La incineración de basura tóxica, ``alternativa de combustible'' en México, tiende a desaparecer en EU
Matilde Pérez U. Ť El negocio del reciclaje de residuos peligrosos va adquiriendo un carácter cada vez más binacional, ya que empresas estadunidenses expanden sus inversiones en ese mercado y están influyendo en la política pública aprovechando las ventajas que ofrece el Tratado de Libre Comercio (TLC), indicaron María Teresa Guerrero, responsable del área ecológica de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, y Fernando Bejarano, consultor del Centro de Estudios Políticos de Austin, Texas.
En el estudio denominado La incineración de residuos peligrosos en hornos de cemento, ambos especialistas advierten que en la frontera de México con Estados Unidos empresas como Servicios Ambientales Ford están promoviendo ante la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza y el Banco Norteamericano de Desarrollo (Bandan), propuestas de financiamiento para la instalación en Ciudad Juárez de una planta de mezcla de residuos peligrosos para ofrecerlos como combustibles alternos, compitiendo por el mercado del tratamiento de los residuos de la industria maquiladora.
Asimismo insistieron en que las autoridades ambientales abran una discusión pública en torno a la incineración de residuos peligrosos como una alternativa del ``reciclaje energético'', por los altos riesgos que representan para la salud de los seres humanos.
Trasnacionales beneficiadas
Esos ``reciclajes energéticos'' sólo benefician a las compañías que promueven esas tecnologías, la mayoría trasnacionales que han emigrado a México, donde bajo el argumento del crecimiento económico y el abaratamiento de los costos, se les otorgan prerrogativas aunque perjudiquen a la mayoría de los ciudadanos del país huésped.
En ese contexto --alertaron--, varias empresas estadunidenses han realizado inversiones conjuntas con los grupos cementeros más fuertes de México, con el objeto de crear nuevas empresas que ofrecen el servicio de la recolección y mezcla de residuos peligrosos para ofrecerlos como combustible alterno, construyendo plantas mezcladoras en los predios de las industrias cementeras.
Indicaron que en Torreón, Coahuila, la empresa Pro Ambiente tiene el permiso para la instalación y operación de una de las citadas plantas dentro del predio de Cementos Mexicanos (Cemex), con la cual sustituirá hasta un 40 por ciento el combustóleo con el que se alimentan los hornos de cemento. Además, la empresa Ecoltec construyó una planta para mezclar combustibles en el predio de Cementos Apasco, en Ramos Arizpe.
Advirtieron por otro lado que los permisos de prueba que otorgó el Instituto Nacional de Ecología (INE) a cada planta cementera tienen una duración de tres años, con reportes semestrales. Sin embargo, hay dificultades en el monitoreo del tipo de residuos, las emisiones permisibles y demás residuos generados, por lo que los daños a la salud no pueden ser ``medidos''.
Mientras en México se promueve esa ``alternativa de combustible'', en Estados Unidos ya han cerrado 15 hornos cementeros y 50 han retirado su petición de permisos provisionales, debido a la oposición ciudadana y al establecimiento de normas ambientales más estrictas.