La Jornada 16 de agosto de 1997

Rodley: sabemos más sobre tortura militar en México que ONG

Triunfo Elizalde Ť Nigel Rodley, relator especial de la ONU sobre tortura, reveló que en ``Naciones Unidas tenemos más conocimiento de las violaciones a derechos humanos por parte del Ejército (mexicano) que las que aquí (en México) se conocen a través de las organizaciones no gubernamentales'', razones que, al parecer, influyeron para que durante su visita de diez días a nuestro país, ``como ustedes pudieron ver, no me entrevisté con el secretario de la Defensa, sino únicamente con el procurador general de Justicia Militar''.

Del aislamiento en que se tiene actualmente al general Francisco Gallardo en el Campo Militar número 1, Rodley expresó que si bien no puede decir nada en torno al incumplimiento de la recomendación de la CIDH para que el gobierno libere a dicho militar, hizo notar que ``si ese aislamiento, que ya lleva dos semanas, continúa y se prolonga, entonces caerá dentro de mi competencia e intervendré para conocer qué es lo que pasa'', y ``aunque tenga que marcharme (hoy sábado 16 hacia Europa) continuaré atento a esta situación''.


El relator especial en materia de tortura,
Nigel S. Rodley, concluyó su tarea en México y
llevará un informe detallado a la ONU.
Foto: Duilio Rodríguez

Rodley se negó en todo momento a emitir opiniones que pudieran interpretarse como conclusiones de su visita. Dio dos razones: ``Una, porque simplemente no he tenido tiempo todavía para estudiar y llegar a conclusiones serias, y la otra, por razones formales de mi mandato. Cuando haya llegado a una conclusión y tenga listo un informe sobre esta visita, primero deberé informar a la ONU, pues no debe olvidarse que se trata de una organización en que todas las naciones son miembros''.

Recibió muchos informes

Además, dijo que él y su equipo de trabajo ``nos encontramos muy cansados, porque han sido diez días de intensa actividad, en que hemos recibido de parte de las organizaciones independientes muchos informes sobre violaciones y actos de tortura. Tenemos por delante mucho que analizar antes de poder emitir un informe final, primero a la ONU y luego a la opinión pública. Lo que sí pueden estar seguros es que habré de hacer algunas recomendaciones que espero que el gobierno de México acepte''.

Hizo saber que para concluir su programa sólo le faltaban dos visitas a penales de México. ``Luego de esta conferencia de prensa -dijo- voy a visitar la prisión de Almoloya (de Juárez). No voy a hacer un recorrido por la cárcel sino a entrevistarme con algunos presos -no mencionó con quiénes-, y mañana, antes de marcharme, estaré a conocer la situación que viven las mujeres que se encuentran en el Reclusorio Norte''. Fue entoces cuando ratificó que ``posiblemente a fines de diciembre de este año o principios del próximo podremos contar con resultados''.

Siempre expresándose en inglés, a pesar de que entiende el español, el relator especial de la ONU sobre tortura aseguró que para que pudiera llevar a cabo su programa de investigación, había recibido de las instituciones oficiales facilidades para realizar ``todo tipo de actividades, y casi se abrieron todas las puertas''. Tuvo entrevistas lo mismo con funcionarios públicos que con representantes de ONG y particulares.

Espontáneamente, informó que pudo haber venido junto con el relator especial sobre Aprehensiones y Desapariciones Forzadas, ``pero mientras a mí el gobierno de México me autorizó a visitar el país de inmediato, desde hace dos años, no aceptó la presencia del otro relator, sino hasta una mejor ocasión... Yo no llegué antes por otras tareas de mi propia comisión en la ONU''.

Luego, sin mencionar a nadie por su nombre, dijo haber ``platicado ampliamente'' con los presidentes de las comisiones de Derechos Humanos Nacional y del Distrito Federal, con representantes del Consejo de la Judicatura, con el secretario de Gobernación, con los presidentes de las comisiones de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, con el subsecretario de Previsión y Readaptación Social, con los procuradores generales de la República y del Distrito Federal, con el director del Servicio Médico Forense, con el jefe del Departamento del Distrito Federal, con el procurador general de Justicia Militar, y ayer por la mañana, antes de la conferencia de prensa, con el secretario de Relaciones Exteriores.

