La marcha, para impulsar ``nuevo estallido de conciencia nacional'' sobre los indígenas
Afp, La Realidad, Chis., 22 de agosto Ť El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no dejará las armas en lo inmediato, pero impulsa la fundación de un frente civil y pacífico y un ``nuevo estallido de la conciencia nacional respecto al problema indígena'', expresó el subcomandante Marcos en una entrevista con la agencia Afp.
Sereno y con su inseparable rifle de asalto en las manos, dijo:
``Veo difícil que la persona que está detrás del pasamontañas pueda quitarse el pasamontañas'', que ha ocultado su identidad desde el 1o. de enero de 1994, en que se alzaron los zapatistas.
Subcomandante Marcos. Foto: Francisco Olvera
En las cercanías de su cuartel general, que aseguró se encuentra en medio de un cerco militar, el jefe supremo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) señaló que ``eso es lo que veo ahorita, a lo mejor se crean las condiciones y Marcos podría salir como Marcos y hacer otras cosas''.
De buen humor, al ser interrogado sobre si no hay un poco de esquizofrenia bajo el pasamontañas, apuntó que ``hay un elemento de ego muy grande'', pues cuando ``tú puedes ocultar tus defectos bajo una máscara, claro que lo haces'', y más cuando ``me festejan''.
Con la mirada puesta en el comandante indígena Tacho, que lo acompañó durante la entrevista con la AFP, Marcos dijo que ante sus compañeros va sin máscara y que recibe ``muchas burlas'', ya que los zapatistas dicen que ``el EZN va a fracasar'' si se la quita, pues es ``horrible''.
A unos 10 kilómetros del importante destacamento militar de Guadalupe Tepeyac y a unos 500 metros del camino donde a diario pasan vehículos militares, algunos artillados, Marcos estimó que el problema de vivir enmascarado es distinguir ``el momento en que la figura (del subcomandante enmascarado) adquiere independencia y te jala detrás de ella. Hasta ahora he sobrevivido estos cuatro años''.
No hay interés en perpetuar una imagen tras un pasamontañas
En el recodo de un río y sentado sobre las raíces de un árbol, Marcos comentó que entre los zapatistas ``no hay ningún interés en perpetuar nuestra imagen detrás de un pasamontañas o detrás de un arma''.
``Queremos que se solucionen los problemas y pasar a ser historia, a lo mejor en forma de anécdota de lo que es la historia mundial o un hecho folklórico. No aspiramos a convertirnos en entelequia que dure para siempre jamás'', sostuvo.
Dentro de la selva Lacandona, a la que no llega el teléfono ni Internet, Marcos acepta que la zapatista puede ser una guerrilla virtual o ciberguerrilla, pero destacó que, ``sin embargo, todavía existimos porque el mundo le da ese espacio (vital) a una realidad diferente'', como la del EZLN.
La imagen de Marcos es impensable sin su pasamontañas negro, su desgastada gorra café con tres estrellas rojas en la frente, su deshilachado paliacate sobre el cuello y su rifle de asalto R-15 en la mano: todo esto ha ayudado a crear al enigmático personaje, al que el gobierno identifica como Sebastián Rafael Guillén, de unos 41 años, algo que ya no parece importar mucho.
Consideró que la ``única forma que nos reconozcan en el mundo es que nos tapemos la cara, si no nos ven, hay que taparse la cara y cambiarse el nombre para que te escuchen, tenemos que seguir siendo así para que nos hagan caso''.
Sobre el impacto del zapatismo en el mundo, particularmente en Europa, respondió que ``es algo no sólo que no habíamos previsto sino con lo que no habíamos soñado'' y que se debe a que ``brinca la palabra de los zapatistas y cae en un terreno, que afortunadamente, es favorable, que fue receptivo''.
En otras naciones se ``pudo entender que detrás de un movimiento local, el mexicano, había un mensaje mundial que había que rescatar y levantar'', la lucha contra el neoliberalismo, aseguró.
Reconoció que la globalización, de la que tanto ``se quejan'' los zapatistas, ayudó en ese terreno de la comunicación, sin que ello signifique que el EZLN descubrió ``la llave para hacerse internacional''.
Sobre la posibilidad de que el mundo se canse del zapatismo, y en tono de broma se preguntó: ``por qué se va a cansar si somos encantadores'', pero en tono serio admitió que ese es un problema, pero que en todo caso ``nuestra apuesta no es estar permanentemente en el escenario internacional''.
La Realidad es un lugar de la selva Lacandona poblado por indígenas tzeltales y ubicado mil 200 kilómetros al sureste de la ciudad de México, hacia donde marcharán mil 111 indígenas de las bases de apoyo del zapatismo en septiembre próximo para exigir al gobierno que cumpla con el acuerdo sobre Cultura y Derechos Indígenas.