ROBOS MILLONARIOS DE GASOLINA
Humberto Ortiz Moreno, enviado, Otumba, Méx. Ť Petróleos Mexicanos (Pemex) alertó a la PGR sobre el surgimiento de una nueva modalidad del hampa organizada que, incluso bajo protección directa de elementos policiacos en muchos casos, efectúa robos por millones de pesos de gasolina, gas, diesel y turbosina en la red de ductos del país. Los ilícitos se concentran en nueve entidades: Veracruz, estado de México, Hidalgo, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas, Nuevo León y Coahuila.
En virtud de que la toma clandestina de combustibles ya significa cuantiosas pérdidas para Pemex y crea el peligro de una catástrofe por el manejo descuidado de los volátiles líquidos, las autoridades judiciales designaron a un segundo fiscal especializado en estos casos, quien trabajará en conjuntamente con esa paraestatal y con la Comisión Federal de Electricidad.
En Axapusco, estado de México, miembros
del
Ejército Mexicano custodian una pipa con la cual
extraían
gasolina, clandestinamente, de un
ducto de Pemex. Foto: Duilio
Rodríguez
Para combatir cuando menos la comercialización de lo robado, Pemex anunció que impondrá, coordinadamente con la Secofi y a más tardar en año y medio, certificadores automáticos en las casi 4 mil gasolinerías del país para detectar excedentes fuera de la distribución normal del energético, aunque le será imposible detectar la venta al menudeo (hormiga) que efectúan los hampones en poblados alejados de las grandes ciudades.
A tal grado ha crecido esta actividad ilícita que, entre quienes investigan la intrincada maraña de intereses que la rodea, circula la versión de que incluso los propios partidos políticos, últimamente escasos de recursos, se han abastecido de gasolinas robadas, a menor precio, durante sus campañas políticas.
Los expertos de la empresa no descartan la posibilidad de que entre los cabecillas de los delincuentes estén ex empleados suyos o, incluso, de compañías contratistas proveedoras. Pero también podría ser que detrás del asunto, principalmente por la sustracción de turbosina, estén mafias de narcotraficantes, que la requieren para abastecer sus vehículos y las aeronaves en pistas clandestinas.
Existen reportes sobre enfrentamientos entre policías y militares durante operativos contra robacombustibles, ya que los primeros se oponen a que entren los soldados. Los informantes presumen que los judiciales protegen a los hampones.
Las cifras ya son considerables. Sólo durante el año pasado ocurrieron 366 robos, a razón de uno diario, y en lo que va de 1997 se han registrado 81. La reparación de los daños ocasionados por los ladrones asciende, en cada toma, a un millón de pesos.
``Ojalá que la Procuraduría le eche huevos a este asunto'', apremiaban los técnicos de Pemex que, en espera de un notario público que diera fe de los hechos, revisaban la excavación que delincuentes no identificados hicieron en un paraje solitario -solamente poblado de nopales con tunas--, que aquí denominan como la ex hacienda de Soapayucan, por la enorme y magnífica construcción que está a la entrada del lugar abandonada.
En una labor que ocupó aproximadamente una hora, al gasoducto fue conectada, burda pero efectivamente, una manguera de plástico vulcanizado para extraer el líquido y llenar una pipa de 41 mil litros. El vehículo tiene número de identificación presumiblemente falso y es propiedad de una empresa que, suponen los investigadores, no existe. El Torton con placas 219-TYI tiene un letrero en puerta que dice: Transportadora y Distribuidora Isabel, y en la otra uno diferente: Transportes Chabelo.
La policía mexiquense montó un operativo especial, según informó el comandante Víctor Pérez, pero los delincuentes lograron huir. Los rondines por los gasoductos que corren por todo el estado de México, dijo, son diarios. Al retornar del municipio de Ecatepec, sobre la media noche de ayer, encontraron la pesada unidad. ``La luna nos ayudó a verla'', comentó.
La toma clandestina está ubicada en el kilómetro 178 + 900 del poliducto Tuxpan-Poza Rica-Azcapotzalco. Tiene 14 pulgadas de diámetro, y está ubicada en el tramo Estación Cima a Terminal Azcapotzalco, a cuatro kilómetros de Otumba.
Los robos son de todo tipo de combustible, desde gasolinas y diesel hasta turbosina. La extracción ilícita de este último energético llegó a niveles tan preocupantes que Pemex decidió cerrar todos los ductos que conducían al aeropuerto internacional de la ciudad de México y dejar abierto solamente uno, bajo fuerte vigilancia del Ejército y la policía.
``Son bandas bien organizadas; es lo que asumimos'', expresó el gerente de Transportación por Ductos de Petróleos Mexicanos, Cutberto Azuara Pavón.
Los robos son de millones de litros e implican no sólo la pérdida de combustible, sino un millón de pesos por cada toma, en razón de daños por descontrol, reparación y remediar el suelo afectado.
Como opciones de seguridad, dijo, están los patrullajes diarios (mañana, tarde y noche) con el Ejército y con policías estatales y municipales, así como la unidad de Servicios y Seguridad de Pemex.
Sobre la posibilidad técnica de evitar los robos, explicó que de hecho existe en cada estación de bombeo un registrador de presión que permite saber que ``algo está pasando'', pero no es exacto porque la baja puede deberse a diversos factores, como son la operación o cambio de bombas y las temperaturas del lugar.
Sin embargo, cuando la baja de presión se sostiene por tiempo considerable, de 15 a 20 minutos, hace pensar en ``algo diferente'', aseguró el funcionario, y lamentó que en muchas ocasiones los patrullajes por la zona del robo sean tardíos, debido a las grandes distancias.
Ponen en peligro a la sociedad porque se generan descontroles
-¿Estamos ante una nueva modalidad del hampa organizada?
-Es una nueva modalidad que estamos conociendo todos. Sin embargo, esto ya tiene más de un año. En 1996 hubo 366 casos. En este año ha disminuido gracias a este tipo de operaciones. Pero es un dolor de cabeza terrible para la institución, por el hecho de que algunas veces ponen en peligro a la sociedad, porque se descontrola todo y puede haber hasta conflagraciones.
Otro problema, añadió, es el desabasto que los robos causan en algunas poblaciones, porque mientras son reparados los ductos se detiene el suministro. ``Es un caos que trae un impacto en costos terribles para Pemex. La gente que lo está haciendo no sabe el riesgo que corre al manejar estos combustibles''.
Azuara Pavón aseguró que la paraestatal dará a la PGR toda la información necesaria para investigar los hechos referidos y que ``tarde o temprano, tiene que llegar al meollo del asunto, para saber de qué tipo de organizaciones se trata, quiénes están involucrados, ya sean gasolinerías u otra gente acostumbrada a cometer estos ilícitos''.
Los expertos previenen en cuanto a que, junto a la toma clandestina de combustibles, florece ya una ``industria paralela'', que fabrica todo tipo de piezas mecánicas e instrumentos para surtir a los delincuentes que efectúan los robos.