Sostuvo pláticas con los representantes de ONG, las cuales calificó de ``interesantes e ilustrativas''. Hizo saber que dichas ONG le entregaron amplios informes y anexos donde se documentan hechos violatorios de derechos humanos, ``muchos de ellos supuestamente cometidos por el Ejército''.

Dijo que su agenda de trabajo ``se saturó con entrevistas y visitas en el Distrito Federal'', por lo que ``tuve que escoger un solo lugar del interior del país, porque no me era posible ir a varios... Escogí el estado de Guerrero porque allí se dio un nuevo tipo de violación, una masacre, aunque ya antes existía una cadena de hechos lamentables. En ese lugar (en Aguas Blancas y en el municipio de Coyuca de Benítez) platicamos con familiares y amistades de los sacrificados, y también con las autoridades''.

Fue entonces cuando comentó saber de muchos casos de violaciones a derechos humanos cometidas por integrantes del Ejército Mexicano. ``De ahí pueden ustedes (los periodistas presentes) sacar sus conclusiones de por qué prefería entrevistarme con el procurador general de Justicia Militar y no con el secretario de la Defensa Nacional''.

Prácticamente se disculpó de no haber ido a Chiapas, donde reconoce que ``existe una situación delicada'', lo mismo que a Oaxaca, pero ``son muy poco tiempo diez días para poder hacer un mayor recorrido. De hecho la ONU no acostumbra autorizar más tiempo''. No expresó la posibilidad de realizar otra visita que incluya esas entidades. Cabe mencionar que la última vez que estuvo en México en plan oficial fue hace 22 años, razón también por la que no quiso comparar una época con otra.

Al preguntársele si recomendaría al gobierno mexicano retirar la reserva que mantiene en torno a la Convención contra la Tortura y Tratos Crueles y Degradantes, dijo que no le correspondía hacerlo directamente, pero sí lo recomendaría al interior de Naciones Unidas. México mantiene dicha reserva bajo el pretexto de que en el país existe una ley que sanciona y castiga ese tipo de delitos contra los derechos humanos.

Interrogado sobre si ya había pensado en las ``consecuencias económicas que pudieran traer a México que él hiciera algunas recomendaciones condenatorias'', el relator especial sobre tortura respondió: ``No soy experto en futurología. Ignoro si pudiera haber consecuencias de ese tipo, pero lo que sí creo es que si se teme esa posibilidad, la mejor forma de evitarla sería que en México no hubiera violaciones de derechos humanos''.

Reunión con 20 internos de Almoloya

Por la noche, Nigel S. Rodley se entrevistó con unos 20 internos del penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, entre ellos Sergio Bautista Ramírez y José Luis López García, presuntos integrantes del EPR detenidos en Huixquilucan, estado de México, así como con indígenas de la región de Los Loxichas, también considerados eperristas.

De acuerdo con versiones de familiares de los reclusos del penal de Almoloya, el relator de la ONU se habría entrevistado también con Oscar y Gerardo Luprecio Serratos, integrantes del cártel de Guadalajara, así como con el general Jesús Gutiérrez Rebollo y los capitanes Horacio Montenegro Ortiz y Javier García Hernández, quienes denunciaron a través de sus familiares haber sido objeto de tortura durante sus detenciones.

Teresa de Jesús Gutiérrez, hija del general Gutiérrez Rebollo, indicó que de manera directa se le pidió al relator de la ONU que se entrevistara con su padre.

Nigel S. Rodley ingresó al penal de Almoloya de Juárez acompañado por personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores y hasta las 22:30 horas seguía atendiendo declaraciones de internos de este penal, mientras afuera familiares de presuntos eperristas esperaban su salida para entregarle de manera personal testimonios de otros internos que padecen tortura.