La Jornada 15 de agosto de 1997

Marchas, heridos y detenidos en multitudinario paro en Argentina

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 14 de agosto Ť Heridos y detenidos, corte de rutas y calles, incidentes diversos, cacerolazos ante la residencia presidencial, marchas, ciudades desiertas, fueron hoy el marco del paro convocado por el sindicalismo opositor, que tuvo fuerte acatamiento en todo el país, especialmente en el Gran Buenos Aires y el interior.

La Central de Trabajadores Argentinos (CTA), una de las convocantes a la protesta, la calificó como ``parazo'', mientras el gobierno del presidente Carlos Menem intentó minimizar la movilización, una de las más importantes en los últimos años, según analistas, aunque con estimaciones contradictorias. El ministro de Trabajo, Armando Caro, cifró entre 16 y 19 por ciento la adhesión al paro, y su colega del Interior, Carlos Corach, en 27 por ciento.

El paro del transporte colectivo fue decisivo, mientras que las escuelas permanecieron cerradas, las fábricas metalúrgicas en silencio, los organismos estatales y judiciales vacíos y 70 por ciento de los vuelos de cabotaje fue suspendido, configurando uno de los paros más fuertes pese a estar convocado por un sector del movimiento obrero.

En tanto, la sede de las Madres de Plaza de Mayo, situada en una zona céntrica de esta capital, fue saqueada anoche y destrozado su mobiliario, además de robadas las medallas entregadas por instituciones internacionales, documentos y computadoras. Hebe de Bonafini, titular de ese grupo, responsabilizó al ministro del Interior, Carlos Corach, y a los organismos de seguridad por esta acción.

Esta mañana fueron bloqueados transitoriamente los principales accesos a esta capital desde La Plata y otras ciudades del interior. Unidades de colectivos fueron dañadas en la noche, pero la dirigencia de la Unión de Tranviarios Automotores advirtió que investigará estas acciones, ``porque no fueron protagonizadas por nuestra gente, y creemos que en varios casos hubo provocaciones oficiales''.

También hubo incidentes y fuerte represión policiaca contra grupos que intentaban quemar llantas y cortar calles en Isidro Casanova, donde se registraron diez heridos de bala, en San Miguel y otros lugares del conurbado, con resultado de varios contusos y detenidos.

Dirigentes del sindicato de aeronavegantes fueron detenidos por la policía aeronáutica y dejados en libertad, pero en tanto continúan alojados en unidades poli- ciales varios gremialistas de distintos sectores.

En Córdoba se registraron los hechos más violentos, cuando esta madrugada fueron destruidas las vidrieras de un local del diario La Voz del Interior y hubo choques entre manifestantes. La movilización en la capital de esa provincia fue acompañada por petardos y bombas de estruendos. Hubo enfrentamientos con obreros de Fiat que no se plegaron a la huelga, así como corte de calles céntricas como Callao y Corrientes, en esta capital, y en distintos lugares se levantaron las tradicionales ollas populares.

Adhesión que sorprendió

Desde la medianoche, el paro convocado por la CTA, el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), las 62 Organizaciones que lidera el dirigente histórico Lorenzo Miguel, la Central Clasista y Combativa (CCC) y otros gremios, se hizo sentir con fuerza. Los transportes colectivos dejaron de funcionar, y a pesar de que la oficialista Confederación General del Trabajo (CGT), que aún agrupa a los gremios más fuertes, no respaldó y criticó la medida de fuerza, ésta tuvo un acatamiento que sorprendió a propios y ajenos.

También los grandes medios, en una actitud muy distinta a su comportamiento en otros paros, prácticamente ignoraron la convocatoria, pero al conocerse hoy las primeras imágenes de la situación en esta capital, desierta en la mañana, y en las del interior del país, Córdoba, Rosario, Catamarca, Jujuy, Tierra del Fuego, Neuquén , Río Negro, Santa Fe, Buenos Aires y otros lugares, la fuerza de la medida impactó en los medios.

Por primera vez, el presidente Carlos Menem tuvo la protesta ante sus puertas, cuando un grupo de personas realizó un cacerolazo espontáneo frente a la residencia presidencial de Olivos al grito de ``que se vayan, que se vayan''. Allí denunciaron que no hay libertad de huelga en Argentina, pues el gobierno descuenta un día a los trabajadores, y ``las empresas amenazaron con despidos''. Los manifestantes fueron abiertamente filmados por policías de civil, como lo hicieron días atrás con los periodistas que cubren el juicio e investigación del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas en Dolores.

