Juan Carlos Villa Soto Ť En el año 2001 México será la sede del XXI Congreso Internacional de Historia de la Ciencia; 57 de los 84 delegados ante la Unión Internacional de Historia y Filosofía de la Ciencia, organismo del Consejo Internacional de Uniones Científicas de la Unesco, votó a favor de esta propuesta durante su Asamblea General celebrada el 25 de julio en Lieja, Bélgica (sede del XX Congreso), superando ampliamente el apoyo a las propuestas presentadas por Nueva York y Pekín.
El doctor Juan José Saldaña González, presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología que representa a México ante este organismo internacional desde 1989, comentó que estos congresos internacionales se realizan cada cuatro años desde 1907. Esta será, agregó, la primera vez que el Congreso se celebre en un país del tercer mundo, ya que tradicionalmente han tenido lugar en Europa, Estados Unidos y Japón.
El doctor Saldaña, profesor titular de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, señaló que la historia de la ciencia ha sido, desde el siglo XVIII, una disciplina científica primordialmente europea. A mediados de este siglo los historiadores de la ciencia se empezaron a interesar en la importante actividad científica y tecnológica de Estados Unidos y, más recientemente, de Japón. Sin embargo, la ciencia desarrollada en las regiones externas a lo que se considera el centro de producción científica mundial no había concitado su atención. Así, se escribieron historias mundiales de la ciencia en las que importantes regiones geográficas o culturales del planeta estaban ausentes.
Empero, a partir de 1985 se produjo un interés creciente por estudiar la experiencia científica de países de regiones geográficas y culturales que no se encuentran en la llamada ``corriente principal'' del desarrollo científico. El doctor Saldaña recuerda que en 1985 le correspondió organizar el primer simposio sobre la historia de las ciencias en América Latina durante el Congreso Internacional realizado en Berkeley, California.
Simultáneamente se empezaron a desarrollar importantes trabajos sobre la ciencia de países del Islam, de la India, de China, entre otros, que demostraron a occidente que no se justificaba su pretenciosa actitud de haber sido centro cultural del desarrollo de conocimiento científico.
El doctor Juan José Saldaña --Premio Universidad Nacional 1994-- dijo que hace 20 años se inició en América Latina un movimiento para estudiar a la ciencia en su contexto: cómo había interactuado la ciencia con las condiciones sociales, culturales, políticas y económicas locales, dando lugar a una ciencia que podría ser calificada legítimamente como ciencia propia, es decir, una ciencia mexicana, una ciencia argentina, etcétera. Este importante viraje historiográfico de la ciencia fue dando a la ciencia de las regiones periféricas una visibilidad internacional. Se trata de una temática emergente en los congresos internacionales que es sumamente interesante para la comprensión de la ciencia como un fenómeno mundial. La verdadera comprensión de la ciencia como fenómeno internacional, agregó, requiere que conozcamos qué ha sido de ella en ``la tierra de los infieles''. Advirtió que esta información es muy importante para los actuales procesos de modernización. Plantearse la reforma científica en muchos de estos países requiere tomar en cuenta las condiciones en las que se va a actuar, a riesgo de presentar proyectos de modernización que terminan en meras ilusiones, acotó.
El doctor Saldaña comentó que por mucho tiempo las políticas de desarrollo científico de los países menos desarrollados tuvieron como inspiración lo acontecido en los países más exitosos. Debemos preguntarnos, dijo, si esa es la ruta adecuada o si debemos aprender de nosotros mismos para diseñar los programas de desarrollo acordes con nuestra cultura, con nuestras tradiciones y posibilidades materiales. Esto significa un abandono de los pretendidos modelos universales de desarrollo científico; con el potencial que cuenta México, es posible desarrollar la ciencia en función de las necesidades del país.
En México está en marcha un proceso sólido de desarrollo de la historia de la ciencia y la tecnología --expresó el entrevistado-- la celebración del próximo congreso internacional contribuirá a la consolidación plena de esta disciplina científica, ``nos dará la oportunidad de reflexionar acerca de cual es el nuevo papel que la ciencia debe jugar en el futuro de la humanidad'', concluyó.