La Jornada 3 de agosto de 1997

12 testigos, bajo protección oficial

Juan Manuel Venegas, enviado, Guadalajara, Jal., 2 de agosto Ť La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud cuentan con por lo menos 12 testigos bajo protección, y sus testimonios forman parte de la ruta seguida por las autoridades para desentrañar la relación de militares con el narcotráfico.

En tanto, una de las hermanas de Irma Lizette Ibarra Naveja -se negó a que se le mencionara públicamente- indicó que el involucramiento con el narcotráfico se debió ``a la relación de Irma con (el general) Vinicio Santoyo Feria''.

Por esa vinculación con el ex comandante de la 15 Zona Militar, aseguró, ``ahora se le pretende señalar como contacto con militares. Cuando Irma leyó Proceso se desesperó, estuvo llorando todo el día, e inquieta me dijo que tenía mucho miedo, sentía que alguien quería hacerle daño''.

Respecto a los testigos bajo protección, en plena vigencia la Ley Federal contra el Crimen Organizado y puesta en operación por primera vez en el país tras la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo, eventualmente algunos de ellos -ex colaboradores de los militares presos en Almoloya- podrían acogerse a los beneficios que marca la legislación, y además de la protección que actualmente reciben podrían también solicitar la reducción de penas por colaboración, en caso de que estuviesen involucrados en algunos ilícitos que se les atribuyen a sus ex jefes.

Todos fueron detenidos entre finales de enero y principios de febrero de este año, cuando el alto mando militar empezó a allegarse información precisa que establecía la relación entre Gutiérrez Rebollo, entonces comisionado del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), con Amado Carrillo Fuentes y su principal operador Eduardo González Quirarte.

Los testigos con protección son Gerardo López Coronado, Enrique Santos Muñoz, Luis Anguiano Chávez, Juan Gabriel Turrubiates, Julio César Santoyo López, David López Carrillo, Juan Galván Lara, Gustavo Orphinel, Humberto Capelleti, Gildardo Anaya, Emilio Aguilera y Cesáreo Vázquez Tafolla. Durante los operativos y cateos que siguieron a la detención de Gutiérrez Rebollo fueron ``retenidos'' por las autoridades e interrogados en instalaciones castrenses, primero de la quinta Región Militar de Jalisco y luego en el Campo Militar número 1 de la ciudad de México.

Las pesquisas que llevaron al encarcelamiento del general Gutiérrez y algunos de sus colaboradores como el capitán Horacio Montenegro -dado de baja del Ejército- y el teniente Javier García Hernández, resultó para el país la primera ocasión en que se aplicaban métodos de investigación contenidos en la Ley Federal contra el Crimen Organizado (aprobada en noviembre pasado), e incluso los procesos de los militares recluidos en Almoloya quedaron reforzados por sus preceptos.

En el libro de registro de la Unidad del Crimen Organizado de la fiscalía antinarcóticos quedó establecida la ``necesidad de protección'' a esos testigos (uno de ellos ya sufrió un atentado la semana pasada), la cual se mantendrá ``en coordinación con las autoridades militares competentes para los efectos que tenga lugar''.

La Procuraduría General de la República (PGR), informó que Vázquez Tafolla y Humberto Capelleti forman parte del grupo de testigos que presentará en el juicio contra Gutiérrez Rebollo y coacusados.

Se sabe que Vázquez Tafolla fue escolta del ex director de la Policía Municipal de Zapopan, Luis Octavio López Vega; formó parte también del grupo de inteligencia de la quinta Región Militar, bajo las órdenes de Montenegro, del desaparecido INCD y del Grupo Jalisco antinarcóticos.

Fue víctima de un atentado el viernes 25 de julio y, según las primeras investigaciones, en la intentona por desaparecerlo podría estar involucrado uno de los abogados de Gutiérrez, Tomás Arturo González.

Esa acusación se finca en el testimonio de otro de testigo protegido: Humberto Capelleti, que también formó parte de la escolta de López Vega, quien fue detenido durante cuatro días en mayo de 1993, acusado de ``dejar libre tránsito'' a los hombres de Joaquín El Chapo Guzmán que protagonizaron la balacera en la que murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.

Otro de los 12 testigos clave es el chofer de Gutiérrez Rebollo, Juan Galván Lara, importante para establecer la relación entre el general y Eduardo González Quirarte, operador de Amado Carrillo Fuentes.

Irma Lizette hablaba mucho

En breve entrevista, la hermana de Lizette Ibarra aseguró que su asesinato ``no tuvo sentido ni motivo, y todo el alboroto que se ha armado tiene un sólo origen: haber sido pareja de Vinicio Santoyo Feria, con quien incluso tuvo un hijo que murió muy pequeño''.

Ese fue su ``único contacto con militares... todo lo demás es falso, y es mentira que haya conocido a narcotraficantes. Yo conocía a sus amistades y nunca me enteré de algo extraño entre ellas''.

-¿Conoció a Hilda Vázquez o Isabel Arvide?

-Estuve siempre cerca de Irma y nunca oí mencionar esos nombres. Conozco a la mayoría de sus amigas, sé hasta con quiénes hablaba por teléfono y le puedo asegurar que jamás habló con esas señoras.

-¿Cómo recibió su involucramiento?

-Desde el lunes, cuando leyó la revista (Proceso), lloró mucho; estaba desesperada, sentía que alguien quería hacerle daño, tal vez por su relación con Vinicio. Calificó la publicación de una ``infamia'' y le dio mucho miedo por todo lo que en ella se decía.

-¿Pensó en ir con alguna autoridad?

-No, tenía miedo. No sabemos de dónde salieron todas esas cosas que de ella se dicen. Queremos que la autoridad investigue y saque la verdad de todo, porque no es justo lo que está pasando. Mi hermana hablaba mucho, era muy entrona y valiente, pero nada de lo que dicen es verdad. Le repito: lo único cierto que se ha dicho en estos días es su relación con Vinicio, quizás su único pecado...