La Jornada 4 de agosto de 1997

Cambio, mandato claro del 6 de julio, afirma Muñoz Ledo

Ciro Pérez Silva y Oscar Camacho Guzmán /I Ť Torbellino de ideas, Porfirio Muñoz Ledo repasa la transición democrática de México, los obstáculos, los retos, los riesgos y compromisos.

Y en un péndulo de palabras que recrean el pasado, martillean el presente y se disparan hacia el futuro político, recuerda los obstáculos que pusieron a esta transición tanto dirigentes de su partido como funcionarios del gobierno mismo: ``En el PRD se luchó contra el sectarismo, contra la falta de una visión histórica, contra algunos relevantes dirigentes que no creían en el cambio por la vía pacífica. Frente al gobierno luchamos contra Salinas, contra los duros del sistema''.

Advierte que los votos del 6 de julio son un claro mandato para que cambie la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo: ``No admitiremos que la Cámara sea más una correa de transmisión de los deseos o proyectos del Presidente''.

Y asevera también que no podrá hablarse de una verdadera transición democrática en México, mientras no se reabran y juzguen los crímenes del salinismo y se limpie la corrupción del aparato de Estado: ``No puede haber perdón respecto de faltas graves o leves a la legalidad. O hablamos de orden legal o estamos jugando''.

En un café de la calle Lafragua, desde donde es visible el sitio en el que fuera asesinado el priísta José Francisco Ruiz Massieu, el coordinador de la diputación electa del PRD a la 57 Legislatura, Porfirio Muñoz Ledo, expone a La Jornada:

``En México, la transición democrática implica abrir los expedientes, porque son demasiado cercanos los crímenes y porque son crímenes de Estado, y además porque la corrupción está imbricada en el corazón del Estado y mientras no se revise y limpie toda esta corrupción no habrá realmente una transición democrática. Para mí es absolutamente claro: la transición mexicana no puede ser borrón y cuenta nueva.

-¿Ello implica reabrir el caso Conasupo?, ¿promover en la Cámara de Diputados que se reactive la revisión de los expedientes de las privatizaciones, de las concesiones hechas en el sexenio anterior?

-Absolutamente, revisaremos todo. Abriremos la comisión Conasupo; claro que se reabrirá. Y pediremos que se analicen todos los casos de juicio político para dictaminarlos. Promoveremos que se actualicen todas las comisiones de investigación de los asesinatos de Colosio, de Ruiz Massieu. Y que se revisen los procesos de privatizaciones. Todo.

Y es que -sostiene-, ``nadie fue más desmesurado en el uso del poder en la historia de México que Salinas. Y estoy incluyendo a Victoriano Huerta y Antonio López de Santa Ana sin ninguna exageración. Ninguna fortuna mayor se ha hecho al amparo del poder en el siglo XX que la fortuna que amasó la familia Salinas. Y que me prueben lo contrario: Collor de Melo fue acusado por 17 millones de dólares, Carlos Andrés Pérez por 9 y el Sha por 25; aquí están documentados 800 millones de dólares de Raúl Salinas.

-Sostener la tesis de la transición pactada a la democracia le valió en diversos momentos acusaciones de traición al interior de su partido, de altos dirigentes incluso. Hoy, ¿considera que la historia le ha dado la razón?

-Me parece una vanidad decirlo así. Yo no diría que triunfó mi punto de vista, sino que triunfó la lógica de la historia.

``Quiero recordarte que el primer curso que se dio en el país sobre transición democrática en México lo di yo en 1989, donde sistematicé 17 transiciones electorales. Por ese análisis llegué a dos conclusiones teóricas de las que no me he apartado. Después de 1979 ninguna revolución había salido ganadora.

``Entonces, la segunda conclusión era que por distintos caminos todas las sociedades autoritarias iban a evolucionar a sociedades democráticas y que había que encontrar los métodos, los procedimientos, y que íbamos a enfrentar a los acelerados, a los oportunistas, a los pragmáticos. Entonces había que tener una concepción de la historia que yo no podía pedir que la tuvieran todos''.

-¿Alguna vez fueron tan difíciles las circunstancias en el PRD como para que haya pensado en abandonar al partido?

-No, nunca, jamás. Romper la unidad del movimiento democrático hubiera sido una veleidad imperdonable de cualquiera que lo hubiese hecho. Los grandes movimientos se hacen de tolerancias mutuas y de un sentido de proyecto que va más allá.

-Hubo muchos que sí se salieron del PRD.

