Fracturada, comienza hoy la asamblea nacional convocada por el foro Confirmaron su asistencia 132 organizaciones; ratificarán su salida del CT Pugnas de liderazgos, el origen de la ruptura entre los dos bloques Rechazo a pactos económicos cupulares, único punto de acuerdo
Fabiola Martínez y Antonio Vázquez Ť En medio de acusaciones políticas, gremiales y hasta personales, las organizaciones agrupadas en el Foro El Sindicalismo Ante la Nación se dividieron en dos grupos: uno que insiste en impulsar y renovar acciones conjuntas del llamado movimiento obrero mexicano, y otro por terminar con servilismos, corporativismos y corrupción, y apoyo total a la creación de una central obrera distinta al Congreso del Trabajo (CT).
El ambicioso proyecto de unidad sindical nacional, surgido hace dos años y medio como alternativa ante las organizaciones obreras ``tradicionales'', se encuentra fraccionado, no por los postulados que le dieron origen, sino por pugnas de liderazgos.
Ayer sólo hubo un punto de comunión entre ambos grupos: rechazo absoluto a los pactos económicos cupulares y corporativos.
En actos por separado -uno en el Centro Comunitario de los Trabajadores del IMSS y el otro en la Biblioteca Nacional de la Educación con todo el apoyo del SNTE-, las organizaciones que luchan por la unidad y se autocalifican de ``alternativa'' para terminar con las divisiones al interior del movimiento obrero no llegaron a acuerdos comunes y cada una defendió su posición.
Encabezados entre otros por Agustín Rodríguez Fuentes, Alejandra Barrales, Benito Bahena, Antonio Rosado y Mateo Lejarza, la fracción que sostiene que es urgente constituir una nueva central realizará hoy la Asamblea Nacional de los Trabajadores (ANT).
En el encuentro, al que está confirmada la asistencia de 132 organizaciones, harán oficial su salida del CT; su determinación por no volver a firmar pactos o alianzas económicas; desterrar servilismos, corporativismos y corruptelas de los sindicatos, y terminar con el monopolio de control sindical que han ejercido la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y el llamado organismo cúpula obrero.
El otro grupo, dirigido por Elba Esther Gordillo, al que se sumaron SME, CNT, IESA, FOSM, COR, FSTSGEM, SINTA, SNTE y SUTSP, y que no asistirá a los trabajos de la Asamblea Nacional de los Trabajadores, determinó rechazar la propuesta de la central alterna al CT y se manifestó por ampliar la confluencia de organizaciones para fortalecer ``lo que actualmente se tiene'', tras considerar que existen metas por cumplir y ``porque hay que respetar decisiones de una base a la que no se debe confundir''.
Rodríguez Fuentes, secretario general del STUNAM, dijo: ``A pesar de los conflictos que enfrenta el foro todavía podemos ser una alternativa sindical''..
Antonio Rosado, dirigente de los trabajadores del Seguro Social, destacó: ``No tiene caso quedarnos en el CT''. Acusó al orgnaismo de haber desviado su proyecto y estar aliado al gobierno y los patrones. ``Se convirtió en un organismo pacificador de los trabajadores, para atender fiel y dócilmente las recomendaciones de empresarios y funcionarios''.
Y añadió: ``Los problemas en el CT llegaron a tal nivel, que aquellas organizaciones que manifestamos nuestra inconformidad fuimos amenazadas y agredidas por los representantes eternos. Se nos advirtió que aquellos que se arriesgaron por mejorar las cosas han sido asesinados o desaparecidos del panorama sindical''.
Mateo Lejarza, ideólogo del sindicato de telefonistas y colaborador cercano de Francisco Hernández Juárez, habló en nombre de éste y aseguró que los participantes en la ANT no quieren saber más del corporativismo. ``Queremos sindicatos independientes del gobierno, los partidos y los patrones''. Y por si había alguna duda de su postura asentó: ``El Congreso del Trabajo no sirve''.
Acusó al actual presidente del CT y también dirigente del sindicato de ferrocarrileros, Víctor Flores, de haber permitido el desmantelamiento del contrato colectivo de ese gremio. ``Por ello estamos en su contra''.
Por su parte, las organizaciones que determinaron ``retomar los fines originales del foro en calidad de fundadores'', rechazaron una nueva central obrera alterna al Congreso del Trabajo.
Al clausurar su Asamblea Interna de Delegados, la nueva ala disidente del forismo acordó convocar a una mesa sindical con todas las organizaciones del país para elaborar una agenda de acciones; luchar por el respeto a la autonomía de las organizaciones sindicales respecto del Estado, los patrones y los partidos; reconocer y respetar la pluralidad política existente al interior del sindicalismo y la libre militancia partidista, y avanzar en la unidad del movimiento sindical.
Asimismo, promover acciones para sindicalizar a todos los trabajadores, incluidos los del campo; presentar propuestas alternativas al modelo económico; rechazar pactos cupulares y corporativos, y definir una postura estratégica frente a la legislación laboral y el artículo 123 constitucional.
Esfuerzos truncados
El primer encuentro (febrero de 1995) denominado Foro El Sindicalismo frente a la Crisis y ante la Nación, fue impulsado por el SNTE, dirigido entonces por Elba Esther Gordillo; el SME, de Pedro Castillo, y la COR de Joel López Mayrén. Un año después se realizó el Encuentro Nacional de los Trabajadores con la participación de 21 sindicatos foristas, y en 1997 será la asamblea nacional, en la que se espera la asistencia de más de 130 organizaciones del país.
El pacto inicial de unidad y apoyo mutuo y el reglamento básico del foro contenidos en el proyecto original de la ANT serán ahora impulsados por cada grupo según sus propios intereses: unos, deseosos de formalizar una central nueva, ``para pasar del diagnóstico a la acción''; los otros, por coordinar acciones conjuntas dentro del foro, como un espacio de análisis abierto y plural.
Los siete meses de trabajo, las reuniones semanales de los secretarios generales foristas y los documentos básicos consensuados quedaron truncos por las pugnas y acusaciones mutuas que terminaron por radicalizar las posiciones esta semana.
La idea original era que las 26 organizaciones construyeran un espacio sindical democrático, autónomo e independiente del Estado, los patrones y los partidos políticos, ante el embate que por más de una década han impuesto los programas económicos gubernamentales que han deteriorado profundamente el nivel de vida y las condiciones de trabajo de la clase obrera.