Aunque funcionaron, los trenes, el comercio y los bancos, cuyos gremios están controlados por la CGT, estaban vacíos, y en diversos lugares del interior gremios cegetistas se plegaron a la medida, lo cual constituyó una fuerte desobediencia a la central oficialista.

Los automóviles particulares invadieron la capital, pero en un recorrido por la zona céntrica el movimiento de personas era prácticamente nulo.

Aunque los convocantes no habían decidido como línea general el paro activo, las distintas seccionales tomaron sus medidas. Así, en Jujuy, varias rutas fueron bloqueadas y se realizaron numerosas ollas populares. El dirigente estatal Carlos Perro Santillán dijo que ``el gobierno no puede considerar violencia un corte de ruta, la quema de neumáticos, porque ellos han engendrado una violencia real, que es el hambre. No nos vamos a dejar amedrentar por las amenazas''.

Comandos en Santa Fe

La ciudad de San Salvador de Jujuy, capital de esa provincia, presentaba un aspecto desolado, y en un momento quedó aislada por los cortes de carretera que se realizaron en forma pacífica. En Rosario, segunda ciudad del país y otrora típico enclave industrial, donde las cifras de desempleo están entre las más altas del país, el paro también fue total. En Santa Fe, un grupo tipo comando golpeó y baleó a un representante de los desocupados, convocantes de la huelga, a la puerta de su casa.

En Mendoza y Córdoba la tónica fueron las marchas, que ocuparon varias cuadras echando en cara a la CGT su ``traición'', y las demandas, que en general giraron en torno a la consigna ``patria, pan y trabajo''; también hubo una cuota de reclamo al Fondo Monetario Internacional

El dirigente del MTA, Hugo Moyano, dijo esta tarde que el paro era el más importante de los últimos tiempos y que en varias provincias se sumaron los textiles, además de los metalúrgicos y otros sectores, desobedeciendo a la CGT. ``Este es un plebiscito para el gobierno y la CGT. Nos condenaron al silencio de prensa, nos amenazaron, y sin embargo debieron asumir que algo está diciendo esta protesta.

``Dicen que un corte de ruta es violencia, pero violencia es el hambre, violencia es flexibilizar aún más, cuando ya no se puede tolerar la injusticia, violencia es el desprecio del presidente cuando dice que hagamos lo que hagamos no le importa, es también violencia matar como se mató a Cabezas, agredir, amenazar y además burlarse de la justicia. Es violencia exhibir funcionarios corruptos y sin castigo, así como destruir todo lo logrado por el sacrificio del movimiento obrero'', añadió.

El menemismo buscó ligar a UCR y Frepaso con el paro

La estrategia del gobierno se dirigió especialmente a tratar de ligar con el paro a la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, pactada recientemente por los opositores Unión Cívica Radical (UCR) y el Frente País Solidario (Frepaso).

El ministro de Trabajo, Armando Caro Figueroa, fue el que se llevó las palmas, junto con Corach. ``Ahora veremos si la Alianza apoya un paro con violencia como son los cortes de carreteras,'' dijo ayer, después de criticar a la unidad opositora por solidarizarse con el paro. Pero también fue visible la marcada diferencia entre la actitud de quienes cortaban rutas y grupos de militantes como los del organismo Quebracho, que incendiaron un colectivo en un intento de cortar rutas hacia La Plata y se enfrentaron con la policía, pero ninguno de ellos fue detenido. Quebracho es sospechoso de ser utilizado en las marchas por organismos de seguridad, aunque en sus estructuras haya jóvenes atraídos por la frustración y la impotencia. Cuando los cortes los efectuaban los trabajadores, la situación fue siempre más pacífica.

La Alianza no convocó, pero sí se solidarizó con la medida, y el intendente de la ciudad de Buenos Aires no descontará el día a quienes faltaron, pues tomó en cuenta la falta de transporte y movilidad.

También hoy se supo aquí que un debate sobre la situación social demostró que 90 por ciento de los recursos destinados a gastos sociales son desviados por organismos gubernamentales, y que los niveles de indigencia en las familias aumentaron en 20 puntos en los últimos dos años. Aunque el gobierno no quiera reconocerlo, el paro sectorial fue un verdadero golpe a su mandíbula, y evidenció descontento mucho más allá de los propios huel- guistas, ya que la mayoría de los consultados, que incluso venían a trabajar, se solidarizaban con la medida, al igual que los comerciantes de todo el país, muchos de los cuales no abrieron sus negocios.