-Algunos. No han pasado de once personas, entre un millón 500 mil no es mucho, creo yo. No son descalificables ninguno, para mí. Yo no juzgo a los demás.

-¿Qué tan difícil ha sido llegar a la Cámara que hoy estamos viendo?, ¿dónde ha habido más obstáculos, al interior de su partido o con el gobierno?

-Para todos lados ha sido muy difícil. Al interior del partido se luchó contra el sectarismo, contra la corrupción ideológica, contra una resaca a veces irracional respecto de la represión salinista, contra el grupismo, contra la descalificación, contra veleidades, contra la convicción de algunos destacados dirigentes que descalificaron la vía pacífica, y contra la falta de un proyecto de largo plazo realmente compartido.

``Además, una resaca de las elecciones de 1994 me colocó en la hipótesis de declarar la guerra a Zedillo desde el 17 por ciento de la votación, lo que era una operación muy poco aconsejable y que no tenía mayor sentido desde la perspectiva histórica.

``Pero se luchó, fundamentalmente, por una perspectiva común establecida desde el principio en los documentos y programas básicos del partido que Cárdenas me encomendó a mi elaborar, y que conformamos conjuntamente con José Woldenberg. Ahí está trazada la línea de transición, desde el primer capítulo.Entonces, creo que al interior del partido la lucha fue fundamentalmente de conciencia del horizonte histórico.

``Yo quiero decir que cuando fui presidente del PRD hubo compañeros del Comité Ejecutivo Nacional, de relevancia muy importante en el partido, que cuando llegamos a tener diferencias muy fuertes, hasta de violencia verbal, los cité a platicar en corto y les pregunté con fraternidad: `¿Por qué estás haciendo esto, no crees en la vía pacífica?'. `No, no creo en la vía pacífica', me respondían. `¿En cuál crees?', les insistía, y entonces no se atrevían a decirme que en una vía violenta. Pero hubo compañeros muy importantes todavía en el CEN -si me autorizan diré sus nombres- que me dijeron que no creían en la vía pacífica''.

``Y entonces estuvimos mucho tiempo en este juego de un movimientismo que no sabía a dónde iba, y en determinada circunstancia, en la incapacidad de definir como un partido serio de izquierda una posición clara frente al movimiento zapatista.

``No supimos decir en su momento: estamos de acuerdo con la causa, pero no vamos a dar motivo alguno para que se crea de ninguna manera que el PRD es el brazo político del zapatismo, ni al revés. Yo propuse el deslinde en Oaxtepec, pero no hubo eco y entonces nos prestamos a todo lo que nos hicieron los adversarios.

``Entonces, el deslinde, la definición ideológica, sobre todo la definición programática del proyecto de cambio político, costaron un esfuerzo interno de convencimiento muy grande dentro del PRD y yo diría que el resto lo hizo la circunstancia histórica.

``Pero creo que Oaxtepec fue el momento más importante desde el punto de vista de la definición ideológica del partido y creo además que Andrés Manuel López Obrador, después de haber obtenido más de 70 por ciento de los votos y de haber recorrido todo el país, asumió plenamente los resultados del Congreso de Oaxtepec y proyectó al partido en la línea que iba a generar el cambio histórico en el país: una línea electoral pacífica, con un esfuerzo intenso por el cambio de imagen''.

-¿Qué tanto o qué tan grande fue la lucha contra la cultura caudillesca que existe en algunas figuras del PRD?

-Yo se lo dije alguna vez a Heberto, cuando me planteó el tema, que todos los partidos nacen como un sistema solar, tienen un solo centro de gravitación: a ti te ha tocado ser Saturno porque traes tus anillos, a mi me botaron de ser Júpiter a ser Plutón.

``Pero con el tiempo, los partidos evolucionan hacia varios centros de gravitación. Tras el despojo del 88, el PRD se articuló en torno a Cárdenas, figura indispensable para la transición que todos aceptamos. Y tuvo el sello de un centro gravitacional que por distintas circunstancias ha tardado en evolucionar.

``Pero actualmente, el PRD empieza a ser un sistema multipolar: hay la órbita del presidente del partido que se ha revelado como un magnífico estratega; una órbita del gobierno del DDF surgido del sufragio popular con Cárdenas; y hay una órbita de la Cámara de Diputados.

``Creo que el debate de Oaxtepec fue importante, creo que el sentido del equilibrio que ha tenido el CEN ha sido determinante y creo que la competencia interna entre Cárdenas y yo fue también un hecho importante en la vida interna del país. El demostrar que podíamos competir de a deveras, sin ofensas y sin romper las reglas de unidad del partido''.