El diario catalán La Vanguardia publicó hace días los resultados de una encuesta que aplicó a editores y libreros, sin mucho rigor, según se confiesa desde las primeras líneas, con el objetivo de averiguar los volúmenes de venta en España, de ese arte que se vende tradicionalmente poco: la poesía.
El rigor no pudo ejercitarse a plenitud, porque en una disciplina tan poco remunerativa (económicamente y en comparación con la cantidad de ejemplares que venden los novelistas) no suelen hacerse estudios mercadotécnicos muy precisos.
Por ejemplo, García Lorca no aparece en el ranking porque su obra se halla dispersa en varias editoriales. Otro ejemplo, las ventas de Neruda se contabilizan desde 1991, y las de Alberti desde 1981. De cualquier forma la encuesta es una aproximación interesante a los poetas que más venden en España.
El libro más vendido (con todo y sus diez años de desventaja en la contabilidad) es Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, con 80 mil ejemplares. Luego viene Marinero en tierra, de Rafael Alberti, con 50 mil. Después Inventario, de Mario Benedetti, con 40 mil. Las flores del mal, de Baudelaire, 35 mil. Luego sigue otra vez Veinte poemas de amor de Neruda, ahora según las cuentas de la editorial Lumen (la edición ganadora es de Alianza) con 25 mil. Poesía completa de Kavafis, con 23 mil. Después viene un empate a 20 mil ejemplares, entre El amor, las mujeres y la vida de Benedetti, y Obra poética de César Vallejo. Poesía, de Fernando Pessoa, 19 mil. Poesía reunida, de T.S. Elliot, 15 mil.
De esta lista fueron excluidos los libros de texto, como Poesía completa, de Antonio Machado, y también los fenómenos editoriales como Poemas de amor de Antonio Gala que lleva 125 mil ejemplares vendidos.
El libro de Gala ha vendido más, en unos cuantos meses, que estos poetas juntos en 16 años: Baudelaire, Kavafis, Vallejo, Pessoa, T.S. Elliot y W.H. Auden. Este último dato es suficiente para demostrar que medir a los poetas según el número de ejemplares que venden es un divertimento necio. Hasta aquí la encuesta de La Vanguardia.
Jamake Highwater publicó en 1984, en el sello editorial Meridian, la antología Words in the blood (Palabras en la sangre) y subtítulo Contemporary indian writers of North and South America (Escritores indios contemporáneos de Norte y Sudamérica). Entre los escritores gringos, que son al parecer la parte norteamericana de la antología, están por ejemplo William Least Heat Moon (Guillermo Lunita Caliente), Ray A. Young Bear (Ray A. Oso Joven) y Peter Blue Cloud (Pedro Nube Azul). En realidad no sabemos dónde empieza Sudamérica para Highwater el compositor, porque la presencia de Miguel Angel Asturias indica que sin ningún empacho se brinca América Central; es muy probable que piense que Norteamérica termina en el río Bravo y a partir de este pensamiento no es difícil concluir que lo que está debajo, por grande que sea, ya es el sur. Además de Asturias, el contingente de escritores indios sudamericanos está formado por César Vallejo, Pablo Neruda, Juan Rulfo y Octavio Paz.
Antes de pasar a la jauja literaria de los japoneses, su contrapeso en tres declaraciones pronunciadas en la Sogem y publicadas aquí en La Jornada el miércoles pasado: en México se lee medio libro al año por habitante, en Barcelona hay tantas librerías como en todo México, y México es el país más inculto de Latinoamérica después de Haití.
Cada año en Japón, según datos del diario español El País, se publican más de 50 mil nuevos títulos y cada habitante compra anualmente 11.3 libros.
La novela de moda es El paraíso perdido, de Junichi Watanabe, y ha vendido 2 millones 640 mil ejemplares en cuatro meses. La fórmula es una mezcla de adulterio, sexo en dosis generosas y muerte por amor. Ya circulan, con éxito similar, la versión cinematográfica y la serie de televisión.
El caso de Machi Tawara, la joven poeta de 34 años, hace palidecer el récord del libro de poesía del fenómeno español Antonio Gala; en dos meses su nueva obra, La revolución del chocolate, ha vendido 335 mil ejemplares. Además, Tawara ha pasado a la historia de la literatura japonesa como la creadora del Tanka de vanguardia. El Tanka es un rígido estilo poético medieval que brincó a las listas de popularidad literaria japonesa con El aniversario de la ensalada, el primer poemario de Tawara, que en 1987 vendió 2 millones 600 mil ejemplares.