Consenso, que la ONU consulte cambios con países de la región
Rosa Elvira Vargas, enviada, Asunción, 23 de agosto Ť México instó hoy a los miembros del Grupo de Río a que por encima de las discusiones de los temas de la agenda que los convoca anualmente, los países de la región asuman posiciones conjuntas, que reflejen el papel de las naciones latinoamericanas en asuntos que les son comunes e incluso cruciales en el corto plazo: libre comercio, reforma de la ONU y un frente común contra el armamentismo. En síntesis, abordar asuntos considerados ``escabrosos'' en otros momentos y reuniones.
Y es que en ese último punto, no obstante que la posición del presidente Ernesto Zedillo fue coincidente con la de otros presidentes de la región, en el sentido de que existe una visión infundada sobre un creciente armamentismo en América Latina, el levantamiento del embargo por parte de Estados Unidos para la adquisición de armas obliga a ``tener una posición común'' de autolimitación.
A final de cuentas, puntualizó, el armamentismo es un fenómeno de oferta y demanda y si ésta última no existe en Latinoamérica, quienes las producen tendrán que ir a venderlas a otras partes del mundo. En principio la postura es: rechazo a las fuerzas multinacionales y a la militarización de organismos regionales, así como redefinir conceptos de seguridad regional.
Por otra parte y como un compromiso político claro de gran relevancia sobre todo ante los diferendos recientes entre Brasil y Argentina, se determinó que ante las reformas a la ONU y la integración del Consejo de Seguridad, ``nadie se mueva solo''. Además, se planteó que antes de adoptar cualquier decisión, el órgano multinacional consense con todos los países de América Latina.
Anoche, una vez concluidas las reuniones plenarias y luego de la lectura de la declaratoria de Asunción, se decidió anticipar la clausura del encuentro, programada originalmente para la mañana del domingo. Sin embargo, del diálogo que en privado y sólo acompañados de sus cancilleres sostuvieron los diez mandatarios, se derivaron importantes acuerdos de acción conjunta.
La consigna mexicana allí fue que es preferible la discusión al consenso ``si ese era el dilema''. Ello, sobre todo, para encaminar la búsqueda de posiciones conjuntas en foros internacionales y salvar de una vez por todas la costumbre de la votación individual de los países de la región, frente a posiciones concretas y casi siempre abanderadas por las grandes potencias.
Unas horas antes de regresar a México, el presidente Ernesto Zedillo comentó que en conjunción con los planteamientos que hiciera en la apertura de la Cumbre el panameño Ernesto Pérez Balladares, en el sentido de apartar la retórica y las coincidencias forzosas, él planteó a sus homólogos que el Grupo de Río está ya listo para dedicarse a la atención y solución de temas más sustantivos.
De inicio entonces, México presentó a los participantes en el encuentro los primeros documentos que podrían empezar a signarse este mismo año para dar cuerpo a las iniciativas que presentó el año pasado en Cochabamba, Bolivia, sobre el necesario autocontrol de cierto tipo de armamento convencional en la región, así como contra la producción y el tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales relacionados.
La idea es que se acelere el logro de adhesiones a la propuesta y el acuerdo sea llevado ante la Organización de Estados Americanos (OEA), donde ``interesa mucho que participe Estados Unidos''.
En el documento que empezó a distribuir la Cancillería mexicana se postula la necesidad de evitar la creación de fuerzas multinacionales en la región; rechazar cualquier intento de militarizar organismos regionales en vigor o dotar a la Junta Interamericana de Defensa de facultades operativas que ahora no posee, y redefinir el concepto de seguridad regional aplicable a América Latina y el Caribe así como analizar la conveniencia de mantener o no la vigencia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Zedillo fue enfático ante los presidentes del Grupo de Río acerca de la necesidad de realizar a una nueva reunión --concretamente la que tendrá lugar en Chile en abril del próximo año-- después de haber llegado a posiciones conjuntas, para que no ocurra de nuevo lo mismo que con el primer encuentro de este tipo celebrado en Miami en diciembre de 1994.
Ahora, estableció, debe actuarse con una posición estratégica respecto al tema del libre comercio, sobre todo en específico: el surgimiento de nuevas formas de encubrimiento de proteccionismo bajo argumentos laborales y medioambientales, que ahora se usan con frecuencia para frenar las nuevas formas para el intercambio entre los países.
De igual modo, el presidente se refirió a la necesidad de que el Grupo de Río también abordara en esta Cumbre el tema de las reformas de la ONU, y asumiera como principio el rechazo a cualquier gestión individual de cualquier país ante ese organismo. Indicó que México se sujeta a las decisiones de consenso que se adopten en este sentido, pero advirtió sobre los riesgos de aparecer fragmentados y sin una decisión común.
Por ello, en la declaración sobre el tema, los presidentes del Grupo de Río ratifican que la reforma del Consejo de Seguridad debe observar los principios de distribución geográfica equitativa y la igualdad soberana de los Estados.
De acuerdo con Zedillo y no obstante que en rigor la Cumbre restringió sus trabajos formales a sólo un día, el Grupo de Río ha consolidado su carácter de interlocutor de los países de la región, sobre todo al abordar temas ciertamente espinosos y dar así un realce al concepto de lo latinoamericano.
De esta manera, con un sustancial avance ``en el destierro de la retórica'', los presidentes puntualizaron compromisos de carácter regional e incluso, en el caso de Zedillo, se dio tiempo para reunirse con sus homólogos del Grupo de los Tres (México, Colombia y Venezuela) de donde se derivó también la reiteración de que mantiene su validez como mecanismo de consulta y concertación política, complementación económica y cooperación.
Luego, también mantuvo entrevistas bilaterales con Eduardo Frei, de Chile; José María Sanguinetti, de Uruguay; Carlos Saúl Ménem, de Argentina, y el propio Ernesto Samper, de Colombia.
El Presidente llegará la mañana de este domingo a la ciudad de México y al parecer el lunes mismo tendrá una gira por Tabasco.