto al orden constitucional federal es asunto de todos los mexicanos y que, además, en el salinato hubo 16 gobernadores interinos que con el antecedente de Yucatán podrían abrirse paso para buscar su reacomodo en el poder.
El PRD, por su parte, anunció en voz de Alejandro Encinas, miembro del Comité Ejecutivo Nacional, una acometida integral, comenzando el mismo 16 de agosto, cuando se cumplirán los seis años de gobierno, con la solicitud ante la Suprema Corte de Justicia de un juicio de controversia constitucional para que Cervera deje la gubernatura.
Además, los senadores perredistas solicitarán la desaparición de poderes en el estado y los diputados federales del mismo partido promoverán juicio político contra el gobernador Cervera.
Pero de cualquier manera, pase lo que pase, Víctor Manuel Cervera Pacheco puede estar seguro de que ya tiene ganado un lugar relevante en el Guiness priísta.