Crisis, crímenes políticos y corrupción fincaron las derrotas electorales: PRI
Rosa Icela Rodríguez Ť El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) realizó una evaluación de las razones e insuficiencias que le causaron ``pérdida de credibilidad'', y con ello, la derrota en algunos estados en los comicios del 6 de julio: ``El freno a las expectativas de mejoramiento económico y social de la población ante la crisis financiera; los asesinatos políticos y su accidentado proceso e investigación; los recurrentes escándalos de corrupción de servidores públicos, y la incapacidad institucional para frenar la inseguridad pública''.
Las reflexiones de la dirigencia priísta subrayan que la reforma electoral impulsada por el presidente Ernesto Zedillo y por el tricolor ``cumplió el objetivo de hacer más equitativa la competencia entre los partidos y crear nuevos equilibrios de poder'', pero advierte: ``La historia nos demuestra que la reforma política de fondo en condiciones de crisis económica, tiene, en cualquier país del mundo, un costo inevitable para el partido en el poder''.
No obstante, sostiene que ``contra las versiones de los opositores y sus intelectuales orgánicos''... ``si el país está en calma, si los indicadores financieros están respondiendo positivamente, si continúa la confianza internacional en México no es porque la oposición ganó espacios, sino porque a pesar de ello el PRI sigue existiendo y es la fuerza electoral más importante en el país''.
El análisis autocrítico de la Secretaría de Elecciones (antes Acción Electoral) del CEN del PRI, cuyo titular es el diputado Héctor Hugo Olivares Ventura, tiene fecha 22 de agosto de 1997, y plantea los ``antecedentes'', es decir, el marco económico, político y social que prevalecía en México antes del proceso electoral federal del 6 de julio:
``Uno de los factores determinantes en los resultados políticos, sin duda, fue el impacto económico. La crisis financiera con la que inició el actual gobierno ha sido la más severa que hemos sufrido los mexicanos en los últimos 65 años: retiro masivo de capitales, altas tasas de interés, devaluación, desocupación masiva, pérdida del poder adquisitivo de los consumidores y, por ende, irritación y frustración social''.
En la práctica, dice el texto de 30 cuartillas, muchas voces afirmaban que México estaba en quiebra económica y social, el gobierno tuvo que optar por decisiones que no siempre fueron comprendidas. Sin embargo, asumió una actitud responsable y para evitar el colapso y recuperar la estabilidad puso en práctica un doloroso programa de ajuste económico, debiendo tomar medidas drásticas para establecer el equilibrio y mantener, en condiciones totalmente distintas al pasado inmediato, la conducción y la paz social.
Los asesinatos influyeron
El balance también justifica sus resultados en que ``al difícil entorno económico se sumaron una serie de hechos delictivos en los que se vieron involucrados personajes importantes del régimen inmediato anterior: los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, y el enriquecimiento ilícito de otros más, desataron la sensación colectiva de que el sistema político y nuestro partido habían agotado su positiva vigencia en el devenir de la nación''.
El ``documento de trabajo'' que empezó a circular entre los consejeros y dirigentes estatales para su discusión y estudio también indica que, ``aparte, el rezago que el país mantenía en materia política hizo necesaria la democratización del país; enmedio de la crisis económica, el Ejecutivo federal, en alianza abierta, legítima, trans- parente e irrenunciable'', como la calificara el propio presidente Zedillo, con la fracción priísta en el Congreso, impulsó la reforma electoral más trascendente de los últimos tiempos''.
Explica que el gobierno abandona así la rectoría y organización de los procesos electorales quedando éstos a la custodia y responsabilidad de los ciudadanos; las reformas constitucionales y el marco jurídico secundario regulan el proceso en aspectos fundamentales como el del financiamiento público a los partidos políticos, su equitativa participación en los medios masivos de comunicación, la vigencia del sistema de medios de impugnación, que hacen más imparcial, igualitaria y transparente la competencia política.
Comenta que al amparo de la reforma los partidos de oposición realizaron ``una agresiva campaña buscando hacer creer que todos los males del país eran culpa'' del Revolucionario Institucional y aparentando que su solo arribo resolvería de facto los problemas de la nación. Asegura que esta estrategia de comunicación privilegió la descalificación y el descrédito de nuestro partido, y no la propuesta y el debate de las ideas.
Pese a todo, seguimos siendo mayoría...
El análisis comparativo de la Secretaría de Elecciones fue realizado hasta que el Tribunal Electoral dio los resultados totales, incluidos los distritos impugnados por la oposición.
El capítulo titulado ``resultados electorales'' refiere que ``en un escenario en que las oposiciones fincaron su estrategia de campaña en exacerbar el encono social en contra del gobierno y del partido; frente a una tendencia a la baja del voto priísta en las elecciones intermedias inmediatas; con un posicionamiento en encuestas que auguraban, en muchos casos, que el PRI se colocaría como segunda fuerza política nacional''... el PRI siguió siendo la primera fuerza mayoritaria.
Y con gráficas y cuadros precisa resultados: 239 diputaciones, es decir, 39.96 por ciento de la votación nacional, con el apoyo de 11 millones 438 mil 719 sufragios. El 38.48 por ciento de porcentaje por los senadores. De las siete gubernaturas alcanzó cuatro: San Luis Potosí, Sonora, Campeche y Colima; perdiendo en Nuevo León y Querétaro ante el PAN y, en el Distrito Federal, ante el PRD.
Sin embargo, de las diputaciones locales en disputa el PRI alcanzó la mayoría: 64 curules, 59 al PAN y 49 al PRD; en los ayuntamientos: 166 al PRI; el PAN 76 y el PRD 21.
En la ``valoración'' de resultados sostiene que ``2.2 puntos porcentuales en la votación general fue la distancia que separó al PRI del 42.2 de la votación nacional, para conservar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados''.
Los resultados obtenidos arrojan que el PRI ratificó su predominio como primera fuerza, al obtener 55 por ciento de las 300 diputaciones de mayoría relativa, en tanto que el PRD se ubicó como segunda fuerza con 23.33 y el PAN cayó al tercer sitio en las preferencias electorales con 21.33 por ciento.
Insuficiente comunicación
Otra de las críticas que hace es que ``debe reconocerse que la campaña en medios... no logró impactar con la fuerza necesaria en el segmento de los electores potenciales, para convencerlos de que las medidas económicas adoptadas por el gobierno garantizan el rumbo y la certidumbre para una recuperación económica sostenida''.
Aparte, ``mostró insuficiencia para posicionar al partido como agraviado y demandante principal del esclarecimiento de los crímenes políticos y, sobre todo, para deslindar al partido de los actos de corrupción de reales y supuestos militantes priístas''.
Igualmente se evidenció poca eficacia en la tarea de comunicación social con los medios y, por ende, con la opinión pública sobre las particularidades de nuestra oferta política y el desarrollo de las campañas.
Puso de ejemplo el caso del DF, donde las encuestas nos llegaron a colocar en tercer lugar de preferencias, se acusó retraso en la nominación del candidato a la jefatura de gobierno y fallas en la prospectiva electoral en la que no se estimó, en su real dimensión, el crecimiento atípico del PRD.
Por lo anterior, recomendó: ``La necesidad de contar con una estrategia político-electoral de largo plazo que dé consistencia y profesionalización a la acción partidista, al margen de los cambios constantes de la dirigencia nacional''. Este comentario se hace justo a unos días de que se realice el relevo.